El “fondo” de combustibles se agotará en un mes y medio
De acuerdo con los datos consolidados de 2021, en promedio mensualmente se consumen a nivel nacional 125 millones de litros de gasoíl tipo III y 64 millones de litros de nafta de 93 octanos, preparada con formulación de nafta virgen. Si ya es insostenible e infinanciable subsidiar la participación que le corresponde a Petropar en la comercialización de ambos productos, lo será mucho más si se termina aprobando la ley que extiende el subsidio a todos los emblemas.
Actualmente la brecha es de 2.500 y 1.800 guaraníes el litro, respectivamente. Significa que un subsidio generalizado tendría un costo de 45 millones de dólares por mes en el caso del gasoíl y 17 millones de dólares por mes en el caso de la nafta de 93 octanos. En un mes y medio se agotaría completamente el fondo previsto de 100 millones de dólares proveniente de un préstamo de la CAF (Corporación Andina de Fomento), y eso sin considerar previsibles nuevas subas del precio internacional.
Si bien la ley subsanaría una competencia desleal abiertamente inconstitucional a favor de Petropar, en la práctica no solamente no resolvería el problema, sino que lo agravaría, porque el Estado paraguayo ya está seriamente en saldo rojo y no tiene margen para tirar a saco roto más de 2 millones de dólares por día y a la vez atender los muchos otros problemas que se presentan además del combustible. Cuando se acabe el fondo del préstamo en unas pocas semanas, o se deja fluctuar el precio o se somete al fisco a una carga que no está en condiciones de soportar. Para tener una idea, si hubiera que proyectar este subsidio a un año, el costo sería de 744 millones de dólares, una cifra equivalente a casi todo el presupuesto del Ministerio de Salud Pública.
Supuestamente el fondo se retroalimentaría con el
Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) sobre los combustibles, pero, si ese es el plan, ¿por qué no simplemente se exonera temporalmente el ISC para atenuar un poco el precio al público en vez de utilizar un préstamo que de cualquier manera habrá que pagar? El ISC sobre el gasoíl común es de unos 450 guaraníes por litro y sobre la nafta de 93 octanos de alrededor de 1.000 guaraníes por litro, dependiendo de la formulación. En total se recaudan unos 400 millones de dólares al año en este concepto, alrededor de 33 millones por mes. Con ello se podría, a lo sumo, mantener por un cierto lapso un precio de 1.300 a 1.500 guaraníes por litro por debajo de la cotización del mercado en ambos productos, no más que eso.
No es mucho y aun así sería sumamente oneroso, dado que el Estado tendría que prescindir de ingresos que ya están destinados a cubrir otras prioridades, pero es lo único realista que se podría hacer, porque la suba del precio del petróleo es algo sobre lo que Paraguay no tiene ningún control y ninguna posibilidad de contrarrestar.
Cualquier otro “remedio” es peor que la enfermedad.
Este es un subsidio muy caro y de muy bajo impacto, con efectos de muy corto plazo que benefician a una minoría en contra de la mayoría. Se presta a la corruptela y solo sirve para congraciar a los políticos con algunos grupos de presión a costa de los contribuyentes en un año electoral y para cubrir los márgenes de los operadores privados del negocio de los combustibles, actualmente a los del emblema Petropar, y a los de todos los demás emblemas si se aprueba la ley.
Además, el precio del combustible no es el único que está subiendo. La inflación en marzo ya trepó a los dos dígitos con tendencia al alza, y específicamente los alimentos, que tienen una incidencia aun mayor que los combustibles en la canasta de consumo de las personas menos pudientes, subieron 17% en los últimos doce meses. Parte del fenómeno es de origen externo y parte tiene que ver justamente con la suba del petróleo, algo que Paraguay no puede evitar, pero no todo. En una gran medida la inflación interna es una consecuencia de la emisión monetaria inorgánica para financiar el excesivo gasto público y alto déficit fiscal. Cuantos más subsidios y menos fuentes genuinas de financiamiento haya, sobre todo en la actual coyuntura de casi segura recesión por el mal año agrícola, mayor será la presión sobre los precios en guaraníes y la pérdida del valor adquisitivo del dinero en poder de las familias. Un diputado dijo que sabe que esta medida no es la solución, pero que la apoyará de todos modos. Otro dijo que es el mal menor. Ni lo primero es aceptable ni lo segundo es verdadero.
El subsidio vía Petropar debe ser anulado por distorsionar el mercado y por inconstitucional, yla extensión del mismo a todos los emblemas debe ser rechazada porque no es más que rifar inútilmente los escasos recursos públicos en algo que ni frenará las subas ni tendrá efectos duraderos.