Piden un Congreso que no sea títere de un todopoderoso
El pediatra Ignacio Iramain es el sustituto de la senadora Kattya González (PEN) en el Senado. Miembro de una tradicional familia de médicos, en esta entrevista afirma: “Necesitamos un Parlamento que no sea títere de la voluntad de un todopoderoso”. Recla
–¿De cuál familia de los Iramain es usted?
–Mi padre fue el primer pediatra de la familia. Tengo primos y primas pediatras, hijos pediatras...
–Cuántos años?
–71.
–¿Casado? ¿Hijos?
–Soy casado, tengo seis hijos y 14 nietos.
–Algunos le cuestionan. Dijeron que usted es uruguayo...
–Yo soy hijo de exiliados. Nací en Montevideo porque mi padre se refugió en Uruguay después de la Guerra Civil (del 47). No le permitían tener papeles. Tuvo que culminar sus estudios en el Uruguay. Cuando volvimos yo tenía nueve meses. En la época de Stroessner no podía nacionalizarme, pero después cumplí con todos los pasos y de acuerdo a la Constitución soy más paraguayo que la mandioca.
–¿Cómo se encuadra ideológicamente? ¿Socialista como Aníbal?
–(sonríe) No. Yo estoy en una línea de centro. Los extremos ideológicos no me satisfacen. Busco la línea media. No milito en ningún partido político en este momento. Fundamentalmente me interesa el bien común.
–¿Por primera vez incursiona en política?
–Yo siempre hice militancia ciudadana, pero en los gremios: Asociación del Hospital de Clínicas, Círculo Paraguayo de Médicos, dentro de la medicina prepaga. Estoy tratando de reordenar toda mi actividad profesional después de esta situación inesperada.
–¿No se figuraba entrar al Senado?
–Yo espero que la senadora Kattya (González) vuelva pronto a ocupar su lugar como corresponde. Espero que los senadores que lo destituyeron recuperen la racionalidad política. Si no vuelve, tendré que continuar y asumir el compromiso.
–¿Va a perder plata como senador? ¿Cuánto es el salario?
–Me dijeron que con los descuentos son 23 millones de guaraníes.
–¿No compensa con lo que gana en el sector privado?
–No. Los médicos que trabajamos en la actividad privada tenemos que hacer nuestra propia jubilación. Hoy me reclama el compromiso público y tendré que asumir como ciudadano que busca mejorar este país.
–¿Van a seguir los asesores de la senadora que fueron la base de su destitución, José Torales y Soledad Blanco?
–Soledad Blanco renunció. Torales tampoco está. El resto es un equipo ya formado. Tiene buena producción legislativa. Estoy seguro de que voy a tener un excelente apoyo de parte de ellos, si continúo.
–En su primera intervención, el jueves (durante la sesión ordinaria), usted pidió pasar al estrado. ¿Puede resumir su mensaje?
–Como fue mi primera participación en el recinto del Congreso quería pasar al atril.
–Dijo que podía ser su última intervención, ¿por qué?
–Lo dije en el sentido de que, primero, la gente está siempre muy dispersa en el ámbito del recinto. Quería además que todos escuchen el mensaje, porque se refería justamente al comportamiento que tuvieron los senadores aquel 14 de febrero, fecha nefasta en donde el Congreso hizo una violación a las normas constitucionales. Se ha cometido una transgresión que ensombrece el pronóstico de la evolución democrática.
–Usted habló de destrucción del Estado de derecho. ¿No es un poco exagerado?
–Bueno, nosotros seguimos en una eterna transición. No hemos podido culminar siquiera una alternancia con el expresidente Fernando Lugo (depuesto por el Congreso en junio de 2012). No hemos podido completar ese período (2008-2013). Esto que ocurrió ahora en el Senado constituye un segundo golpe cívico de la manera en que fue realizada. Fue una ejecución exprés desde el punto de vista jurídico y lógicamente ético. Estamos asistiendo a una descomposición del Estado de derecho. Cuando la justicia delibera sobre casos importantes, la justicia siempre llega tarde, si llega, o lo hace de manera injusta.
–¿Por qué la senadora no se defendió o no quiso defenderse?
–La argumentación fue absolutamente falaz, inconsistente, tendenciosa y hasta miserable. Ninguno de los argumentos era causal de una pérdida de investidura.
–Fue acusada de avalar el planillerismo (de Torales y Blanco)... (según el libelo acusatorio leído por el senador Dionisio Amarilla, hoy expulsado del PLRA).
–Era un problema administrativo que si hubiera existido, cosa que no existió, era un problema netamente administrativo, de manejo del área de recursos humanos del Parlamento. No era para que pierda la investidura. Acá había un claro deseo de hacer prevalecer la violencia política. Se hizo una lapidación política, una ejecución pública rápida de la senadora, sin cumplir los plazos constitucionales que ella se merecía ni se ejecutó ninguno de los procedimientos en el reglamento...
