Solo 4 de 250 plazas de Asunción llevan nombre de mujer paraguaya
Las plazas dicen mucho de una ciudad y en especial de su población. Asunción, por ejemplo, eligió dar poco espacio a las mujeres a la hora de homenajear figuras en espacios públicos. Solamente cuatro nombres de paraguayas están en carteles de plazas. Una de ellas no habría sido elegida por su aporte al país, sino por ser la abuela de Stroessner. ¿Acaso no hay mujeres a quienes valga la pena recordar? La pregunta va para los concejales. Solo 3 mujeres son recordadas por sus aportes
El aspecto de una plaza demuestra la calidad de las autoridades elegidas en una ciudad, así como la importancia que da la ciudadanía a exigir su derecho de tenerla en buen estado. Es así también que el nombre de las plazas habla de la historia, cultura y legado de personas renombradas al país, y demuestra el respeto que se tiene a la memoria histórica y a las figuras que han participado de forjar la nación. En Asunción, solo cuatro plazas llevan el nombre de una mujer paraguaya.
Según el registro proveído por la Municipalidad de Asunción, hay 15 plazas que tienen nombres femeninos en la capital. Aunque, varias se refieren a nombres de figuras de la Iglesia Católica: Isabel la Católica, Nuestra Señora de la Asunción, Santa Librada, Santa Teresa, María Auxiliadora, Virgen de la Paz y Santa Elena.
A los citados nombres se suman las de las plazas Villa Verónica y Villa Soledad. En el barrio San Pablo, hay plazas que se llaman Mujeres Paraguayas y Madres Paraguayas. Aún así, solo cuatro plazas llevan el nombre de mujeres paraguayas, lo que contrasta con el número total de estos espacios públicos en Asunción, que es de 250.
Las féminas que son honradas con sus nombres son Celsa Speratti, Lola de Miño, Carmen de Lara Castro y Heriberta Stroessner. Esta última fue familiar del dictador Alfredo Stroessner.
Los nombres elegidos dicen mucho de Asunción y de su población y el innegable machismo que “reinó” a lo largo de los años.
Estos datos, nos hacen cuestionarnos, ¿es que acaso no hay más mujeres que aportaron al país y a quienes se debería haber rendido este tipo de homenaje, o es que se eligió ignorarlas?
El jefe municipal de Áreas Verdes, Armando Becvort, recordó que quienes han elegido las denominaciones a lo largo de los años son los concejales, por ordenanza municipal.
Es sabido que históricamente hombres han ocupado esas bancas municipales en su mayoría, y recién en los últimos años las mujeres han ganado mayor espacio. En el actual periodo, en la Junta Municipal de Asunción, hay cuatro bancas de mujeres, versus 20 bancas de hombres: Jazmín Galeano (PEN), Fiorella Forestieri (PLRA), Rosanna Rolón (ANR), Paulina Serrano (PPQ).
Una plaza para la abuela de Stroessner en Asunción
Hay plazas antiguas de las que ni siquiera se tienen registros, alegó Becvort al ser consultado sobre la denominada Heriberta Stroessner, quien fue la abuela del exdictador Alfredo Stroessner.
Este fue conocido por colocar su nombre y el de sus familiares en plazas, calles, rutas, barrios, escuelas, clubes y hasta ciudades del país.
Opositora al stronismo
Carmen de Lara Castro, conocida como “Ña Coca”, fue una incansable luchadora por los derechos de la mujer en el Paraguay durante el gobierno de Stroessner.
Lara Castro creó la Asociación Cultural de Amparo a la Mujer en 1962 y fundó la Comisión Paraguaya de los Derechos Humanos en 1967. Tras una larga trayectoria, fue electa diputada nacional por el PLRA, en donde se desempeñó como opositora, según archivo de ABC.
Incluso, recientemente concejales intentaron cambiar
el nombre de esta plaza, por la de un hombre, pero fue rechazado por organizaciones.
La mujer que aparece en el billete de G. 2.000
La historia de Celsa Speratti no se puede contar sin la de su hermana, Adela Speratti. Ambas fueron, sin lugar a dudas, dos de las referentes esenciales de la educación en nuestro país.
Según archivo de ABC, son consideradas próceres de la educación en el Paraguay. Organizaron la educación pública de las mujeres
y fundaron la Escuela Graduada de Niñas, la Escuela Normal de Maestras y la Escuela Normal de Profesoras. Las hermanas fueron formadoras de generaciones de docentes. Además, aparecen en la imagen del billete de G. 2.000.
Su plaza se ubica sobre Celsa Speratti y Teniente Rojas, en el barrio Mburicaó.
La primera senadora
Doña Lola de Miño fue una maestra, quien ejerció en su pueblo natal por varios años. Durante la Guerra del Chaco (1932-1935), presidió la Comisión de Ayuda a los Combatientes de la Guerra.
En 1967, el Gobierno llamó a elecciones para la formación de la Convención Nacional Constituyente, siendo electa doña Lola de Mino como integrante. Así se convirtió en la Primera Mujer Convencional. Luego, fue electa como una de las dos primeras mujeres senadoras de la nación.