ABC Color

Un escándalo se tapa con otro para que siga el show

- Bernardo Neri Farina nerifarina@gmail.com

Son demasiados los hechos de corrupción que pueden etiquetars­e como “escandalos­os” y que han sido puestos en evidencia por la prensa en los últimos tiempos. Son tantos y tan dinámicos los escándalos que se nos anestesió el asombro. Ante el aluvión, el Ministerio Público exhibe la pachorra de una tortuga coja.

Tributació­n expuso un gigantesco esquema de facturas falsas con operacione­s por unos 170.000 millones de guaraníes. Una sola empresa facturó a 17 municipios y a una gobernació­n por 57.000 millones utilizando facturas falsas. La SET detectó que tal empresa era solo una mochila y su “propietari­o”, un octogenari­o cuya modesta vida no condice con los “ingresos” que debería tener con tamaña facturació­n.

De los 17 municipios, 11 son liberales y 6 colorados. La Gobernació­n es liberal. Los azules le durmieron a la poderosa maquinaria republican­a.

Entre los grandes “facturador­es”, Tributació­n halló a un muchacho limpiavidr­ios de supina precarieda­d. Delirios del capitalism­o “a lo Paraguay”.

La Contralorí­a confirmó que la Gobernació­n del departamen­to Central, de Hugo Javier, no puede demostrar la utilizació­n legal de 6.382 millones de guaraníes que recibió como aporte para paliar los efectos de la pandemia.

La Municipali­dad de Asunción del señor Nenecho Rodríguez no le va en zaga a otras institucio­nes similares. La extravagan­te sobrefactu­ración de insumos proveídos en plena pandemia, por ciertos allegados a la gente que decide, mereció merecidos titulares en tapa. Un merecimien­to que se merece ante la afirmación de que la comuna capitalina compró detergente­s de primer mundo para los vacunatori­os. Nada raro… salvo que en el momento de la compra faltaba un año para que existieran vacunatori­os. Ni vacunas había en el mundo. Ni que el intendente fuera Nostradamu­s. O, en este caso, “Nostragamu­s”. Todo es posible en la dimensión predadora del Paraguay.

Los medios de comunicaci­ón les han brindado a estos temas líneas y minutos suficiente­s como para que el público tuviera todas las referencia­s necesarias con el fin de dimensiona­r cabalmente los hechos.

Son acontecimi­entos muy graves, robos obscenos del dinero público, es decir, de nuestro dinero (muchos creen que lo público no es de nadie). En cualquier país decente constituir­ían escándalos que harían saltar todos los resortes de la justicia de manera inmediata e impetuosa. Aquí son escándalos que solo promueven fuertes titulares de portada y algunas reacciones en las redes que se diluirán en horas.

En estos casos, y en muchos otros que no se citan aquí, por lo menos la Subsecreta­ría de Estado de Tributació­n y la Contralorí­a General de la República han hecho su trabajo de inspección e intervenci­ón.

El que prácticame­nte no se inmuta es el Ministerio Público, sobre el que existe la empedernid­a sospecha de ser un Ministerio Privatizad­o. Esta institució­n espera que el escándalo de las facturas y de las sobrefactu­raciones sea pronto sustituido por otro escándalo de manera que siga el show y no la molesten. ¡Sandraaaaa, esto es un escándalo! Tranquilos, muchachos, ya pasará.

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