Por la inseguridad e impunidad
LA MAYOR OLA DE ASALTOS EN LA ÚLTIMA DÉCADA EN LA REGIÓN FRONTERIZA Corrupción policial avalada desde Asunción
La insostenible inseguridad en Alto Paraná, que en teoría debería ser combatida por la Policía Nacional, en realidad se ve estimulada por la abierta corrupción de sus efectivos que, en algunos casos, trabajan directamente para y con los criminales.
En un lastimoso caso, por ejemplo, la propia cúpula policial informó el 27 de febrero pasado en una conferencia de prensa que se efectuó el traslado a Asunción del suboficial inspector Isabelino Espínola, quien era personal de la oficina de Investigaciones de Ciudad del Este.
Este agente, supuestamente, filtró información y evitó la desarticulación de la banda que robó casi G. 500 millones el 17 de febrero pasado al apretar a tres cambistas de Encarnación en una estación de servicios de Ciudad del Este.
El 22 de febrero pasado, el suboficial mayor Diego Osvaldo Cáceres Benítez, quien vive en Ciudad del Este y que ya había sido encarcelado cuando trabajaba en la oficina de Investigaciones de esa ciudad, fue recapturado en Juan Manuel Frutos en una persecución a tiros y en posesión de una camioneta blindada robada en Brasil.
La permisividad de la Policía Nacional del país facilitó varios otros sonados golpes registrados últimamente en Ciudad del Este, como el del 19 de febrero pasado, cuando unos asaltantes redujeron a golpes a un guardia y luego robaron la caja fuerte del supermercado Pastas del Este, y el del 25 de febrero pasado, cuando seis delincuentes arrancaron con una camioneta y se llevaron un cajero automático del banco Itaú, del predio del supermercado Stock del barrio Ciudad Nueva.
Otro hecho que en su momento desató gran indignación en el este del país fue el video del asalto que sufrió en su propia casa, en su propia habitación, un matrimonio dueño de una carnicería, el 25 de enero pasado.
Ese caso, así como casi todos los otros citados en este material, quedaron prácticamente en el oparei, ante la pasividad cómplice de la Policía, que renovó su cúpula en Alto Paraná el 12 de febrero pasado, cuando el comandante Carlos Benítez designó a Feliciano Martínez como director de Policía y a Wilfrido Maldonado como jefe de Investigaciones.
Inseguridad en el resto del país
La inseguridad en el resto del país también va tomando dimensiones alarmantes.
Por ejemplo, en el tradicional parque Carlos Antonio López de Asunción, el 12 de febrero pasado fue baleada en la cara la joven abogada Giuliana Ailén Mellone Jara (24), quien fue asaltada por cinco jóvenes.
Giuliana fue incluso manoseada por los delincuentes, quienes la rodearon cuando hacía una caminata.
El 20 de febrero pasado, Óscar Efraín Estigarribia Páez (16) fue asesinado de una puñalada en un asalto en Filadelfia, cuando iba caminando a su colegio.
Su familia criticó duramente al Gobierno y sus amigos se quejaron del avance de la drogadicción en la referida zona del Chaco.
Otro flagelo que la Policía no
pudo solucionar aún es la ola de asaltos a locales de Biggie.
Casi cada día, distintos locales de esta cadena sufren violentos atracos, principalmente en horario nocturno.
Afortunadamente, aún no hubo víctimas fatales en estos hechos,
pero seguramente, como es costumbre en Paraguay, recién después de que haya algún muerto la Policía y la Fiscalía van a reaccionar y perseguir y castigar a los autores de estos ilícitos.
La seguridad de los paraguayos y de todos quienes habitan este país
sigue siendo responsabilidad del ministro del Interior, Enrique Riera Escudero, y del comandante de la Policía, comisario general comandante Carlos Humberto Benítez González, quienes son sostenidos por el presidente de la República Santiago Peña Palacios.