Soy paraguayo, obvio que…
Juan González es paraguayo, y claro que su salud está cubierta por eventos de caridad antes que por el Estado. Giuliana Mellone es paraguaya, obvio que cuenta con más custodia policial en una movilización ciudadana que caminando en el parque. Guillermo Gómez es paraguayo, y obvio que tiene menos oportunidades de conseguir un trabajo digno que los “nepobabies”. Claro es que todos somos víctimas de un Estado secuestrado por una gavilla de políticos bajo tutela del patrón, que como mafia, solo defienden sus propios intereses y privilegios a costa del pueblo.
Giuliana Mellone fue víctima de asaltantes que la atacaron en la mañana de un lunes en el Parque Carlos Antonio López, durante su ronda de ejercicios diaria. La joven fue víctima en un lugar de encuentro común de las familias del barrio Sajonia, lugar abandonado por el Gobierno, que decide mandar más policías a la residencia de Horacio Cartes antes que brindar mayor seguridad a la ciudadanía.
Juan González es un nombre genérico, pero da vida a los miles de compatriotas que lograron conquistar el derecho del acceso a una salud universal, la cual se paga con sus impuestos; sin embargo, ante cualquier enfermedad, se ven obligados a hacer eventos de solidaridad para solventar los gastos de salud.
Guillermo Gómez es el nombre de cada paraguayo que todos los días busca conseguir un trabajo digno; sin embargo, hace días vimos a jóvenes muriendo en busca de una paga ínfima en trabajos ilegales, frente al privilegio de los hijos y amigos de quienes ostentan el poder, que obtienen jugosos salarios sin esfuerzo mínimo más que el de haber nacido con un apellido acomodado.
Pero no son coincidencias las penurias que pasa cada ciudadano para que cada cinco años aparezca un rostro nuevo con pañuelo rojo que, ostentando su poder, somete al pueblo para luego erigirse como “el salvador” y mantenerse en el Estado para defender sus privilegios, y ante las voces disidentes, tal como matones mafiosos, las acallan pisando hasta sus propias reglas, como lo hicieron con la ilegal expulsión de Kattya González.
Pese a eso, vemos a un grupo de jóvenes y no tan jóvenes cansados e indignados, que se sumaron a un “challenge”, que no es un simple reto viral en una red social, es un reto viral nacional necesario, el de cambiar a la clase política del país con la verdadera participación ciudadana, tomando las calles y denunciando el manejo inescrupuloso del poder de unos pocos que sostienen sus privilegios, los cuales ya empiezan a transpirar por el miedo a perderlos.