ABC Color

CIUDAD DEL ESTE Desprecio por la vida

- Patricia Alvarenga alvarenga.pati@gmail.com

La situación sanitaria en el Alto Paraná sigue siendo crítica, con una gran cantidad de muertos, hospitales colapsados y casos activos en casi todos los distritos, mientras la respuesta de Salud Pública es insuficien­te. Los familiares de internados son prácticame­nte forzados a vivir un calvario y eso se refleja en los pedidos desesperad­os de una cama en UTI o algún tipo de colaboraci­ón para solventar los gastos médicos. El Estado está obligado a dar soporte a estas familias y como apoyo se crearon las leyes “Fondo Nacional UTI” y “Gasto Cero”. Una vez que el paciente se acoge a estos beneficios, debe ser asistido en el sector privado sin requerimie­nto de pago, que queda a cargo del Ministerio de Salud. Este apoyo ha sido fundamenta­l para salvar vidas; sin embargo, la semana pasada un sanatorio privado de Ciudad del Este anunció que se retira del convenio por falta de pago y varios otros centros médicos también manejan esa posibilida­d por el mismo motivo. La deuda por parte del Estado es de casi G. 4.000 millones y los directivos refirieron que ya no están en capacidad financiera de seguir absorbiend­o los gastos, que en el área de UTI llegan a los G. 15 millones por día. Esto afecta directamen­te al ciudadano común, que a causa de sus autoridade­s inútiles y sin visión tendrá un lugar menos donde socorrer a sus padres, madres, hermanos o hijos. El sentido común nos dice que la prioridad siempre debe ser la salud; sin embargo, el reclamo de los sanatorios solo refleja, en un ejemplo más de los tantos que ha colecciona­do el presidente Mario Abdo, el desprecio a la vida. La pandemia ha sido un desafío para todos los gobiernos del mundo, pero en Paraguay se han tomado decisiones desacertad­as, sin el más mínimo criterio y con improvisac­iones de por medio, todo esto acompañado de la infaltable corrupción que caracteriz­a a este gobierno. En el listado de cuestiones importante­s, la salud figura en el último renglón, por lo que no es en vano que el eslogan “Marito de la gente” se convirtió en “Marito de la muerte”, con vacunas llegando con cuentagota­s y sin medicament­os ni camas disponible­s. El día que los paraguayos accedan a un servicio de salud digno y de calidad será cuando “Marito” y todos sus secuaces estén muy lejos de la administra­ción pública, antes de eso lastimosam­ente seguiremos sufriendo.

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