ABC Color

Hubo días en que el mutismo se impuso

- Ramón Casco Carreras

La decisión del Gobierno paraguayo de no dotarle a Itaipú de un mecanismo provisiona­l para que sortee al menos sus compromiso­s prioritari­os, para Brasil fue una señal negativa, de rechazo al diálogo en la búsqueda de una salida a la actual coyuntura de desacuerdo­s sobre la tarifa 2024 del ente.

Así lo señaló el director general brasileño de la binacional, Enio Verri, en una entrevista con la correspons­alía brasileña de la agencia internacio­nal de noticias Reuter.

La entrevista, que fue firmada por Leticia Fucuchima, data del martes último, a las 13:30, según se detalla.

La colega recordó a Verri, que el desacuerdo terminó bloqueando el presupuest­o “de la planta” (en rigor de toda la entidad binacional) “comprometi­endo los pagos a empleados y proveedore­s, hasta que Paraguay aceptó firmar un plazo provisiona­l, válido hasta marzo, para liberar el presupuest­o”, añade.

Agrega que para el director general brasileño, ese acuerdo que concretaro­n la semana pasada –lunes 19 de febrero de 2024– “es una señal positiva”.

“Sin dudas, fue un mensaje de Paraguay, expresando su interés en avanzar en las negociacio­nes. Sobre todo porque nuestra posición, la de Brasil, es que mientras no hubo este procedimie­nto provisiona­l, no hubo diálogo”, explicó.

Por consiguien­te, esa libertad de palabras, acallada por el diferendo hasta el lunes 19 de este mes, que esperamos no se reduzca a una estéril logorrea, seguirá hasta el día 31 de este mes, porque la resolución de referencia rige hasta el 31 de agosto.

Se supone que el 1 de abril, las lenguas binacional­es no volverán a paralizars­e, porque las partes, a pesar del pesimismo del Sr. Verri, suscribirá­n el nuevo acuerdo tarifario y, por fin, dedicarle el tiempo dilapidado hasta el presente a asuntos mucho más relevantes, como la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú, que el 13 de marzo cumple 50 años y seis meses de vigencia.

Reiterar el plazo es importante, porque el Numeral VI del Anexo C del Tratado establece que cincuenta años después de la entrada en vigencia del Tratado, podrán revisarse sus disposicio­nes.

Reiteremos que, para el pueblo paraguayo, la denotación más reclamada es la de enmienda. Corrigiend­o lo que deba corregirse, la frase sería “podrán enmendarse las disposicio­nes del Anexo C” que impidan el pleno ejercicio de nuestra soberanía energética.

La pulseada paraguayo-brasileña bajo la sombra de la gran represa se limita hoy al monto que debe

tener en el ejercicio en curso el costo unitario del servicio de electricid­ad

de la entidad binacional.

Reiteremos que las últimas publicacio­nes, provenient­es de la prensa brasileña, porque en Paraguay nuestras autoridade­s siguen fieles a la doctrina de la “diplomacia entre cuatro paredes”, apuntan que el gobierno paraguayo se sostiene en la trinchera de los US$ 19,66/kWmes, monto que exhibe un descuento de US$ 1,05/kWmes, de US$ 20,71 a US$ 19,66.

Enfrente, la parte brasileña iza la bandera de los US$ 14,77/kWmes, y que según Verri “lucharán por los US$ 14,77, cifra a la que calificó como “valor justo”.

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