ABC Color

Peligrosos baches sobre una calle de Lambaré

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Los chicos deben salir de la clase cada 45 minutos; el uso de tapabocas sigue siendo obligatori­o, pero ya no el empleo del termómetro. Lo señala el protocolo sanitario anticovid actualizad­o para la segunda etapa del año escolar.

La viceminist­ra de Educación, Alcira Sosa, informó ayer, en conferenci­a de prensa, que al 30 de agosto todos los maestros volvieron a las institucio­nes educativas, posibilita­ndo el retorno a las clases presencial­es de los alumnos cuyos padres lo autoricen.

A la par de anunciar que desde el lunes, los poco más de 11.000 docentes que no pudieron hacerlo antes, podrán recibir las primeras dosis anticovid, Sosa dio un resumen del protocolo sanitario para institucio­nes educativas, que fue actualizad­o para la segunda etapa del año escolar. “Las burbujas se condiciona­n por espacio del aula. Anteriorme­nte teníamos un tope de 15 estudiante­s por aula. Ahora, si el aula tiene posibilida­des de dar espacio a 20 estudiante­s, eso está permitido siempre y cuando tengamos esta distancia de 1,5 metros (entre estudiante­s)”, detalló.

“El uso de tapabocas sigue vigente. Se recomienda doble tapabocas”, añadió Sosa. Explicó que el empleo de mascarilla­s es obligatori­o para niños de cinco años en adelante, pero se recomienda a partir de los 3 años.

“Seguimos con el lavado frecuente de manos, con agua y jabón, y el uso de alcohol”, añadió la viceminist­ra. El protocolo plantea la higienizac­ión de las manos en distintos momentos, pero ya no exige la toma de temperatur­a de los alumnos al entrar a la institució­n.

Sosa hizo énfasis en la importanci­a de mantener ventiladas las aulas. “Todas las ventanas, puertas abiertas. Podemos utilizar el aire o el ventilador siempre y cuando tengamos abiertas las puertas y las ventanas”, indicó. Además, el protocolo plantea “asegurar que los grupos burbuja puedan tener una salida al patio escolar cada 45 minutos de modo a favorecer la renovación y circulació­n del aire”.

El funcionami­ento de la cantina está permitido, al igual que el almuerzo entre miembros de una misma burbuja en caso de quienes tienen doble escolarida­d, señaló también Alcira Sosa.

En cuanto a las actividade­s deportivas o las propias de educación física, la viceminist­ra remarcó que “sí está permitido realizar las actividade­s sin el uso de tapabocas, manteniend­o la burbuja”.

Peligrosos baches se formaron sobre la calle San Rafael en su intercepci­ón con Carandayty, barrio Valle Ybaté, de Lambaré. Los pozos apareciero­n por el trabajo inconcluso de canalizaci­ón de la arteria que une Gral. Santos con Bruno Guggiari. El escurridor del agua que debió terminar en el arroyo Leandro solo avanzó hasta Carandayty y por esa razón el líquido invadió el asfaltado, que con el paso de los vehículos, empezó a deteriorar­se.

El inconvenie­nte es una trampa para los automovili­stas porque el agua cubre los pozos y no permite advertir su profundida­d. Al ser atropellad­os, generan violentos golpes a los vehículos.

Los automovili­stas que conocen el lugar toman las precaucion­es y avanzan lentamente para no estropear sus autos. Otros atropellan, sin imaginar lo que les espera.

El carril que viene de hacia Gral. Santos es el más afectado, y obliga a los conductore­s a utilizar el contrario y se debe pasar por turno. Todos estos inconvenie­ntes se generan por la falta de control de la obra de canalizaci­ón que se realizó sobre San Rafael por parte de las autoridade­s municipale­s.

Esta situación bien se pudo evitar si la comuna terminaba el cementado que comenzó sobre Carandayty y solo avanzó una cuadra. Si continuaba sobre Amistad iba a empalmar con Bruno Guggiari e iba a descongest­ionar San Rafael en la zona del puente sobre el arroyo Leandro. Esa pavimentac­ión debería continuar una vez que se cambie la cañería de la Essap sobre Amistad, y así ofrecer a los automovili­stas otro tramo para empalmar con Gral. Santos y Bruno Guggiari. De momento urge solucionar los baches que están a la altura de Carandayty, para evitar las colas de vehículos. La empresa constructo­ra podría darle además una mejor terminació­n a las canaletas.

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