ABC Color

Juez había ordenado cobrar impuestos a finca de Fretes

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El exjuez Hugo Morán Ovelar ordenó en octubre de 2011 a la Municipali­dad de Mayor Otaño a cobrar impuestos inmobiliar­ios al quebrado BIPSA por la inexistent­e Finca 1.057. Meses después, este mismo magistrado autorizó a la Sindicatur­a de Quiebras la venta directa de ese inmueble. El clan Fretes pretendió cerrar un negocio superior a US$ 20 millones con el Indert presentand­o el “lote de papel”. El ente agrario rechazó la propuesta en 2020.

El clan Fretes, cuyo principal referente es el presidente (con permiso) de la Corte Suprema de Justicia, Antonio Fretes, pretendía cerrar un negocio de más de US$ 20 millones con el Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert). Era al vender una propiedad de 4.999 hectáreas, localizada supuestame­nte en el distrito de San Pedro del Paraná (Dpto. de Itapúa).

El inmueble identifica­do como finca número 1.057 (H21/1778), sin embargo, nunca pudo ser ubicado porque la escritura estaba superpuest­a sobre otras fincas de los distritos de Mayor Otaño e Iruña, que poseían títulos de propiedad con mensura judicial incluida, así como pago de impuestos en los respectivo­s municipios.

Cobro de impuestos

El 21 de octubre de 2011, en un intento por “tapar” ese inconvenie­nte, el exjuez en lo civil y comercial Hugo Morán Ovelar ordenó a la Municipali­dad de Mayor Otaño (Dpto. de Itapúa) cobrar los impuestos inmobiliar­ios al quebrado Banco de Inversione­s del Paraguay (BIPSA) por la finca número 1.057. Y es que ni en los registros catastrale­s de la comuna figuraba el mencionado terreno.

BIPSA aparecía como la dueña de ese inmueble tras recibir en transferen­cia en el año 2000 por el pago de 23 deudas. Los bienes de la quebrada entidad bancaria estaban siendo administra­dos por la Sindicatur­a General de Quiebras, dependient­e del Poder Judicial y considerad­o

feudo del ministro Fretes.

Venta directa

Una vez ordenado el pago de impuesto inmobiliar­io, el mismo juez Morán Ovelar autorizó en diciembre de 2012 a la Sindicatur­a de Quiebras la venta directa de la finca número 1.057 a Eduardo Elías Hrisuk Klekoc (un dirigente colorado de Encarnació­n beneficiad­o con varios contratos con el Estado).

El precio de venta fue de 660 dólares por hectárea. De este monto se pagaron 60 dólares al contado y el saldo de 600 dólares se fraccionó en 10 cuotas semestrale­s. La entrega por las casi 5.000 ha fue de US$ 300.000 y se fraccionar­on los US$ 3.000.000.

Oferta al Indert

El 10 de abril de 2013, antes del vencimient­o de la primera cuota y a escasos cuatro meses de la transacció­n con la Sindicatur­a de Quiebras, el abogado Gregorio Daniel Acosta Talavera (socio de Asdrúbal Antonio

Fretes Valenzano, hijo del ministro Fretes), en representa­ción de Eduardo Hrisuk Klekoc, hace llegar una oferta al Indert. Era para la venta de la propiedad con matrícula H21/1778 (Finca 1.057) a G. 30.000.000 la ha. Es decir, iba a ser un negocio de casi G. 150.000 millones, alrededor de US$ 20 millones.

Según el documento, la propuesta se presentaba consideran­do que la misma (la propiedad) se encuentra ocupada por personas beneficiar­ias del estatuto agrario. Además, en otro punto menciona que el inmueble tiene caracterís­ticas como que se encuentra apto para la agricultur­a contando con mecanizaci­ón en más del 90% de su extensión.

Los verdaderos dueños

El 25 de octubre de 2018, Gregorio Daniel Acosta Talavera –quien presentó la oferta al Indert– y Reinaldo Agustín Bazán Barrientos solicitaro­n un préstamo de G. 1.300 millones. Como garantía de la operación presentaro­n

Certificad­os de Depósitos de Ahorro (CDA) por un valor total de US$ 220.000. Sin embargo, ninguno de los dos eran los titulares de esos documentos, lo que hizo saltar las alertas en el banco de plaza.

Ocho CDA de US$ 10.000 cada uno que pertenecía­n a Tebicuary Campos & Hacienda SA, y otros seis por un valor total de US$ 140.000 que pertenecía­n a la firma Río Salado SA.

Tebicuary y Río Salado son dos de las empresas en las cuales el principal accionista es el hijo del presidente de la Corte, Asdrúbal Fretes Valenzano. Este aparece como multimillo­nario inversor cuando apenas era un modesto funcionari­o de la Fiscalía General del Estado.

Acosta Talavera, en respuesta a las consultas bancarias, dijo que él era el beneficiar­io real de los CDA presentand­o un contrato de compravent­a donde aparecía como vendedor y como compradore­s figuraban Reinaldo Bazán, Claudio Vera Larroza y Asdrúbal Fretes.

En el contrato de compravent­a de los CDA, Acosta Talavera declara haber cedido la totalidad de sus derechos y acciones sobre el pedido de venta de un inmueble al Indert a favor de Fretes, Bazán y Vera.

El precio de la venta de esos derechos, según dejaron por escrito, fue de unos US$ 2.850.000.

Es decir, el clan Fretes figuraba como el propietari­o real de las tierras que se pretendían vender al ente agrario.

 ?? ?? Asdrúbal Antonio Fretes Valenzano, hijo del ministro del Poder Judicial y que se presenta como propietari­o de la finca.
Asdrúbal Antonio Fretes Valenzano, hijo del ministro del Poder Judicial y que se presenta como propietari­o de la finca.
 ?? ?? Antonio Fretes, presidente con permiso de la Corte, convirtió en su feudo la Sindicatur­a General de Quiebras.
Antonio Fretes, presidente con permiso de la Corte, convirtió en su feudo la Sindicatur­a General de Quiebras.
 ?? ?? Gregorio Daniel Acosta Talavera, abogado que presenta la carta oferta al Indert el 10 de abril de 2013.
Gregorio Daniel Acosta Talavera, abogado que presenta la carta oferta al Indert el 10 de abril de 2013.
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Hugo Morán Ovelar, juez que ordenó cobrar impuestos como también la venta directa del “inmueble de papel”.

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