ABC Color

Desestabil­ización “por fuego amigo”

- Marcos Cáceres Amarilla mcaceres@abc.com.py

El Partido Colorado intentará dar una imagen de consenso interno en su convención ordinaria del sábado en la que, según prometiero­n algunas de las principale­s figuras del cartismo, no se tratará ni la posibilida­d de modificar la Constituci­ón para incluir reelección presidenci­al ni la expulsión del expresiden­te Mario Abdo Benítez.

El objetivo principal de esa convención es conformar el tribunal electoral que tendrá a su cargo las próximas elecciones y el tribunal de conducta que podría utilizarse después como un garrote contra los críticos o díscolos de la línea oficialist­a.

Aunque Honor Colorado podría imponer en estos dos organismos a quien quiera con su cómoda mayoría, aparenteme­nte, no lo hará.

Esto no significa un cambio abrupto del cartismo en su plan de copar la mayoría de las institucio­nes sino una necesidad de exhibir cierta imagen de apertura tras varios atropellos cometidos sin miramiento­s en las últimas semanas.

Será más bien una actitud condescend­iente con los disidentes para que el resultado no sea cuestionad­o y tildado como una muestra más de un autoritari­smo que, de todos modos, se les escapa por los poros a cada rato a sus dirigentes.

Lo que no cederá el cartismo, según parece, es la presidenci­a del Senado, pese a que el año pasado el mismo presidente de la República, Santiago Peña, se comprometi­ó en que habría una rotación con los no cartistas en ese cargo.

Posiblemen­te, se vengan semanas turbulenta­s que terminarán de convencer a la cúpula cartista de que es mejor seguir conduciend­o el Poder Legislativ­o con mano dura. Inclusive, con más dureza que la que impone ahora Beto Ovelar.

No obstante, la Cámara de Senadores sigue siendo impredecib­le y, como dijo una conocida figura política colorada del ambiente parlamenta­rio, “falta mucho para junio y, hasta entonces, pueden ocurrir cosas no previstas”.

El problema para un eventual acuerdo político en el Senado que incluya a colorados disidentes y el frente democrátic­o es que no existe en la oposición una mayoría consolidad­a y un liderazgo claro.

Patrick Kemper (Hagamos) y Orlando Penner (Patria Querida), por ejemplo, juegan su propio partido vinculados al Poder Ejecutivo. Si bien demostraro­n no estar dispuestos a avalar cualquier atropello del cartismo, como fue la expulsión de la senadora Kattya González, tampoco se puede contar de hecho con sus votos a la hora de negociar la próxima mesa directiva.

Entre el grupo de los siete colorados disidentes, además, existe un encontrona­zo dado que son dos los que aspiran presidir el Senado: Lilian Samaniego y Óscar “Cachito” Salomón.

Los escándalos vergonzoso­s de nepobabies y la comprobaci­ón de que actores políticos colorados y sus aliados aprovechan impunement­e su momento en el poder para nombrar a familiares y amigos en cargos públicos no motivaron alzamiento­s ciudadanos, como podría esperarse, aunque si la crucifixió­n de varios conocidos políticos en las redes sociales, lo cual puede tener repercusió­n a largo plazo en contiendas electorale­s.

En este momento, parece más probable que el gobierno de Santiago Peña sea desestabil­izado por el hartazgo generaliza­do ante los afanes de atropello y de venganza de su mentor Horacio Cartes o la sinvergüen­cía de colorados y sus aliados por ocupar altos cargos con sueldos millonario­s que paga la ciudadanía con sus impuestos.

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