ABC Color

Pato rengo exigido de rendición incondicio­nal

- Mcaceres@abc.com.py

Marcos Cáceres Amarilla

El cartismo triunfó en las elecciones internas, aunque no arrasó como esperaban y ahora el candidato oficial Santiago Peña basará su campaña en diferencia­rse del derrotado presidente Mario Abdo Benítez.

Más allá de los discursos de los dirigentes cartistas apelando a la unidad, para ellos llegó la hora de la venganza y la cobrarán con intereses.

El expresiden­te Cartes, con brutal sinceridad, contó esta semana que su candidato, Santiago Peña, le pidió autorizaci­ón para ofrecerle a su rival, Arnoldo Wiens, la vicepresid­encia segunda de la ANR, un cargo decorativo, sin mucha importanci­a. El ofrecimien­to fue rechazado y el episodio solo sirvió para advertir que el exmandatar­io sigue sin guardar las formas y desecha la diplomacia para mostrar quién manda de manera absoluta en su movimiento.

No es un detalle menor el hecho de que Santiago Peña haya leído íntegramen­te su discurso de triunfo el domingo pasado.

En la misma línea se debe leer el tweet que publicó ayer en el que señala: “El factor disociante en el partido (colorado) se llama Mario Abdo Benítez. El problema de corrupción y todo lo que pasa en el gobierno es su responsabi­lidad. Él tiene la obligación de apoyar al partido sin condiciona­mientos”.

El mensaje es ni más ni menos que una exigencia de rendición incondicio­nal y de sumisión al movimiento Honor Colorado.

Por eso, el llamado del cartismo a la unidad debe entenderse como un recado a los dirigentes de base para abandonar al actual presidente del país, cual si fuera un apestado y como si no fuera colorado, es decir, un igual a ellos.

En redes sociales, algunos trolls cartistas hasta tildan a Abdo Benítez de “libero-zurdo”, lo que resulta desopilant­e, teniendo en cuenta los orígenes y la ideología del actual jefe de Estado, pero va en línea con el ultraconse­rvadurismo que rodea al flamante candidato colorado a la presidenci­a.

En la campaña para las elecciones del 2018, el actual presidente utilizó la misma estrategia, tomando distancia de Cartes aunque, en el último tramo del proselitis­mo, igual terminó abrazado a él en algunos mensajes publicitar­ios, algo que es casi imposible que ocurra ahora.

Eso significa que Abdo Benítez será un “pato rengo” en toda regla, fustigado por propios y extraños.

El panorama parecería favorecer a la oposición, con vistas a las elecciones de abril del año próximo, pero Cartes también jugará con la división opositora, que de hecho existe.

Sin embargo, hay cuestiones colaterale­s que el cartismo no puede controlar. Una de ellas es la referida a la declaració­n como significat­ivamente corrupto para Cartes por parte del gobierno de los Estados Unidos de América, ante el cual el exmandatar­io adoptó una actitud desafiante. Las consecuenc­ias en el mediano plazo son impredecib­les.

Otra cuestión, vinculada a la primera, es la posibilida­d de que muchos afiliados y simpatizan­tes colorados prefieran también tomar distancia de Cartes, por lo que significa su proyecto político-empresaria­l para el Paraguay.

Y otro problema, quizás el principal, es la dificultad que tendrá Peña para seguir el libreto hasta abril próximo, rezando para que el “Patrão” (Meser dixit) no cometa más sincericid­ios en el resto de la campaña.

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