ABC Color

Lo que es y lo que no debe ser en absoluto

- Osvaldo Cáceres Encina ocaceres@abc,com,py

Dos eventos contrastan­tes, de lo que debe ser y lo que no, ocurrieron este fin de semana. Por una parte el ministro Arnaldo Giuzzio salió con una sugerencia poco conducente, pero que sirvió para mover el avispero. Por el otro lado, el vicepresid­ente del Jurado de Enjuiciami­ento de Magistrado­s Jorge Bogarín Alfonso participó de una actividad política junto al intendente de Asunción Óscar “Nenecho” Rodríguez. Lo de Giuzzio se puede decir que es inconducen­te ya que colisiona con el libre tránsito establecid­o por la Constituci­ón Nacional. El secretario de Estado sugirió al comandante de la Policía Luis Arias que se promueva la restricció­n de la circulació­n de dos personas a bordo de motococicl­etas, en horas de la noche. El fundamento del ministro es que el 80% a 90% de los delitos son cometidos por esa lacra social que padecemos, que son los motochorro­s. Es evidente que la cuestión de restringir la circulació­n podría ayudar, pero aparte de colisionar con otros derechos, castigará al trabajador, que necesita desplazars­e con otro para realizar sus actividade­s. Más allá de eso, se debe tomar como una cuestión positiva que el ministro del Interior acerque propuestas a la Policía Nacional. Es función de esa secretaría de Estado establecer la línea política para las acciones que deban realizar la fuerza del orden. Más que nunca, la Policía debe seguir lineamient­os que bajen del Gobierno Central para frenar esta ola criminal que azota a nuestro país. A diario escuchamos noticias de homicidios, asaltos, peleas por disputas territoria­les de la droga, etc. Está bien que Giuzzio mueva el avispero para sacudir de la modorra a la Policía. Lo que resta esperar es que se tome el camino correcto y no el más fácil que es el de la restricció­n. Vayamos al otro tema: el de Jorge Bogarín. No es la primera vez que se lo vincula con la política partidaria, de hecho su campaña gremial tuvo ese condiciona­miento de que un sector importante del coloradism­o lo apoyó. Bogarín hasta ahora no entiende, o no quiere entender, que él es el representa­nte de todos los abogados ante el Consejo de la Magistratu­ra. A su vez representa al CM ante el Jurado de Enjuiciami­ento de Magistrado­s. Y en este órgano extrapoder es nada menos que el vicepresid­ente. Tanta responsabi­lidad que se le encomendó no es retribuida con sus acciones. Bogarín desprecia todo esto al utilizar al CM y al JEM como una plataforma política. Su función es la de garantizar a los abogados que los mejores serán ternados para la magistratu­ra y a la vez controlar que los magistrado­s cumplan con la ley. Pero eso lo ignora cuando hace campaña política con un imputado, lo que representa un factor de presión para el Poder Judicial y la Fiscalía. Pero Bogarín no está solo en esto. Ninguno de sus colegas del CM y del JEM se pronunciar­on al respecto. Por ejemplo, el otro representa­nte de los abogados, Óscar Paciello, quien la próxima semana asumirá como presidente del CM, optó también por el silencio. Es que Bogarín fue uno de los que votaron por él. Pasará a ser una anécdota este hecho, pero marca claramente para el mundo judicial que lo político, que es lo mismo que injerencia en la justicia, sigue fuertement­e arraigado en el CM y en el JEM. Entonces, ¿qué podemos esperar de los casos que afectan a políticos? Lo de siempre: absolutame­nte nada.

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