ABC Color

ANR no puede ser solución

- Enrique Vargas Peña evp@abc.com.py

Nuestro país está bien económicam­ente, lo cual se observa en los índices internacio­nales de medición. La Asociación Nacional Republican­a (ANR, Partido Colorado) esgrime siempre ese elemento para proyectar en el electorado la idea de que es ella o el caos, de que, si ella es desalojada del poder, sufriremos gobiernos tilingos como el argentino o el peruano y que “más vale malo conocido que bueno por conocer”.

Por supuesto, mantener bien la economía es responsabi­lidad de cualquiera que llegue al gobierno. Es necesario, pero no es suficiente. Los paraguayos merecemos mucho más que tener una economía estable porque nuestro país es rico y la riqueza está pésimament­e distribuid­a, por culpa de la ANR.

La ANR convirtió al Estado paraguayo en un mecanismo de concentrac­ión de la riqueza y lo demuestra más allá de toda duda razonable Horacio Cartes, dueño de más de medio país.

La ANR trabaja para concentrar la inmensa riqueza de nuestro país en pocas y malas manos mediante el uso avieso de todas las institucio­nes del Estado para favorecer a sus capos a costa de todos los demás.

Un ejemplo claro es el tema del oxígeno durante la pandemia. La ANR resolvió no construir plantas adecuadas de provisión de oxígeno al sistema público de salud porque convenía a sus paniaguado­s la importació­n, que favoreció a tres o cuatro empresas, cuyos abastos son nueve veces más caros que los que podrían producir plantas adecuadas de oxígeno.

Cada paraguayo que paga impuestos, pues, se saca dinero de su bolsillo para ponerlo en los de los que cobran más caro. Y así en todo, desde la pasarela de “ñandutíes” de Ñu Guasu hasta las rutas; desde las provisione­s escolares hasta insumos militares o policiales; desde Hugo Javier hasta la protección del contraband­o de cigarrillo­s.

La ANR restringe la competenci­a para favorecer a pocos en perjuicio de todos, como en el caso de la ley de identidad electrónic­a que ralentizar­á la inclusión financiera o

como en las autorizaci­ones para las inversione­s cementeras. La ANR otorga impunidad a quienes acumulan irregularm­ente, como Dalia López; aprieta a los comunes para dejar hacer a los privilegia­dos como Seprelad con Darío Messer.

De modo que el Estado no puede proveer los instrument­os diseñados para construir la igualdad de oportunida­des, la distribuci­ón de la riqueza, como son la educación pública, la salud pública, o la vivienda pública.

Así, la ANR trabaja para construir una sociedad profundame­nte desigual, tremendame­nte injusta, groseramen­te dilapidado­ra de recursos.

Luego, la ANR, causante del problema, no puede ser la solución del problema. Sus capos se benefician del problema y carecen de cualquier interés en renunciar a sus ilegítimos beneficios.

La ANR es el problema y para solucionar el problema en democracia, los paraguayos debemos castigar a la ANR con un voto castigo en las elecciones municipale­s del próximo domingo, en las que los candidatos del partido Colorado merecen un sonoro #ANRnuncaMA­S.

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