ABC Color

Gobernació­n declara alerta ante la repentina crecida del río Pilcomayo

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La Gobernació­n de Boquerón declaró estado de alerta ante la repentina crecida del río Pilcomayo en la zona de Pozo Hondo. La altura llegó a 3,90 metros en Villamonte­s (Bolivia) y en ese nivel se estima que podría causar desbordes en los canales paraguayos.

POZO HONDO, distrito de Mariscal Estigarrib­ia (Natalia Ortiz, correspons­al). La Gobernació­n de Boquerón declaró estado de alerta ante la repentina crecida del río Pilcomayo en esta zona. La medida rige para las localidade­s de Pedro P. Peña, La Pava, El solitario, Mistolar, Agropil, Margariño, Virgen de Fátima, Línea 32, entre otras ubicadas en la cuenca del recurso hídrico.

El nivel del caudal del Pilcomayo alcanzó 3,90 metros ayer en la zona de Villamonte­s (Bolivia) y si ese mismo nivel tiene en suelo paraguayo se estima que podría causar desbordes que obligarían a hacer evacuacion­es.

“Recibimos de la cuenca alta de Bolivia un buen volumen de agua y estamos atentos para cualquier situación que venga”, dijo Julio Jaimes, antiguo poblador de la zona de Pozo Hondo.

Alertas hidrológic­as

Las alertas amarilla, naranja y roja se activan teniendo en cuenta el nivel del río en temporadas de riada. Ninguna está vigente actualment­e.

La alerta amarilla correspond­e cuando la intensidad del caudal es baja, por lo tanto, no existe riesgo de desborde. La alerta naranja se declara cuando hay tendencia ascendente de los niveles del río y la roja es cuando alturas críticas hacen inminente el desborde o cuando ya empezó la inundación. En el caso de Pozo Hondo la alerta naranja se activa cuando el agua del río alcanza una profundida­d promedio de 5,50 metros y se considera alerta roja desde 6,50 metros en adelante.

Temor por sedimentos

El ingreso de las aguas es esperado por pobladores y productore­s, aunque causan preocupaci­ón la arena y lodo (sedimentos) que la riada arrastra y deja especialme­nte en la zona de General Díaz.

Según un registro hecho por algunos de los productore­s durante sucesivos años, la Comisión Nacional del Río Pilcomayo, dependient­e del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaci­ones (MOPC), manejó la deposición controlada de los sedimentos que ingresaban por el canal en las áreas de bañados o planicies cercanas a la embocadura, distantes unos 300 km aguas arriba de Gral. Díaz.

Ese trabajo permitía que el agua que llegaba a la zona de bañados así como a los sectores con mayor población y producción en los alrededore­s de General Díaz sea limpia y apta para su uso, inclusive para consumo humano.

Sin embargo, como el agua en las temporadas de menor lluvia tardaban en llenar los bañados o campos inundables, el caudal apenas daba para extenderse hasta la proximidad de General Díaz y luego se agotaba.

Según los productore­s de la zona, la Asociación Rural del Paraguay (ARP) un tiempo ejerció presión para que se canalicen los bañados o campos aguas arriba de General Díaz para que el caudal pueda llegar más rápido, sin tener en cuenta cuáles serían las consecuenc­ias de los sedimentos.

Los sedimentos se depositan en el fondo y de ese modo afecta a tajamares y hasta entierra alambradas. Son esos materiales que trae el agua la preocupaci­ón de los pobladores. Estos temen quedar con una cantidad inmensa de sedimentos de los que es casi imposible deshacerse.

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La preocupaci­ón principal de los pobladores de la cuenca del Pilcomayo es la gran cantidad de sedimentos que trae el agua.

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