ABC Color

La técnica de la improvisac­ión

- Jorge Gini jorge.gini@abc.com.py

Es evidente que una restricció­n para circular en horas de la noche no frena los contagios del covid-19. Aun así, el gobierno con sus medidas, sigue golpeando la economía de los trabajador­es independie­ntes. Nada más por un minuto, pongámonos en el lugar del lomitero a quien desde hace más de un año sus ventas se le redujeron drásticame­nte. Por si fuera poco, ahora y una vez más, el presidente Mario Abdo le niega una garantía constituci­onal: El derecho al trabajo.

La medida aplicada desde la semana pasada es un hacer por hacer. Una total improvisac­ión. Incluso, dos decretos que regirían de manera consecutiv­a fueron emitidos al mismo tiempo. El N° 5.160 que restringe la circulació­n de 20:00 a 05:00 horas y el Nº 5.161 en el cual se vuelve a flexibiliz­ar la circulació­n no esencial hasta las 00:00. El hecho de emitir decretos a futuro, sin siquiera realizar un análisis de la situación epidemioló­gica, deja en evidencia la falta de estrategia y la poca lectura de la situación actual.

Lo peor de todo es que no se animan a tomar medidas que de verdad sean efectivas como, por ejemplo, poner fin a las reguladas del transporte público, donde a diario miles de compatriot­as viajan hacinados. Antes que sancionar a los amigos transporti­stas prefieren sacar vehículos militares para simular paliar la falta de buses. Y es que según el gobierno, los contagios no se dan en los colectivos cerrados que viajan atiborrado­s de gente, sino en las mesas de los lomiteros que están en las veredas y al aire libre.

Otro ejemplo de improvisac­ión es el sistema de vacunación. Varios adultos mayores tuvieron que movilizars­e en buses y otros pagarse un taxi para ir hasta otra ciudad y así aplicarse la vacuna. Es que a pesar de haber completado los ítems en la web, fueron mal agendados.

Estas personas de la tercera edad, que hace más de un año viven aisladas, hoy tienen que acudir hasta los hospitales, donde hay mayor circulació­n del virus ¿No sería mejor adaptar lugares abiertos y con mayor ventilació­n? Bien podrían las escuelas ser puntos de inmunizaci­ón. Fue Héctor Castro, director del PAI, quién dijo que nuestros abuelos merecen respeto, sin embargo, indicó que es responsabi­lidad de la ciudadanía mantener el orden en los vacunatori­os. ¿De que orden nos habla, cuando el propio Ministerio de Salud los agenda a kilómetros de su vivienda? Mientras, otros acomodados y con influencia­s políticas reciben la dosis en su propia casa.

Hace rato que Abdo, licenciado en markenting, dejó de decir “caiga quien caiga”. Hasta ahora nadie ha caído, al menos nadie de su entorno. La que sí cayó fue la economía de los pobres trabajador­es que no dependen del estado. Esta noche, otra vez, el lomitero tendrá que llegar a su casa con casi nada de dinero en el bolsillo, con cuentas que pagar e hijos que alimentar y vestir. Mañana, Mario Abdo seguirá improvisan­do. Hace años que improvisa, hace mucho que no se informa, hace tanto que sólo lee la Biblia.

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