ANR no puede ser solución
Nuestro país está bien económicamente, lo cual se observa en los índices internacionales de medición. La Asociación Nacional Republicana (ANR, Partido Colorado) esgrime siempre ese elemento para proyectar en el electorado la idea de que es ella o el caos, de que, si ella es desalojada del poder, sufriremos gobiernos tilingos como el argentino o el peruano y que “más vale malo conocido que bueno por conocer”.
Por supuesto, mantener bien la economía es responsabilidad de cualquiera que llegue al gobierno. Es necesario, pero no es suficiente. Los paraguayos merecemos mucho más que tener una economía estable porque nuestro país es rico y la riqueza está pésimamente distribuida, por culpa de la ANR.
La ANR convirtió al Estado paraguayo en un mecanismo de concentración de la riqueza y lo demuestra más allá de toda duda razonable Horacio Cartes, dueño de más de medio país.
La ANR trabaja para concentrar la inmensa riqueza de nuestro país en pocas y malas manos mediante el uso avieso de todas las instituciones del Estado para favorecer a sus capos a costa de todos los demás.
Un ejemplo claro es el tema del oxígeno durante la pandemia. La ANR resolvió no construir plantas adecuadas de provisión de oxígeno al sistema público de salud porque convenía a sus paniaguados la importación, que favoreció a tres o cuatro empresas, cuyos abastos son nueve veces más caros que los que podrían producir plantas adecuadas de oxígeno.
Cada paraguayo que paga impuestos, pues, se saca dinero de su bolsillo para ponerlo en los de los que cobran más caro. Y así en todo, desde la pasarela de “ñandutíes” de Ñu Guasu hasta las rutas; desde las provisiones escolares hasta insumos militares o policiales; desde Hugo Javier hasta la protección del contrabando de cigarrillos.
La ANR restringe la competencia para favorecer a pocos en perjuicio de todos, como en el caso de la ley de identidad electrónica que ralentizará la inclusión financiera o
como en las autorizaciones para las inversiones cementeras. La ANR otorga impunidad a quienes acumulan irregularmente, como Dalia López; aprieta a los comunes para dejar hacer a los privilegiados como Seprelad con Darío Messer.
De modo que el Estado no puede proveer los instrumentos diseñados para construir la igualdad de oportunidades, la distribución de la riqueza, como son la educación pública, la salud pública, o la vivienda pública.
Así, la ANR trabaja para construir una sociedad profundamente desigual, tremendamente injusta, groseramente dilapidadora de recursos.
Luego, la ANR, causante del problema, no puede ser la solución del problema. Sus capos se benefician del problema y carecen de cualquier interés en renunciar a sus ilegítimos beneficios.
La ANR es el problema y para solucionar el problema en democracia, los paraguayos debemos castigar a la ANR con un voto castigo en las elecciones municipales del próximo domingo, en las que los candidatos del partido Colorado merecen un sonoro #ANRnuncaMAS.