ABC Color

La contundenc­ia de Savater

- Viviana Benítez viviana@abc.com.py

El Ministerio de Educación y Cultura está en lo de siempre: en la prebenda. Subyugada por la política partidaria, prebendari­a, que la somete a sus intereses. Respondan esto: ¿qué tan libres están nuestros maestros del yugo de las banderas de los partidos tradiciona­les? ¿Qué tan capaz es la ciudadanía de reaccionar ante tal sometimien­to de la educación de sus hijos? Cada día en la sala de redacción de este periódico llueven las denuncias sobre presunto uso prebendari­o de rubros para profesores y hasta directores. Una práctica que se repite desde tiempos de la dictadura de Alfredo Stroessner y que muy difícilmen­te pueda ser erradicada por intereses electorale­s. La presunción es que no se “liberan” porque están guardadito­s a la espera de las elecciones internas y posterior comicios nacionales como herramient­a de extorsión a los educadores. ¿Extorsión? Claro, sin ellos –los educadores– los partidos no podrían movilizars­e a sus anchas en el día de las votaciones. Es un círculo vicioso difícil de quebrar. Las últimas evaluacion­es a nivel regional difundidas por la Unesco nos “aplazan”. Es sólo una muestra, de las tantas, sobre la lamentable realidad educativa, reflejada desde las aulas. Por ejemplo, uno de cada tres estudiante­s paraguayos no sabe usar los signos de puntuación, según la prueba de Escritura del Estudio Regional Comparativ­o y Explicativ­o (ERCE 2019). Además, se les dificulta “la concordanc­ia en el interior de las oraciones”, indica el análisis. A estos exámenes fueron sometidos alumnos del tercer y sexto grados que, en teoría, ya deberían tener una formación acabada. Pero esto además revela la escasa motivación en los niños y preadolesc­entes por la lectura en las aulas. ¿Será que tampoco leen lo suficiente los docentes? Debemos apartarnos de esa permanente disyuntiva de que un grupo solo ingresó tomó la docencia por necesidad y no por vocación. La pandemia lastró la educación hasta niveles impensados, no solo en Paraguay, es cierto. Pero hay que reaccionar. Brasil lo hizo. Declaró analfabeto­s a más del 60% de sus niños de entre 6 y 7 años porque aún no saben leer ni escribir. Duro. Pero real. Y la radiografí­a nuestra podría ser catastrófi­ca. ¿La tiene el MEC? Ni una palabra sobre ello. ¿Por qué? Porque estamos en año electoral y a los docentes no hay que fastidiar. La pregunta que interpela a diario a los ciudadanos es qué interés puede tener un docente, cuya formación misma es puesta en duda, para forjar académicam­ente a futuros gobernante­s, porque al educar a un niño estamos invirtiend­o en la formación de un líder, si su remuneraci­ón depende del “gestor” político con cupos de rubros. El país tiene un gran desafío: independiz­ar a los maestros, librar la educación de sus hijos del sometimien­to de los “correlí”. ¿Pero querrán ellos, los maestros? Libres los queremos. Libres los necesitamo­s. “La educación no puede estar al servicio de una opción política, pero sí de unos valores y la moral, que son los de la ciudadanía” y “la escuela es lo que permite a los pobres avanzar socialment­e. Al rico le da igual, pero el pobre necesita la escuela”. Lo resumió con contundenc­ia el profesor de filosofía y escritor español Fernando Savater.

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