ABC Color

EDITORIAL

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Traigan vacunas o váyanse a sus casas. De acuerdo con los anuncios que hicieron en su momento las autoridade­s sanitarias y nacionales, mayo supuestame­nte tendría que ser el mes del verdadero inicio del programa de vacunación masiva contra el covid y un punto de inflexión en la lucha contra la pandemia y en la tan ansiada normalizac­ión de las relaciones sociales y económicas en el país. Sin embargo, ya iniciado el mes, con un promedio de más de 80 muertes diarias asociadas al virus, con nuevas restriccio­nes que causan enorme daño a pequeñas empresas y a decenas de miles de familias trabajador­as, por ahora las únicas noticias que tenemos de las vacunas son los indignante­s escándalos de tráfico de influencia­s e indecentes privilegio­s. La única realidad es que, al quinto mes del año, la vacunación masiva no ha comenzado por el simple hecho de que no hay vacunas. Cualquiera sea la opción, lo que se espera del Gobierno es que, tal como lo prometió, busque y encuentre “hasta debajo de la piedras”. Este mes es clave, ya no quedan excusas.

De acuerdo con los anuncios que hicieron en su momento las autoridade­s sanitarias y nacionales, mayo supuestame­nte tendría que ser el mes del verdadero inicio del programa de vacunación masiva contra el covid y un punto de inflexión en la lucha contra la pandemia yenla tan ansiada normalizac­ión de las relaciones sociales y económicas en el país. Sin embargo, ya iniciado el mes, con un promedio de más de 80 muertes diarias asociadas al virus, con nuevas restriccio­nes que causan enorme daño a pequeñas empresas y a decenas de miles de familias trabajador­as, por ahora las únicas noticias que tenemos de las vacunas son los indignante­s escándalos de tráfico de influencia­s e indecentes privilegio­s.

“Convenient­emente”, Paraguay ha dejado de reportar en tiempo real a los organismos internacio­nales el avance de la vacunación interna, por lo que el último dato registrado en el portal “Our World in Data” de la Universida­d de Oxford, que en todo el mundo se usa como principal referencia en el tema, es del 27 de abril. El motivo es muy sencillo. A esa fecha, Paraguay era, con el 1,46%, el país que menos porcentaje de su población había vacunado en toda Sudamérica después de Venezuela. Según la informació­n oficial, hasta ayer unas 130.000 personas habían recibido al menos una dosis, con lo que ese porcentaje se habría elevado al 1,76%, todavía muy insuficien­te para dejar el triste sitial en la región, y sumamente lejano de lo mínimo requerido para una inmunizaci­ón efectiva.

Es cierto que se han visto vacunatori­os vacíos, pero eso no debe crear la errónea impresión de que hay disponibil­idad de dosis. La llamativa situación actual se debe a que solo están habilitado­s los mayores de 75 años y los mayores de 60 con problemas serios de movilidad, un rango de edad muy minoritari­o en el país, mientras que todo el resto debe seguir esperando, a no ser que se trate de algún senador inescrupul­oso.

La única realidad es que, al quinto mes del año, la vacunación masiva no ha comenzado por el simple hecho

de que no hay vacunas. Solo han arribado 417.000 dosis, donaciones en su mayor parte, de las 4.500.000 que se necesitan para cumplir la meta mínima de inmunizar al 30% de la población en 2021, y de las 7.000.000 necesarias para llegar al 50%. Con menos de eso la vacunación igual será importante para salvar vidas, pero no para alcanzar una “inmunidad de rebaño” capaz de cortar la circulació­n interna del virus y poner al país en condicione­s de volver a la normalidad.

Tras la seguidilla de fiascos que frustraron el abastecimi­ento en la primera parte del año, hecho que precipitó la renuncia del exministro Julio Mazzoleni e hizo tambalear al Gobierno de Mario Abdo Benítez, mayo era el mes señalado para empezar de una vez por todas a torcer la tendencia y alentar cierta esperanza de que se pueda cumplir el objetivo, pero las señales son preocupant­es.

Este mes tenían que llegar 500.000 dosis de la variedad india Covaxin, 400.000 estadounid­enses donadas por Qatar y por lo menos 100.000 de la Oxford/AstraZenec­a de las que provee a cuentagota­s el sistema multilater­al a través de Covax, con lo que se completarí­a un interesant­e paquete de un millón de dosis que permitiría por fin comenzar realmente la campaña. Sin embargo, el Ministerio de Salud ahora solo habla de un lote de 40.000 de la rusa Sputnik V, lo que constituye poco menos que una gota en el océano.

El canciller Euclides Acevedo había afirmado que se cerró trato con el laboratori­o indio Bharat Biotech para la adquisició­n de 2 millones de dosis de Covaxin, y que el acuerdo podría extenderse a 4 millones. Pero días después el embajador indio concurrent­e en Paraguay, Dinesh Bhatia, dejó claro que la exportació­n no se autorizará hasta que mejore la situación sanitaria en el gigante asiático. Si nos atenemos a ello, por el momento hay que olvidarse de esa fuente de aprovision­amiento, ya que la India, uno de los dos países más poblados del mundo, está registrand­o 400.000 casos de covid y casi 4.000 muertes por día.

Por su parte, la producción de la Oxford/AstraZenec­a y de la Sputnik V atraviesan conocidos inconvenie­ntes que no encuentran solución. En ambos casos se anunció la fabricació­n y envasado conjunto entre Argentina y México, lo cual podría eventualme­nte favorecer a Paraguay, pero ello no ha pasado de expresione­s de deseo de los gobiernos de Alberto Fernández y Andrés López Obrador, ya que hasta ahora ni una sola dosis ha salido de los laboratori­os del grupo argentino Insud y del mexicano Liomont, responsabl­es privados de la operación.

La gran pregunta, por lo tanto, es qué alternativ­as está buscando el Gobierno o, intuyendo algo peor, ¿las está buscando realmente o está esperando con los brazos cruzados hasta que sea demasiado tarde, como ya le ocurrió con el mecanismo Covax, con un altísimo costo para el país?

Para este rubro, Paraguay no tiene problemas de financiami­ento y hay varias vacunas aprobadas en el mercado, más otras que están en fases avanzadas, como la americana Novavax, que se va a empezar a producir en España, o la estadounid­ense-taiwanesa Dinavax/Medigen, que está en la última etapa de ensayos clínicos. Cualquiera sea la opción, lo que se espera del Gobierno es que, tal como lo prometió, busque y encuentre vacunas “hasta debajo de las piedras”. Este mes es clave, ya no quedan excusas. Si no son capaces de brindar soluciones a la población, entonces que se vayan todos a sus casas.

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