Señor de la naturaleza
Después del discurso de las parábolas, que hemos leído el domingo pasado (13), el evangelista muestra cuatro milagros: el de hoy, cuando Cristo domina el furor del viento y del mar, y del domingo siguiente (27), cuando se nos presentará dos milagros más.
El evangelio de Marcos tiene como finalidad trascendente contestar la pregunta: ¿quién es Jesús? Él lo va mostrando como Señor de la naturaleza, pero también de la Historia y de todos los corazones.
Jesús mandó a los apóstoles cruzar al otro lado del lago, porque se iba haciendo noche. De repente, durante la travesía, se desató un fuerte vendaval, las olas entraban en la barca y todo indicaba que iría
Mc 4,35 - 41 a naufragar. Desesperados por la posibilidad de hundirse y de morir ahogados, empezaron a gritar, pidiendo a Cristo, que parecía dormir en la popa, que hiciera cualquier cosa para resolver el problema.
“Esta travesía del mar es la figura de lo que a todos nos ocurrirá en el seguimiento de Jesús. Y vendrá el temporal precisamente cuando Jesús duerma, o sea, cuando parezca que nos deja solos. Esta crisis, sin embargo, es la condición necesaria para llegar a la otra orilla, es decir, a una fe más firme y clara”. (Biblia Pastoral)
Nuestra vida es como un viaje en un mar con tempestades pequeñas y grandes, previsibles e imprevisibles, y con frecuencia, sentimos que nuestros recursos no son suficientes para salir de modo victorioso de tantas turbulencias. Como los apóstoles gritamos: “Maestro, ¿no te importa que nos ahoguemos?”.
Sí, para el Maestro importa que nos ahoguemos, y Él es el primer interesado en que no pase esto.
Delante de la súplica medio escandalosa de sus seguidores Jesús toma una actitud, con la autoridad que tiene, ya que es la segunda Persona de la Santísima Trinidad: increpó al viento, y mandó que las aguas se calmaron.
Y les hizo dos contundentes preguntas: por qué tienen miedo y por qué no tienen fe.
Es hora que tomemos otra posición, pues Jesús es el Señor de la naturaleza, de la Historia y de todos los corazones, nosotros navegamos entre vendavales y Él, aunque parezca que duerme, está presente y actúa en favor nuestro.
Sin embargo, debemos permitir que su enseñanza cambie nuestra mentalidad y nuestras acciones, que sea nuestro único Señor y la referencia más notable de nuestras decisiones. De no ser así, probablemente, el barco de nuestra vida se hundirá en un miserable egocentrismo.
Además, hoy, Día de los Padres, a todos les enviamos nuestra bendición.
Paz y bien