“Paraguay visto desde Europa”
Gracias a los editores Julio César Frutos y Joaquín Lomas López, tenemos ahora “Paraguay visto desde Europa”. Contiene el estudio y las reflexiones de Eligio Ayala cuando estuvo en Europa entre los años 1911 y 1919. Se dedicó por entero a la investigación filosófica, política, económica, en distintas universidades que le servirían para engrandecer a su patria desde el ministerio de Hacienda y la Presidencia de la República. Es sabido que Ayala nunca buscó el aplauso fácil con palabras que alaguen a los poderosos. Era demasiado grande como para arrastrarse a los pies de nadie. No le interesaba ser “caudillo a lo Paraguay”, rodeado de mendicantes alrededor del dinero. Fue pobre, pero buscaba que su país fuera rico material e intelectualmente. Luchaba con ferocidad contra la corrupción convencido de que el Paraguay nunca levantaría cabeza con la inmoralidad, sin contar el desprestigio internacional, otro gran enemigo del desarrollo interno. Cuando desde afuera nos miran con lástima o con desprecio, muchas son las oportunidades que perdemos. Como hoy con las vacunas por las que ya se habían abonado un montón de dinero pero llegan a cuentagotas. No tenemos autoridad para reclamar, nadie nos respeta; mientras tanto, se suman a diario los fallecimientos. Pagamos un precio muy alto por la inconducta de las autoridades, en todos los órdenes. En “Paraguay visto desde Europa”, Eligio Ayala nos hace llegar sus padecimientos frente a los comentarios que lee y escucha acerca de su país. Aunque desvencijada, uno le quiere a su patria y duelen los comentarios, en general despiadados. “No se me acuse –expresa Eligio Ayala– de complacerme en rebajar la situación exterior del Paraguay, y en exagerar la pequeñez de su prestigio. Al constatar estos hechos, la vergüenza se hunde en mi pecho como un puñal, el rubor sube a mis mejillas y un sentimiento de tierna compasión se precipita hacia mi patria, como en onda luminosa y larga”. Eligio Ayala nació el 4 de diciembre de 1879 en Mbuyapey, departamento de Paraguarí. Para muchos estudiosos fue el mejor presidente que tuvo el Paraguay. Le distinguieron su honestidad y firmeza moral en el manejo del negocio público. Su sólida formación contribuyó para que fuera enteramente útil al país en momentos de necesidades extremas: Ordenar las finanzas, pacificar la República y prepararla para una guerra internacional. En abril de 1911 desembarcó en París y luego estudió en Alemania Finanzas, Economía, Sociología, Filosofía. Con motivo de la Primera Guerra Mundial, se trasladó a Berna, Suiza, en 1915. Cursó en la Universidad de Zurich. No solo leía. Se hizo de tiempo para escribir acerca de diversos temas con énfasis en la problemática paraguaya. Muchas de sus reflexiones críticas tienen vigencia en la actualidad. Parecieran estar escritas hoy como cuando dice: “Un gobierno no debe entorpecer, corromper ni dividir a los partidos políticos. Un partido que apoye al gobierno debe estar unido y ser poderoso y elevada moralidad. Los más aptos, los más capaces, deben ocupar los cargos de la administración pública” . Regresó al Paraguay hacia finales de 1919, precedido de varias publicaciones y obras inéditas. El 15 de agosto de 1920 integró el gabinete ministerial de Manuel Gondra en la cartera de Hacienda. A partir de entonces, hasta su fallecimiento en 1930. Como ministro, o presidente provisional de la República, o efectivo, pondría todo su esfuerzo, sus conocimientos, su ética, en enderezar la economía y la finanza públicas con la preocupación de levantar el país y ponerlo en condiciones de afrontar otra guerra internacional. Después de vivir la catastrófica guerra mundial se hizo decidido pacifista pero no pudo evitar que su país se armara para la contienda con Bolivia, que la veía inevitable. Si Ayala viese hoy el Paraguay desde Europa, el mismo rubor del que habló volvería a subir a sus mejillas.