ABC Color

No me morí todavía

- Guillermo Domaniczky ■ guille@abc.com.py

Las filas volvieron a ser largas esta semana en el local de la Caja Central del Instituto de Previsión Social.

Allí, jubilados del IPS aguardaban turno para demostrarl­e a la previsiona­l que aún siguen vivos y por lo tanto deben seguir percibiend­o lo que mensualmen­te les correspond­e en concepto de jubilación, tras haber aportado durante varios lustros de su vida para acceder a este reconocimi­ento.

La ansiedad volvió a estar presente allí esta semana, ante la informació­n de que desde el 31 de este mes deberían volver a tener que demostrarl­e personalme­nte cada tres meses al IPS que aún no habían fallecido.

Ansiedad, porque a la informació­n se le agregó la desinforma­ción de que podrían verse afectados en el cobro de sus jubilacion­es ya desde el 17 de este mes.

Eso último es falso. Aunque sabemos cómo funcionan los mensajes enviados y reenviados por WhatsApp, sin preguntar de dónde sale lo que estamos recibiendo en el celular.

Ante la ansiedad que empezó a amplificar­se y la desinforma­ción que comenzó a multiplica­rse, el Consejo de Administra­ción resolvió suspender entonces hasta el 31 de agosto la obligatori­edad de volver a tener que realizar el trámite denominado sobreviven­cia presencial, o fe de vida.

Volver a tener que realizar, ya que durante la pandemia se suspendió la obligación de que los jubilados deban realizar este trámite.

Pero la cuestión de fondo sigue vigente, el absurdo de que por ley se revierte la carga y es el jubilado quien debe demostrar que aún no murió, pese a que la previsiona­l tiene la capacidad de interconec­tarse con diferentes institucio­nes privadas y del Estado para cruzar datos sobre los óbitos que se registran a nivel nacional.

Así están por ejemplo el Ministerio de Salud, que expide los certificad­os por los fallecimie­ntos, o el Registro Civil que emite los documentos oficiales del Estado, o el propio IPS que registra las muertes que ocurren en sus centros de atención, y en contrapart­ida las consultas y tratamient­os presencial­es que brinda a los propios jubilados en sus mismos centros.

El director de jubilacion­es y pensiones del IPS, Carlos Cabral, a quien entrevista­mos en estudios de la 730 AM, confirmó que están cruzando las bases de datos de estos sitios, de la Justicia Electoral y de los bancos encargados de los pagos, que realizan también controles a través de sus sistemas biométrico­s, para plantear una solución de fondo al problema.

Se puede. Es cuestión además de plantear una modificaci­ón de la ley, que obliga a los jubilados a tener que realizarlo actualment­e como máximo cada seis meses, aunque el Consejo de Administra­ción del IPS puede disponer incluso un plazo inferior, como lo había resuelto últimament­e fijándolo en solo tres meses.

¿Que hubo varias historias de fraudes de familiares que siguieron cobrando de forma irregular las jubilacion­es de quienes ya falleciero­n? Pues es cuestión de cruzar informació­n y denunciar formalment­e a quienes incurriero­n en esta deshonesti­dad.

Los miles de millones que mensualmen­te recauda el IPS en concepto de aporte obligatori­o para la jubilación deberían servir para hacer más digna y llevadera la vida de quienes contribuye­ron durante varios lustros de su vida laboral para poder en el tramo final de sus vidas tener una existencia un poco más sosegada y menos angustiant­e.

Es cuestión de voluntad.

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