–Se habló mucho de quiebre institucional, se dijo que esa destitución iba a acarrear graves consecuencias económicas...
–A nosotros nos sorprendió la reacción de todos los sectores de la sociedad, desde los más conservadores a los más liberales o progresistas. Todo el abanico de la sociedad se manifestó en contra de lo que entendió que era una clara violación constitucional. No solo hubo una reacción nacional sino internacional. Fue acompañado por los embajadores. Eso tiene su impacto.
–Aunque en Paraguay parece que hace tiempo se aprendió a separar la economía de los ruidos políticos.
–En el mundo se asocia al Paraguay a su grado de corrupción y su inseguridad jurídica. Los hechos lo demuestran. ¿Cuántas son las inversiones que vienen a dar progreso a la calidad de vida de la población? Vivimos una economía informal en donde la formalización está cada vez más difícil, nuestro índice de productividad es bajo, nuestro índice de desarrollo humano también. Hay una gran desigualdad, concentración de la riqueza, gran concentración ahora del poder. Eso hace que nuestro país sea observado con preocupación, en vez de ser una oportunidad, porque en este país hay gente muy trabajadora, gente que produce, que tiene capacidad para poder progresar, pero realmente la retribución que recibe es muy baja, hasta miserable si se quiere. Lógicamente, eso es lo que se quería transformar y en eso estaba empeñada la senadora y vamos a seguir en esa misma línea.
–Ahora que conoce más de cerca a los políticos, ¿cuál es el concepto que tiene de ellos?
–Yo hice siempre política, pero gremial, política del bien común, como le dije. En este Parlamento se ve una baja calidad en el comportamiento y en la producción. Ahora recién voy a convivir más de cerca y vamos a ver cómo se comportan, pero la temperatura, la medida de lo que puede este Parlamento ya fue señalada con esa clara violación constitucional. Si se viola la Constitución en el propio Parlamento, y bueno, entramos en un estado de anomia nacional con falta de principios, falta de valores. Entonces, la delincuencia, que es mayoría en este momento en las calles, también se está comportando como mayoría dentro del Parlamento.
–¿Está de acuerdo cuando se los trata de basura, de corruptos, de “subhumanos”, como dice de sus políticos compatriotas el presidente argentino (Javier) Milei?
–Mire. Yo soy firme en mis convicciones y suave con la gente. Yo tengo la convicción de que nuestro país puede avanzar si es que realmente nos ponemos a hacer políticas de bien común, pero mientras estemos en rencillas, en discusiones absolutamente inoperantes, sin ninguna orientación, va a ser muy difícil avanzar. Aún con todas las dificultades en este período de transición algo se ha hecho. Pero necesitamos dar pasos más importantes en el sentido de construir una República democrática con un verdadero estado de derecho donde la libertad y el respeto sean los pilares fundamentales de nuestra convivencia ciudadana.
–¿Es posible ver crecer a la oposición que está cada vez más atomizada, alejada de la posibilidad de ser poder? No se ve un esfuerzo para diferenciarse. Se nota más bien que le gusta su “zona de confort”.
–El problema es distinguir a la verdadera oposición, porque muchos de los que se presentaron como oposición se pasaron al bando contrario. La verdadera oposición es la bancada democrática que se está construyendo en este momento. Hay que formar equipo. Hay que tener propuestas concretas. Hay que tener una visión país y ambición de poder. Si eso no logra la oposición, y bueno, tampoco merece sustituir al partido Colorado.
“Necesitamos que la Corte también dé su opinión (sobre la expulsión de la senadora del Encuentro Nacional, Kattya González), que tenga suficiente coraje cívico como para hacerlo de la manera más rápida posible y reclamo que este Parlamento rectifique ese su error inexcusable”.
–En este período, la fuga de opositores hacia el oficialismo fue muy superior a anteriores gobiernos...
–Hay mucho dinero fácil. Eso hace que muchas veces la gente tenga muchas tentaciones. Necesitamos un Parlamento que no sea títere de la voluntad de un todopoderoso. Queremos recuperar la credibilidad. Para eso necesitamos que la Corte también dé su opinión, que tenga suficiente coraje cívico como para hacerlo de la manera más rápida posible y reclamo que este Parlamento rectifique ese su error inexcusable.
–¿Cómo cree usted que la oposición pueda constituirse en un verdadero contrapeso del Gobierno?
–Por eso hablo de un proceso de construcción. Se está logrando ya trabajar de manera más coordinada. Vamos a ver si eso es posible. Yo creo que hay esperanza. Es cuestión de ponerse a trabajar en serio y analizar las propuestas para ser la alternativa. Tenemos que discutir con el oficialismo donde hay también diferentes grupos.