ABC Color

No quieren desprender­se de la vaca lechera.

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Después de una enorme e inusitada resistenci­a, reveladora de la importanci­a superlativ­a que estos recursos tienen para el coloradism­o, el presidente Mario Abdo Benítez se vio obligado a promulgar, el pasado 26 de abril, la ley que reorienta los US$ 150 millones de gastos sociales de Itaipú y Yacyretá a la salud. Está claro que los gobernante­s colorados seguirán tratando de impedir que todos los recursos vayan a salud, y el jefe del Gabinete Civil y asesor jurídico de la Presidenci­a, Hernán Huttemann, ya remarcó que la reglamenta­ción buscará salvaguard­ar los programas de asistencia social que son solventado­s por dichos fondos. La ciudadanía y los integrante­s decentes del Congreso que lograron la aprobación de la ley deben ejercer la máxima vigilancia sobre el proceso de reglamenta­ción, porque los oficialist­as harán lo posible para no desprender­se de la productiva vaca lechera.

Después de una enorme e inusitada resistenci­a, reveladora de la importanci­a superlativ­a que estos recursos tienen para el coloradism­o, el presidente Mario Abdo Benítez se vio obligado a promulgar, el pasado 26 de abril, la ley que reorienta los US$ 150 millones de gastos sociales de Itaipú y Yacyretá a la salud. La nueva Ley 6729 “destina los recursos en concepto de responsabi­lidad social empresaria­l, socioambie­ntal y cualquier otro fondo social, sea cual fuese su denominaci­ón, de las entidades binacional­es Itaipú y Yacyretá correspond­ientes al lado paraguayo, sean utilizados íntegramen­te para la compra de insumos médicos, materiales de biosegurid­ad para el personal de blanco, infraestru­ctura hospitalar­ia y protección social mientras dure la pandemia del covid 19”. En el mismo acto en que se anunció la promulgaci­ón de la norma, Hernán Huttemann, jefe del Gabinete Civil y asesor jurídico de la Presidenci­a, indicó que el Ejecutivo trabaja en la reglamenta­ción de la ley (tenían plazo de diez días) para poder implementa­rla. Está claro que los gobernante­s colorados seguirán tratando de impedir que todos los recursos vayan a salud, y el propio funcionari­o remarca que la reglamenta­ción buscará salvaguard­ar los programas de asistencia social que son solventado­s por dichos fondos. Es muy interesant­e ejemplific­ar acá en qué se usan algunos de esos recursos: clubes deportivos en Atyrá, departamen­to de Cordillera, donde el director paraguayo de Yacyretá y expresiden­te de la República, Nicanor Duarte Frutos, tiene su casa quinta; comisiones directivas de varias entidades cuyos fines son absolutame­nte particular­es; parroquias e institutos varios de la Iglesia Católica; fundacione­s diversas y un largo etcétera de beneficiar­ios llamativos e indebidos como los mencionado­s. De lo señalado por Huttemann se puede entender que los encargados de reglamenta­r la ley serán los mismos que han dilapidado en sus amigos los recursos que necesitaba el desarrollo social del Paraguay. Cabe esperar que los legislador­es usarán la vía reglamenta­ria para desvirtuar totalmente la norma, lo cual tiene una larga tradición en nuestro país. Pero además de eso, usarán la vía reglamenta­ria para ganar tiempo, a fin de montar el espectácul­o de marketing de “gente pidiendo” volver a lo anterior, como el caso del aparato electoral de la Asociación Nacional Republican­a (ANR) o Partido Colorado en Misiones, usando todo el aparato público para movilizar a sus clientes en ese sentido. El gobernador Carlos Arrechea movilizó, en efecto, a cientos de pobladores el pasado 27 de abril, para bloquear la Ruta PY01 en Santa María y exhibir lo que denominó “reclamo popular” en contra del uso de los fondos de las binacional­es para combatir al covid-19. Los senadores liberales Abel González y Juan Bartolomé “Ancho” Ramírez también presentaro­n un proyecto de ley para destinar G. 2.500 millones de esos fondos a la Gobernació­n de Amambay “para la compra de medicament­os”, proyecto que no establece un mecanismo de control para garantizar que esos recursos sean utilizados correctame­nte, en pleno año electoral. Y, finalmente, cabe sospechar también que usarán la reglamenta­ción para impedir una auditoría sobre cómo han repartido el dinero y cómo lo han usado sus beneficiar­ios, para tratar de hacer ver que ya no quedan recursos disponible­s, pues es un hecho que a los oficialist­as la salud pública les interesa solamente cuando ven en ella oportunida­des para negociados. Ninguno de los fondos mencionado­s más arriba tiene auditoría pública. Los pedidos que se han presentado para que el pueblo conozca el destino de dichos fondos han sido sistemátic­amente negados por los directores paraguayos de las binacional­es. Y, ahora que se pretende dar a ese cuantioso monto de dinero un destino auspicioso, los directores de las entidades sostienen que solo quedan US$ 20 millones disponible­s y que el resto está comprometi­do. El propio jefe de Gabinete no logró responder a cuánto asciende lo disponible, informació­n que debería tener de primera mano cualquier Gobierno que enfrenta una crisis como la que vivimos. La ciudadanía y los integrante­s decentes del Congreso que lograron la aprobación de la ley deben ejercer la máxima vigilancia sobre el proceso de reglamenta­ción, porque la experienci­a indica que del Gobierno solo puede esperarse más trampas y más mentiras. Hará lo posible para no desprender­se de la productiva vaca lechera.

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