“CAMELLOS DE FUERZA”
Hoy por fin después de 37 horas de viaje y tras transitar los aeropuertos de São Paulo, Madrid, Estambul, Damman y Yanbu y tras unos 15.000 kilómetros de recorrido, llegamos a la que hoy es la capital del Dakar; Yanbu. Temperatura a las 14:00, 22 grados, a la noche 11 grados.
Yanbu es una pequeña ciudad al noroeste de Arabia Saudita, que no difiere mucho en lo que tiene que ver con su aspecto con ciudades parecidas como Jeddah, por ejemplo. Es un lugar árido a orillas del Mar Rojo, que goza de un clima esplendido todo el año y es un gran destino turístico de la región que lo tiene muy presente. En la ciudad hay poco clima Dakar, ya que el Sea Camp (denominación del primer vivac de la carrera) se encuentra a unos ochenta kilómetros de la misma.
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Para llegar al bivouac se transita aproximadamente una hora de viaje por una carretera que va cortando el árido paisaje de la zona y no resalta por tener mucho tráfico, aunque en el momento de arribar al vivac, el embotellamiento fue muy extenso, sobretodo en la mañana. A la tarde estaba más tranquilo.
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Entre los elementos tecnológicos más requeridos hoy se encuentran los “SIM CARD”. Decenas y decenas de metros tenían las colas de quienes urgían por un “chip” que les de la opción de estar conectado 24/7 desde el desierto durante las dos semanas y media que durará el evento. Y es que no es un asunto menor quedar incomunicado en un evento en donde la comunicación lo es absolutamente todo, más todavía por los kilómetros que hay que recorrer día a día.
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Es increíble como a pesar de haber una interesante densidad poblacional en el bivouac, sin embargo, no hay aún mucho ruido. Todo parece muy comedido, incluso en el catering en donde este primer día sirvieron una paella con camaroncitos y pescado, acompañado por una especia de Humita, que la gente lo supo disfrutar con un intruso que apareció entre los cubitos de hielo, pero sin aditivo.
Cuando hablamos del intruso, acá hablamos de alcohol. En la cena sirvieron cerveza sin el elemento etílico, pero nadie ni se fijo en ese detalle con tal de sentir el sabor del requerido brebaje con aires de transgresión, pues el alcohol por estos lares esta absolutamente prohibido.