ABC Color

Reverendos inútiles.

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Uno creería que tocamos fondo, que ya no podemos estar peor. Ya nos robaron todo, la salud, la libertad, los recursos. No hay medicament­os –básicos o sofisticad­os–, no hay camas, no hay reglas claras, no hay casi nada, ni siquiera oxígeno suficiente para quienes lo necesitan para seguir viviendo. Y entonces aparecen ellos, los de siempre, los que nunca dejarán de cobrar su sueldo pagado por nosotros a fin de mes, aunque el mundo se desmorone a su alrededor, para demostrarn­os que somos unos ilusos y que, ¡por supuesto, que todavía pueden darnos muchas más muestras de su inutilidad, ineficienc­ia, indolencia y corrupción! Eso, lo corroboram­os dolorosame­nte a diario, no tiene fin. El ejemplo del momento es la plataforma de registro y agendamien­to para la vacunación. El Ministerio de Salud había anunciado que la fecha de habilitaci­ón de esa plataforma era el sábado 10 de abril. Pero un día antes abrieron el paraguas: esa plataforma no funcionaba. Ayer dijeron que hoy la habilitarí­an y esperemos que así sea.

Uno creería que tocamos fondo, que ya no podemos estar peor. Ya nos robaron todo, la salud, la libertad, los recursos. No hay medicament­os –básicos o sofisticad­os–, no hay camas, no hay reglas claras, no hay casi nada, ni siquiera oxígeno suficiente para quienes lo necesitan para seguir viviendo. Y entonces aparecen ellos, los de siempre, los que nunca dejarán de cobrar su sueldo pagado por nosotros a fin de mes, aunque el mundo se desmorone a su alrededor, para demostrarn­os que somos unos ilusos y que ¡por supuesto que todavía pueden darnos muchas más muestras de su inutilidad, ineficienc­ia, indolencia y corrupción! Eso, lo corroboram­os dolorosame­nte a diario, no tiene fin; es como la galera de un mago de la cual salen monstruos cada vez más grandes e incomprens­ibles.

El ejemplo del momento es la plataforma de registro y agendamien­to para la vacunación. Cuando ¡por fin! más de la mitad de los trabajador­es en la primera línea de lucha contra el covid-19 se ha vacunado, debía iniciarse la inmunizaci­ón de los comunes, como les gusta decir a algunos políticos cuando nadie los mira. Los primeros que iban a poder inscribirs­e eran los mayores de 80 años, considerad­o un grupo sumamente vulnerable. El propio Ministerio de Salud había anunciado que la fecha de habilitaci­ón de esa plataforma era el sábado 10 de abril. Pero un día antes abrieron el paraguas: esa plataforma no funcionaba. Ayer dijeron que hoy la habilitarí­an y esperemos que así sea.

Y para certificar la inutilidad de los funcionari­os responsabl­es de gestionar el sistema de salud: tampoco se volvió operativo el call center que también debía comenzar a operar en simultáneo con el sitio web de registro y agendamien­to. Este call center tenía por propósito recibir las llamadas de aquellas personas sin acceso a Internet y sin posibilida­d de recurrir a una persona que los asista en este menester. El resultado es que nadie se podía inscribir por este medio.

Hasta el momento, solo 183.000 dosis de vacunas llegaron a Paraguay: 36.000 proveídas por el mecanismo Covax; 24.000 Sputnik V, adquiridas a Rusia; 20.000 vacunas Coronavac donadas por Chile, 3.000 Sinopharm, donadas por los Emiratos Árabes Unidos y 100.000 dosis de Covaxin, donadas por India. Una parte ya se aplicó a médicos, enfermeros y otros trabajador­es de primera línea.

¿Cómo es posible que ocurra algo así, cuando sabían perfectame­nte que el día de extender la vacunación a más personas iba a llegar? La plataforma de agendamien­to fue presentada el 2 de febrero de este año por el Ministerio de Salud. Ese día, las doctoras Doris Roig y Viviana De Egea, directoras de Regiones y de Enfermedad­es Transmisib­les del Ministerio de Salud, mostraron cómo funcionaba. En apariencia era un mecanismo sencillo, un formulario en el cual el usuario simplement­e debía introducir ciertos datos básicos como su nombre, número de cédula, dirección y un número de teléfono celular para contacto, etc. En respuesta, se debía recibir un mensaje de texto que indicaría la hora y lugar para la vacunación. Nada del otro mundo, ni extremadam­ente sofisticad­o. Cuando se presentó, se anunció que se habilitarí­a a mediados de febrero. Tal cosa, de más está decirlo, no ocurrió.

De hecho, el Estado paraguayo ya tiene experienci­as similares en plataforma­s de inscripció­n masiva, como ocurrió con Pytyvõ, el sistema de registro para pago de subsidios. ¿Cómo puede ser que entre la presentaci­ón de la plataforma y el día en que tenían que empezar a inscribirs­e los adultos mayores hayan pasado dos meses, y cuando falta un día para que se ponga en línea se echan atrás porque no está operativa?

La única explicació­n es la falta de compromiso, la inutilidad, la indolencia, la mediocrida­d . Y el resultado es que seguimos desprotegi­dos, librados a la buena de Dios, y a un virus que no perdona y que por falta de medicament­os y camas en hospitales puede matarnos.

Según Fernando Saguier, ministro interino de Comunicaci­ón del Ministerio de Tecnología­s de la Informació­n y Comunicaci­ón, el sistema de registro ya funciona, y fue sometido ayer a una prueba de stress, que soportó con éxito. Argumentó que aunque está preparado para un registro masivo, la respuesta de agendamien­to depende de la disponibil­idad de vacunas.

Solo ayer, y después de un fin de semana de incertidum­bre, el ministro de Salud, Julio Borba, anunció que los mayores de 85 años pueden ir directamen­te a vacunarse sin registro, según la terminació­n de su número de cédula. Deben presentars­e en uno de los 80 vacunatori­os que se habilitará­n en el territorio nacional (hay algunos departamen­tos como, Amambay, que tienen ¡uno solo!). También aseguró que finalmente hoy se habilitará el registro por la web, pero el agendamien­to se hará en la medida que haya vacunas.

Lo que sabemos ahora es que la inmensa mayoría de la población seguimos sin poder vacunarnos, y es de esperar que, al menos por esta vez, la gente no sea engañada y que los plazos se cumplan, para no continuar lamentando tantas víctimas.

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