Francisco insta a “tomar conciencia de quiénes somos realmente”
El papa Francisco invitó a la introspección en un mundo consagrado a lo “social” y en el que “todo debe ser expuesto y ostentado”, lamentó en la misa del Miércoles de Ceniza con la que inauguró el periodo de Cuaresma. Instó a quitarse “los revestimientos mundanos y volver al corazón, a lo esencial”.
ROMA (EFE). Este tiempo de purificación previo a la Semana Santa, dijo, sirve para “ayudarnos a quitar todo maquillaje y todo aquello de lo que nos revestimos para parecer adecuados, mejores de lo que realmente somos”.
“Significa mirarnos por dentro y tomar conciencia de quiénes somos realmente quitándonos las máscaras que a menudo usamos (...) abrazando la verdad de nosotros mismos. La vida no es una actuación”, sostuvo.
Francisco presidió el rito de la imposición de la ceniza, símbolo del carácter finito de la existencia, en la basílica de Santa Sabina de Roma aunque, como en años anteriores, no participó en la procesión previa por sus conocidos problemas de movilidad. En su homilía, aseveró que la Cuaresma es también “una invitación para nosotros”, subrayó, que “a menudo vivimos en la superficie, que nos inquietamos para hacernos notar, que siempre necesitamos ser admirados y apreciados”.
“Sin darnos cuenta, nos encontramos sin contar más con un lugar secreto donde detenernos y custodiarnos a nosotros mismos, inmersos en un mundo en el que todo, incluso nuestras emociones y sentimientos más íntimos, debe volverse ‘social’”, lamentó.
Y agregó: “Pero, ¿cómo puede ser social lo que no brota del corazón? Hasta las experiencias más trágicas y dolorosas corren el riesgo de no tener un lugar secreto que las custodie: todo debe ser expuesto, ostentado, entregado al parloteo del momento”. Por eso, el Papa llamó a no tener miedo a quitarse “los revestimientos mundanos y volver al corazón, a lo esencial”.
Vicio de la pereza
Durante la audiencia general de los miércoles, Francisco también alertó del vicio de la pereza, que aseguró es “una tentación muy peligrosa” y que es “un poco como morir por anticipado”, durante la audiencia general celebrada en el aula Pablo VI.
“Se trata de una tentación muy peligrosa. Quien cae víctima de este vicio, es como si fuera aplastada por un deseo de muerte: todo le disgusta, la relación con
Dios se le vuelve aburrida y también los actos más santos, los que le habían calentado el corazón, ahora, le parecen completamente inútiles”, explicó el Papa.
En esta nueva reflexión sobre los vicios y pecados, Francisco explicó que la pereza se “define como el ‘demonio del mediodía’, pues nos atrapa en mitad del día, cuando la fatiga está en su ápice y las horas que nos esperan nos parecen monótonas, imposibles de vivir”.
Y agregó que “es algo que recuerda mucho el mal de la depresión, tanto desde el punto de vista psicológico como filosófico”.
El perezoso, agregó Francisco, se deja llevar por la distracción y quiere estar siempre aturdido por lo que “es un poco como morir por anticipado”.
“¡Cuántas personas, en las garras de la acedia, movidas por una inquietud sin rostro, han abandonado tontamente el camino del bien que habían emprendido! La de la acedia es una batalla decisiva, que hay que ganar a toda costa”, instó.