Bower presenció y ordenó torturas a policías, según Fiscalía y querella
Para los representantes de la Fiscalía, así como para los abogados que ejercen la querella adhesiva, el exministro del Interior Walter Bower Montalto no solo presenció, sino que ordenó a los policías Merardo Palacios y Osvaldo Vera que perpetren las torturas en contra de otros policías que supuestamente se sublevaron en un fallido golpe de Estado en mayo de 2000. “Apriétenles los testículos hasta que cante”, supuestamente fue su orden.
El segundo juicio oral por tortura y lesión en el ejercicio de funciones públicas que enfrentan el exministro del Interior Walter Bower, el subcomisario Merardo Palacios y el oficial segundo Osvaldo Vera Espínola se inició a las 8:00 de la mañana del sábado 24 de febrero y se extendió hasta las 19:00, en una maratónica jornada llevada adelante por el tribunal de sentencia presidido por el juez Fabián Weisensee, e integrado además por las magistradas Cándida Fleitas y Laura Ocampos.
El juicio oral se reanudará el próximo lunes 26 de febrero, a las 13:00.
Tras el rechazo de los incidentes propios del inicio de la audiencia de juicio oral y público, por parte del tribunal de sentencia, se iniciaron los alegatos con las acusaciones del Ministerio Público y los querellantes adhesivos.
La fiscala está representada por la agente Sonia Sanguinés, de la Unidad Especializada en Derechos Humanos, quien es coadyuvada por el fiscal Luis Chamorro. El abogado Carlos Álvarez ejerce la querella adhesiva en representación de la víctima de lesa humanidad el oficial inspector Jorge Luis López, en tanto que el abogado Rolando Alum es querellante por la víctima Crio. principal Alfredo Cáceres.
Los abogados exfiscales René Fernández y Gilvi Quiñónez
ejercen la defensa de Walter Bower, mientras que los defensores públicos Carlos Arce y Nilse Pérez representan al procesado Merardo Palacios, en tanto el abogado Secundino Méndez defiende a Osvaldo Vera Espínola.
La fiscala Sonia Sanguinés en sus alegatos iniciales manifestó que el primer hecho se perpetró el 19 de mayo de 2000 cuando la víctima Jorge Luis López es trasladada hasta la Comisaría 11 Metropolitana, donde es recibido e increpado por el Crio. Basilio Pavón (acusado ya fallecido) y por los procesados policías Merardo Palacios y Osvaldo Vera.
Le acusaron a López de haber sido uno de los cabecillas del intento de golpe de Estado, ocurrido el 18 de mayo de 2000.
Pavón le ordena al policía Vera que le saque el arma a López, le vendara los ojos y empiece la tortura con golpes en varias partes del cuerpo especialmente en los pies y le interrogaron por su supuesta participación del fallido golpe, dijo la fiscala Sanguinés.
Querían saber quién era el financista de la sublevación, pero cuando respondía que nada sabía, los golpes eran más fuertes por parte de Palacios y Vera, acusó la Fiscalía.
Luego le trasladan a López a la Agrupación Especializada de la Policía Nacional,
específicamente en el lugar denominado “cuadrilátero”.
El segundo hecho ocurrió el 21 de mayo de 2000 en el interior del Comando de Infantería de Marina. Allí ya se encontraba detenida la segunda víctima, el Crio. Alfredo Cáceres, desde el 19 de mayo.
En este lugar se trasladaron el subcomisario Palacios, el oficial segundo Vera y el entonces ministro del Interior Walter Bower. Realizaron el mismo procedimiento, le vendaron los ojos, le ataron las manos, le pisaron y comenzaron los apremios físicos, que fueron constantes y sistemáticos.
Los interrogatorios siempre tenían el mismo fin, conocer a los supuestos financistas del intento de golpe de Estado, según indicaron.
A la Marina también le trasladaron a Jorge Luis López, para un “careo”, pero siempre fueron agredidos en el interrogatorio. Todo este procedimiento fue bajo la supervisión y autorización del entonces ministro del Interior Walter Bower, acusó la representante del Ministerio Público.
Subalternos torturaron a sus superiores
El querellante Rolando Alum, representante legal de la víctima Crio. Alfredo Cáceres, relató que subalternos en la Policía Nacional, como el subcomisario Merardo Palacios y el suboficial 2° Osvaldo Vera, procedieron a agredir a sus superiores, incluido el oficial Inspector Jorge Luis López.
Durante el Estado de Sitio, 89 personas fueron detenidas, pero no estaban los nombres de Alfredo Cáceres y Jorge López, quienes prácticamente fueron secuestrados de la Comandancia de la Policía Nacional. Solamente por medio de un hábeas corpus promovido por la esposa de Cáceres se pudo ubicar al comisario en la Infantería de Marina, aseguró el querellante,
El ministro del Interior Walter Bower dispuso que sea la Comisaría 11 Metropolitana el local de la tortura, como se hacía en el Departamento de Investigaciones, en tiempos de la dictadura, indicó Alum.
Agregó el abogado que las víctimas fueron humilladas, como policías fueron vejadas rompiéndoles lo más sagrado que una persona juramentada y uniformada posee que es su uniforme, por un supuesto hecho que ni conocían.
Pero como todo fue con la anuencia del ministro del Interior, podían hacer lo que querían en la Comisaría 11, relató el abogado.
Alum también dijo que para evadir la responsabilidad de lo ocurrido en la Comisaría 11 se edificó otra nueva comisaría al lado mismo, sufrió modificación como la reubicación de los calabozos, que eran lo más importante, se echó un árbol de mango donde fueron vejados los oficiales.
El 21 de mayo de 2000, como los torturadores no obtuvieron ninguna información que consideraran válida para sus pretensiones, programaron llevar a Jorge López a un “careo” en la Infantería de Marina, donde había sido ya estaba Alfredo Cáceres, pero nadie sabía su paradero.
La comitiva de torturadores llevó a Jorge López, a las 21:00, a las 22:00 ingresó Bower con su comitiva, inclusive fue alarmado, por esa razón, el comandante de la Armada.
Ya estando Bower en la Marina, le atan las manos hacía atrás, le vendan los ojos a Cáceres, lo arrodillaron boca para abajo y le levantan con el peso de su cuerpo sobre sus brazos lo que le produjo un dolor terrible. Querían saber quiénes eran los financistas, dijo Alum.
Entonces Bower, que tiene una voz inconfundible ordena: “Apriétenle los testículos hasta que cante”. Todos los testigos detenidos en la Marina relataron lo mismo; que Alfredo Cáceres no podía ni siquiera caminar, agregó el querellante.
El médico que le atendió en la Infantería de Marina, al principio inclusive negó haberlo atendido a Cáceres, pero posteriormente, este médico Blas Antonio Gómez, por propia voluntad relató en Fiscalía que no iba a mantenerse digno ni poder mirar a los ojos de sus hijos si mantenía esa posición de mentira y confesó que sí hubo torturas, enfatizó Alum.
Robaron libro de novedades de la Marina
Alum también dijo en los alegatos iniciales que un marino digno se apoderó del libro de novedades de la Marina y llevó a Abc Color. Posteriormente este documento se presentó a una escribanía para su entrega a las autoridades. “Gracias a este hecho, se tiene una copia autenticada de este libro en el que consta la presencia de los acusados Bower, Palacios y Vera en la unidad de Marina”, declaró el abogado.
Este libro de novedades fue posteriormente robado de los tribunales, pero afortunadamente la copia autenticada que fue obtenida en la escribanía, se pudo incluir como prueba en el expediente de lesa humanidad.