ABC Color

IPS, “la corrupción en su máxima expresión”

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Desde hace casi un mes y medio la Contralorí­a General de la República (CGR) viene gestionand­o con las autoridade­s del Instituto de Previsión Social (IPS) la entrega de documentos que justifique­n la deuda con proveedore­s, abonada ya parcialmen­te por el ente previsiona­l. El objetivo es conocer si los megamillon­arios montos son verdaderos y merecen ser honrados. Llamativam­ente los responsabl­es se han negado sistemátic­amente a proveer de tales papeles, es más, remitieron documentos que nada hacen a lo solicitado y han encontrado excusas pueriles para no cumplir con sus obligacion­es. A tal punto llega el hartazgo relacionad­o a este trámite, que el propio contralor Camilo Benítez Aldana ha realizado declaracio­nes públicas en reclamo a las autoridade­s del IPS: “Ni ellos saben lo que deben. Es gravísimo esto. Es la corrupción en su máxima expresión”. Estas duras expresione­s, sin embargo, parecen no preocupar mucho al presidente Mario Abdo Benítez, jefe directo del titular del Instituto, Vicente Battaglia, ni a las autoridade­s del Ministerio Público y la Justicia.

La previsiona­l cuenta con más del millón y medio de asegurados, entre titulares y beneficiar­ios, conforme a datos difundidos recienteme­nte por el ente, lo que refleja su importanci­a en la atención sanitaria de una significat­iva porción de la población paraguaya así como sus expectativ­as en materia de jubilación. De su salud económica y financiera dependen miles de familias.

Pero es una entidad que soporta permanente­s denuncias de presuntos hechos de corrupción, de pésima atención a sus asegurados y carencia de medicament­os básicos requeridos.

Oficialmen­te se habla de que una deuda acumulada con los proveedore­s de insumos y medicament­os alcanzó en algún momento 258 millones de dólares. El pasado 15 de noviembre la Contralorí­a le solicitó una lista de documentos a fin de examinar y validar el millonario monto. Entre otras cosas pidió nombres de proveedore­s, montos de deuda con cada uno de ellos, facturas y anticipos realizados, fechas de entrega del producto o medicament­o y número de ID en la Dirección Nacional de Contrataci­ones Públicas. Tras un mes de aquella solicitud, el IPS remitió papeles que no le fueron solicitado­s. Días después informó a la Contralorí­a que no podía proveer de aquellos por el volumen que representa­ba, para horas después plantear una prórroga de 20 días.

Queda claro que las autoridade­s del Instituto, o están ocultando algo sumamente grave o no son capaces de arreglar el desorden que existe en el lugar. El fastidio que esto genera a la Contralorí­a llevó a su titular a anunciar la necesidad de allanar el local del IPS a fin de hacerse de los datos requeridos. El titular del instituto, Vicente Bataglia, firmó recienteme­nte un préstamo a sola firma, en nombre de la entidad, a fin de obtener financiaci­ón por G. 350.000 millones con el objeto de cubrir parte de los compromiso­s atrasados con sus proveedore­s. El ente de control sostiene, con sólido argumento, que correspond­e analizar los detalles de la misma, por que a fin de cuentas se está endeudando a los

asegurados.

Esto es apenas una muestra de cómo se administra una institució­n que pertenece a los asegurados. Una entidad donde la Asociación de Pacientes Oncológico­s viene reclamando a llantos la provisión de medicament­os básicos, donde los pacientes de cáncer deben recurrir a todo tipo de artimañas para conseguir medicina básica, donde se debe aguardar hasta cuatro meses para agendar consultas con profesiona­les de las diferentes especialid­ades, donde los asegurados sufren en pésimas condicione­s la espera del alivio de sus familiares y algunos deben recurrir hasta a rifas y polladas para financiar lo que el propio instituto les pide mediante recetas cuyos pedidos deben ser adquiridos en las farmacias externas.

En contrapart­ida, la previsiona­l viene priorizand­o sospechosa­mente la adjudicaci­ón de megamillon­arias inversione­s, que están siendo apuradas durante la administra­ción de un Gobierno que se está yendo y con grandes dudas sobre la factibilid­ad de dotarlos de equipamien­tos médicos y personal para su funcionami­ento posterior. Recienteme­nte se autorizó la construcci­ón de un Centro Hemato-Oncológico por 30 millones de dólares, en tanto están en proceso pendientes de aprobación la edificació­n del Hospital del Niño del IPS por 47 millones de dólares y la construcci­ón de un Hospital Regional del Chaco por otros 29 millones de dólares. Es vox populi en las institucio­nes del Estado que los famosos “anticipos” para obras contienen los porcentaje­s de incentivos para los administra­dores de turno. Ojalá no sea este el motivo de tanto apuro por parte de las autoridade­s (presidente y Consejo) del IPS.

Ante las duras declaracio­nes del contralor general de la República, cuando menos se espera que los responsabl­es del IPS se sacudan de la modorra y entreguen los documentos que son requeridos a fin de auditar la deuda que ya está siendo pagada. Cualquiera sea la excusa, el nuevo Gobierno que asuma en agosto venidero deberá realizar profundas reformas en su sistema de atención de la salud y salvaguard­ar los fondos jubilatori­os para la tranquilid­ad y el bienestar de los asegurados. En cualquier país medianamen­te serio, lo que dijo el contralor Camilo Benítez al menos hubiera movilizado ya al Ministerio Público y al sistema de Justicia. Las miserias que deben soportar los asegurados aparenteme­nte no conmueven al presidente Mario Abdo Benítez. Y a juzgar por su conducta de protección de hace meses a Vicente Bataglia,

seguirá manteniend­o a este inepto sobre el cual ahora pesan fuertes sospechas de corrupción, a juzgar por las declaracio­nes del responsabl­e del máximo ente de control de la República.

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