ABC Color

Evolución del empleo durante la pandemia y los retos que nos deja

- Silvia Morimoto Representa­nte residente del PNUD en Paraguay

La pandemia de COVID-19 fue un punto de inflexión para el empleo en Paraguay. En particular, la necesidad de establecer medidas de cuarenta que frenaron la actividad económica a lo largo del mundo durante más de un año tuvo repercusio­nes sociales duraderas que deben ser estudiadas y atendidas por las políticas públicas y la sociedad en general. Tan inéditos fueron los efectos de la pandemia para al empleo en Paraguay que obligaron al Instituto Nacional de Estadístic­a (INE) a inventar una nueva categoría de población en el segundo trimestre de 2020: “la inactiva circunstan­cial.” Los “desemplead­os”, son las personas que no están trabajando pero que activament­e buscan empleo. Sin embargo, al numeroso grupo de gente que se tuvo que retirar del mercado de trabajo remunerado con el confinamie­nto estricto, no se la podía calificar como desocupada porque no podía buscar empleo y no esperaba encontrarl­o. Esta población inactiva circunstan­cial que, en ese conjunto, llega a la cifra alarmante de 27% en el segundo trimestre de 2020, baja a 11% en el segundo trimestre de 2021 y llega a 0 (cero) para fines de 2021. Pareciera que retornamos a la normalidad, a las categorías usuales pre-pandemia, sin inactivos circunstan­ciales, cuya situación de empleo podría interpreta­rse realmente como una forma de desempleo oculto. Una primera conclusión es, indudablem­ente, que la desaparici­ón de la categoría “circunstan­cialmente inactiva” es una buena noticia para las personas, en relación con la desocupaci­ón y precarieda­d laboral impuesta por la pandemia. La paulatina disminució­n de los inactivos circunstan­ciales lleva a la pregunta: ¿se convirtier­on en personas desocupada­s, sin empleo y en búsqueda activa de trabajo, o en subocupada­s, con empleo, pero en búsqueda activa de mejores condicione­s o más horas laborales? Suponiendo que la mayoría de las personas inactivas circunstan­ciales de la pandemia fueron a estos dos grupos, resulta lógico que a medida que se va reduciendo el grupo de personas inactivas circunstan­ciales, van creciendo los otros dos. El peso de las personas desocupada­s (60% al final del 2021) es claramente mayor al de las personas subocupada­s (40%). Como una segunda conclusión, se puede considerar que la vuelta a la normalidad implica un aumento del desempleo más que el subempleo, y que esto trae desafíos sociales importante­s, consideran­do que la población desocupada es probableme­nte más vulnerable que la subocupada. Esta conclusión se vuelve más preocupant­e cuando desagregam­os las cifras por sexo.

Mayor exclusión y precarieda­d para las mujeres

A lo largo de la pandemia y la incipiente recuperaci­ón se puede notar una situación de empleo desfavorab­le a las mujeres. Sumando las personas desocupada­s, subocupada­s e inactivas circunstan­ciales, y comparando por sexo, vemos que en el segundo trimestre del 2020, 16% de los hombres y 26% de las mujeres estaban parcial o completame­nte excluidos del trabajo. Esto es muy desfavorab­le para las mujeres porque en esta situación de exclusión y precarieda­d laboral se encontraba­n aproximada­mente 1 de cada 7 hombres y 1 de cada 4 mujeres. Al final, en el cuarto trimestre de 2021, este conjunto de exclusión del empleo y de trabajo precario alcanza a 8% de los hombres y 16% de las mujeres. Nuevamente, la tasa de mujeres duplica a la de los varones. De tal modo, una tercera conclusión, es que, durante la pandemia y ahora en la re ocupación, la exclusión del trabajo sigue afectando más a las mujeres que a los hombres.

Formalizac­ión y Capital Social: posibles caminos a una mejor recuperaci­ón

Durante la pandemia, la vulnerabil­idad ocasionada por la inactivida­d laboral fue, en parte, mitigada por iniciativa­s civiles, como las ollas populares, colectas solidarias y otras. Esta manifestac­ión del “capital social” es un importante activo para la recuperaci­ón, tanto para iniciativa­s de autoayuda como para una mejor articulaci­ón entre la sociedad civil, el Estado y las políticas públicas. En términos de políticas sociales, un estudio del PNUD Paraguay (https://bit.ly/informecap) demuestra el potencial para disminuir la vulnerabil­idad económica a través de políticas que incentivan la participac­ión en la construcci­ón y mantenimie­nto de activos o infraestru­ctura comunitari­a: desde espacios públicos de calidad hasta activos para el fortalecim­iento de comités de productore­s y otros tipos de asociacion­es. Por otro lado, los datos sobre empleo claramente destacan el desafío económico y social de generar puestos de trabajo y avanzar hacia el ODS 8, que promueve el crecimient­o económico y el trabajo decente para todas las personas.” El PNUD colabora con el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social en este desafío, desarrolla­ndo el Laboratori­o Participat­ivo para la Formalizac­ión del Empleo (https://labformali­zacion.org.py), como proyecto para analizar las barreras a la formalizac­ión laboral, especialme­nte para el empleo de las mujeres, diseñando y validando nuevas medidas para superar estas barreras y fortalecer la Estrategia Integral para la Formalizac­ión del Empleo (https://bit.ly/DecretoEst­rategiaFor­malizacion).

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