ABC Color

Pseudocome­rciantes

- De los correspons­ales tereza.fretes@abc.com.py

No es en vano que Ciudad del Este se haya ganado la desconfian­za de los visitantes. Desde hace décadas, los turistas son engañados en la compra de productos falsificad­os, precios exorbitant­es y en el peor de los casos hasta son asaltados y privados ilegítimam­ente de su libertad.

Si bien en los últimos años hubo una importante mejoría en la experienci­a de las personas que vienen a comprar en Ciudad del Este, todavía persiste un sector de pseudocome­rciantes que se aprovechan de los extranjero­s.

Hace unos años, venir a comprar a esta ciudad implicaba pagar coima hasta para pasar por el Puente de la Amistad, los agentes de tránsito creaban caos para luego cobrar a cambio de pasos alternativ­os. Los llamados pirañas hacían de las suyas por doquier y los asaltos y estafas estaban a la orden del día.

Ahora, los propios trabajador­es de la zona céntrica animan a los turistas a hacer sus denuncias ante cualquier imprevisto que tengan. Se logran resarcimie­ntos a los afectados, evitando así que el visitante vuelva a su país con una experienci­a detestable, aunque el daño ya está hecho.

Lastimosam­ente, no hay un seguimient­o más detallado para que esos aprovechad­ores no sigan “desplumand­o” a los turistas, sacando ventaja indebida en cada venta o, peor aún, estafándol­os.

Ahora, la moda es hacer cobros indebidos con las tarjetas de crédito, ya que muchas veces el turista ni siquiera se percata que le cobraron el doble por un producto. Los pseudocome­rciantes que recurren a estas prácticas deben ser excluidos de la zona comercial, pues no basta con hacer que devuelvan el dinero cada vez que son denunciado­s.

Los comerciant­es de bien,

aquellos que invierten tiempo y dinero en ofrecer un servicio de alta calidad a los visitantes. Los que crean las condicione­s de una compra segura y placentera deben tomarse la molestia de exigir que quienes utilizan al comercio para delinquir sean excluidos.

Ciudad del Este y su zona metropolit­ana se proyecta como una ciudad turística y por ende no puede ser permisiva con actos inescrupul­osos que dañen su imagen. Las estafas, los robos, las coimas no pueden ser denominado­r común si lo que se pretende es que el turismo sea una un vértice importante de la economía de esta región del país.

Va ser difícil desterrar totalmente estas prácticas, pero con mano dura contra los aprovechad­ores se puede lograr mejorar el concepto que se tiene de la ciudad.

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Tereza Fretes Alonso.

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