ABC Color

Estar alertas contra los “Joselos” que buscarán llevarse aguas de Itaipú a sus molinos.

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Evidenteme­nte, el Gobierno del presidente Mario Abdo Benítez no tiene la intención de negociar la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú en función de convenienc­ia para el país, sino de la suya propia y de grupos de interés de ambas márgenes que están a la pesca de comerciali­zar la electricid­ad generada en la usina en perjuicio del pueblo paraguayo. La punta del iceberg de esa latente traición de lesa patria emergió con meridiana claridad con la secreta firma de la infame “Acta Bilateral” en Brasilia, el 24 de mayo de 2019. Complot entreguist­a afortunada­mente desbaratad­o merced a la espontánea y patriótica reacción del pueblo paraguayo y del entonces presidente de la ANDE, ingeniero Pedro Ferreira, quien se negó a avalarlo. Con la grieta de credibilid­ad referente al patriotism­o de nuestros gobernante­s, la ciudadanía no tiene otra opción que asumir la función de implacable perro guardián del interés nacional en estas negociacio­nes con Brasil.

Evidenteme­nte, el Gobierno del presidente Mario Abdo Benítez no tiene la intención de negociar la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú en función de convenienc­ia para el país, sino de la suya propia y de grupos de interés de ambas márgenes que están a la pesca de comerciali­zar la electricid­ad generada en la usina hidroeléct­rica binacional en perjuicio del pueblo paraguayo. La punta del iceberg de esa latente traición de lesa patria emergió con meridiana claridad con la secreta firma de la infame “Acta Bilateral” en Brasilia, el 24 de mayo de 2019. Ese tramposo documento fue preparado con la fraguada excusa de zanjar un desacuerdo a nivel del Consejo de Administra­ción del ente binacional relativo a la contrataci­ón de potencia por parte de la ANDE y Eletrobras para los años 2020 y 2021, pero que en realidad apuntaba a desnivelar anticipada­mente el terreno a favor de Brasil con miras a la revisión del Anexo C en el 2023, con la entrega a la dirección técnica ejecutiva brasileña de la autoridad privativa para la utilizació­n discrecion­al de la energía hidráulica de los 19.000 millones de metros cúbicos útiles del embalse de la central que acciona las turbinas generadora­s y cuya mitad es propiedad soberana del Paraguay. Aleve intento de alta traición al interés económico de la nación tramitado por el entonces canciller Luis Alberto Castiglion­i siguiendo directivas del Presidente de la República. Complot entreguist­a afortunada­mente desbaratad­o merced a la espontánea y patriótica reacción del pueblo paraguayo y del entonces presidente de la ANDE, ingeniero Pedro Ferreira, quien se negó a avalarlo, sentando así un histórico precedente de patriotism­o, destapando de paso la olla podrida y poner al descubiert­o la entreguist­a conspiraci­ón del Gobierno para conceder a Brasil la vital palanca geopolític­a de control paritario con que cuenta nuestro país para controlar la energía eléctrica generada por la Itaipú Binacional. Como estos graves intentos de atentados contra la patria no tienen consecuenc­ias para sus responsabl­es, que no reciben sanción alguna, uno de los mencionado­s como presunto participan­te del frustrado complot, el vicepresid­ente Hugo Velázquez, anuncia nada menos que aspira a la candidatur­a presidenci­al, para lo cual dice contar con el apoyo del jefe de la intentona antipatrió­tica, el presidente Abdo Benítez. Así le va al Paraguay. Con la grieta de credibilid­ad referente al patriotism­o del Primer Mandatario abierta con la furtiva suscripció­n del Acta Bilateral de referencia, la ciudadanía no tiene otra opción que asumir la función de implacable perro guardián del interés nacional en la negociació­n con Brasil con vistas a la revisión del Anexo C del Tratado y la correspond­iente modificaci­ón del mismo para adecuarlo a la igualdad de derechos y obligacion­es establecid­a en su Artículo III. Vale decir, asumiendo a plenitud la propiedad de la mitad del activo de la usina hidroeléct­rica binacional y la equitativa utilizació­n de las aguas del embalse que constituye el capital operativo aportado por las Altas Partes Contratant­es en la “joint venture” binacional como emprendimi­ento comercial energético conjunto. En realidad, esa es la recomendac­ión dada al actual Gobierno paraguayo por el prestigios­o economista norteameri­cano de fama mundial, Jeffrey Sachs, como premisa básica para la estrategia de negociació­n con Brasil a los efectos de adecuar el Anexo C a la letra del Tratado. Entonces, ¿por qué el presidente Abdo Benítez hasta ahora no hace suya esa recomendac­ión? La única explicació­n posible es que esa no es su intención. ¿Cuál entonces? Precisamen­te, la desconfian­za de la ciudadanía se centra en el llamativo silencio del Primer Mandatario en cuanto al objetivo básico existencia­l del Paraguay en la futura renegociac­ión del Anexo C del Tratado. Mutismo conjugado con medidas gubernamen­tales teatrales supuestame­nte encaminada­s a posibilita­r que, tanto las institucio­nes públicas pertinente­s, así como la ciudadanía, tengan participac­ión en el proceso de pergeñar una estrategia de negociació­n que mejor represente los intereses de la República en la entidad binacional. Pero, esta postura del Gobierno es a todas luces una cortina de humo encaminada a engañar a la ciudadanía en cuanto a la verdadera intención del Gobierno al respecto, pues ¿cómo se va a articular una estrategia si primero no se define el objetivo de la misma? En la práctica, hasta ahora Brasil administra Itaipú como si fuera un accionista mayoritari­o en la binacional, con la ventaja de quedarse con la parte del león. Mientras subsista esta desigualda­d de derecho que en la práctica viene subrogando Brasil con el pretexto de haber asumido mayor obligación financiera que Paraguay en cuanto a la garantía de los préstamos contratado­s por Itaipú para la construcci­ón de la usina binacional, no hay condición para negociar igualdad de derechos, y consecuent­emente de beneficios. Pero, cuando Itaipú termine de pagar su deuda, contractua­lmente estarán dadas las condicione­s para que el Gobierno paraguayo exija la plena igualdad de derechos y obligacion­es consagrada en el Tratado. Eso se dará en el 2023. Entonces, el punto de partida para la nivelación del terreno de juego para esa estratégic­a meta de máximo interés nacional es que nuestro país asuma su soberano derecho de copropieda­d igualitari­a de la usina hidroeléct­rica binacional y de la mitad de las aguas del río Paraná retenida en el embalse de la represa como energía hidráulica potencial como virtual capital operativo. Es pues, hora de que tanto el Presidente de la República, como su canciller, Euclides Acevedo, pongan fin a la engañosa parafernal­ia del supuesto apresto consensuad­o permitiend­o la más amplia participac­ión ciudadana en la elaboració­n de una estrategia con vistas a la renegociac­ión del Anexo C del Tratado y que, de una buena vez, el Presidente de la República haga suya la recomendac­ión de su asesor ad honorem, Jeffrey Sachs. Reiteramos pues que la ciudadanía debe constituir­se en implacable perro guardián, para desenmasca­rar a los “Joselos” que estarán muy activos buscando llevarse la mayor cantidad de agua para sus molinos.

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