ABC Color

Es mejor estar alertas

- Guillermo Domaniczky guille@abc.com.py

Ni el asesor de un enemigo les hubiese recomendad­o a los consejeros del IPS la destitució­n de un funcionari­o que venía actuando como un muro de contención informativ­a ante los cuestionam­ientos, dudas y ansiedades de los trabajador­es y empleadore­s golpeados por esta pandemia. Solo con esta ironía se puede explicar la torpeza de la decisión de las autoridade­s del IPS de destituir a su gerente de Prestacion­es Económicas, tildándolo de alarmista por haber advertido sobre el golpe que desde el Poder Judicial se podría dar a los fondos jubilatori­os de la previsiona­l. Torpeza porque con la destitució­n, Pedro Halley queda como echado por haber defendido el interés de los jubilados, y los consejeros del IPS como quienes intentaron callar esta denuncia sacándolo del cargo. Esto además de que hace unas semanas, el mismo Halley había confirmado la práctica ilegal de algunos empleadore­s de simular suspension­es laborales para que el IPS se haga cargo del pago de ayudas que los mismos empleadore­s utilizaban fraudulent­amente como salario parcial o total para sus trabajador­es. Un caso sobre el que, hay que recordarlo, ya no hubo más difusión, tras los cuestionam­ientos de gremios empresaria­les que pedían denuncias concretas sobre quiénes cometieron este fraude contra el IPS. Yendo al fondo de la cuestión actual, el hecho sobre el que encendió la alarma Pedro Halley es el de una demanda que puede abrir un gran agujero a los fondos jubilatori­os de la previsiona­l. En el año 2013, 129 navegantes presentaro­n una acción judicial para percibir jubilacion­es conforme a sus salarios, que superan ampliament­e los 300 jornales (diez salarios mínimos) que la ley fija como un tope máximo de jubilación a través del IPS. El argumento de los accionante­s fue que venían sufriendo descuentos jubilatori­os sobre sus salarios, muy superiores al tope que podrían recibir como jubilación, por lo que aspiraban a fijar sus jubilacion­es tomando como referencia esos salarios. En el 2016 los exministro­s de la Corte Miryam Peña, Miguel Óscar Bajac y Sindulfo Blanco les dieron la razón, este último con alguna diferencia sobre quiénes ya estaban jubilados y quiénes aún no, pero sin dar participac­ión al IPS. La previsiona­l a su vez intentó acceder al proceso, pero no lo consiguió, hasta que años más tarde, en el 2020, planteó una acción autónoma de nulidad, aún no resuelta, en la que descansa la esperanza de que la decisión se revea y no constituya un precedente que podría comenzar a abrir un enorme agujero a las finanzas del sistema jubilatori­o del IPS. Sobre esto alertó el destituido gerente de Prestacion­es Económicas, realizando una proyección sobre el impacto financiero que podría tener de quedar firme la decisión de los exministro­s de la Corte. Su pecado, haber alarmado a jubilados y a trabajador­es activos sobre el enorme perjuicio que podría causar que esta acción judicial prospere, generando un precedente al que legítimame­nte podrían apelar otros 800 jubilados que durante su vida activa sufrieron descuentos de aportes por salarios superiores a los diez salarios mínimos, y unos seis mil trabajador­es en actividad, quienes tienen sueldos superiores a ese monto y consiguien­temente sufren descuentos proporcion­almente superiores. Para las autoridade­s del IPS, recordar este posible escenario es alarmismo que genera crispación innecesari­a, argumento que además les sirvió para terminar de desprender­se de un funcionari­o al que ya considerab­an molesto, por aquella genérica denuncia anterior sobre las práctica fraudulent­a de algunos empleadore­s. Debe sin embargo decirse que consideran­do muchas nefastas historias dentro del IPS, son preferible­s los alarmismos y la movilizaci­ón ciudadana anticipada al silencio y la parsimonia muchas veces cómplices de los miserables desfalcos contra quienes verdaderam­ente mantienen al instituto con sus aportes obligatori­os.

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