La debilidad institucional es una fuerte restricción para el desarrollo
El exministro de Hacienda Dionisio Borda habló con ABC de su próximo libro, Mis Desembarcos Memorias, y en ese contexto, sobre los desafíos encarados durante su gestión. Recordó anécdotas con un empresario senador “evasor benigno” y la llamada de “Federico”. Con respecto a la situación económica actual del país, insistió en que la debilidad institucional sigue siendo una restricción fuerte para un mayor desarrollo y afirmó que la corrupción, la impunidad, la narcopolítica, la inseguridad y el abuso del poder erosionan los pilares del Estado. –¿Qué nos dice en “Mis Desembarcos Memorias”?
–Es por el enfoque del texto centrado en mis testimonios de vida, y mis gestiones de servidor público como ministro de Hacienda en dos gobiernos de signos políticos diferentes. La primera experiencia, sin tener afiliación partidaria, me desempeñé en el cargo (2003-2005) en un gobierno colorado, para enfrentar una severa crisis económica y fiscal con derivaciones sociales adversas. Hemos implementado cinco reformas que sirvieron para iniciar la estabilidad macroeconómica, la transformación de las finanzas públicas y la profesionalización del Ministerio de Hacienda.
La segunda experiencia en la cartera (2008-2012) acompañé a la única alternancia al coloradismo desde la sangrienta revolución civil de 1947 que envío al exilio a numerosas familias opositoras y generó una grieta en nuestra sociedad. Como gobierno hemos logrado afianzar la estabilidad económica, a pesar de tres choques externos negativos y, al mismo tiempo, avanzar con los programas sociales para cumplir, en parte, con los derechos universales de las personas, como salud, educación, nutrición, y disminuir la vulnerabilidad de la gran mayoría de gente.
–¿Qué temas se abordan?
–Diría que aborda tres temas: los primeros capítulos sobre las diferentes etapas por las que el autor ha pasado para construir su capital intangible que es el conocimiento de la disciplina económica y la comprensión del contexto político, social y cultural; los siguientes tratan del primer y segundo desembarco en Hacienda y las reflexiones finales.
–¿Qué le llevó a contar detalles de su gestión?
–Surgió de la insistencia de amigos, colegas y exalumnos de la universidad. Tuve dudas para encarar esta autobiografía, porque no pertenezco al grupo de personalidades ni de protagonistas famosos. ¿Quién tendría interés en leerla? Quizás habría curiosidad acerca de mis gestiones como ministro de Hacienda, pero no pude contar solo los episodios de la función
pública, sin colocarlos en el contexto de la historia más amplia de otros aspectos de mi vida, cosas que habitualmente no comparto, y mucho menos en el espacio público.
Las personas amigas sugerían relatar mi trayectoria de formación académica, compartir las experiencias vividas, revelar de dónde vengo, quién soy, contar mis sueños y proyectos, como así también los tropiezos e incertidumbres, que no me desanimaron como para renunciar a esos anhelos. Pero también recordar las cosas que pude hacer bien y volcarlas al papel, aún sin ser el escritor dotado capaz de concitar el interés o el entusiasmo del lector desde la primera
página.
Toda mi trayectoria ha sido inspirada por la convicción de que en lo económico el Estado tiene la obligación de ofrecer la estabilidad macroeconómica para el desarrollo y la generación de empleo decente, combatir la pobreza y la desigualdad, proveer bienes y servicios públicos que contribuyan a aumentar la productividad económica y a mejorar las condiciones de vida de la gran mayoría. Aspiro a que estas memorias motiven a las nuevas generaciones a apostar a la formación académica y a la gestión pública para la construcción de una sociedad más próspera, equitativa e inclusiva.
–¿Cómo analiza la situación
actual del país?
–La debilidad institucional del Estado sigue siendo una restricción fuerte para un mayor desarrollo económico de nuestro país. La corrupción, la impunidad, la narcopolítica, la inseguridad y el abuso del ejercicio del poder erosionan los tres pilares del Estado, afectando la captación de las genuinas inversiones nacionales y extranjeras.
Asimismo. la gran informalidad de la economía, del orden del 70%, y el gran déficit en la inversión en capital humano, en salud, educación, saneamiento ambiental, transporte público, constituyen una creciente deuda social y una limitación seria para aumentar la productividad y la diversificación económica.
–¿La estabilidad macroeconómica no es suficiente?
–La estabilidad macroeconómica es una condición necesaria pero no suficiente. El Gobierno que abusa de la mayoría parlamentaria, promueve el tráfico de influencias y transgrede las normas legales para beneficios partidarios pierde legitimidad. La economía necesita urgentes reformas estructurales serías. La creación de la superintendencia de jubilaciones no puede demorar dos años para su implantación en un contexto de crisis de varios regímenes jubilatorios. La postergación de la reforma de las cajas fiscales carga sus costos sobre los contribuyentes y genera incertidumbre sobre la suerte de los jubilados.
El proyecto del servicio civil debe enmendar las numerosas irregularidades en el empleo público como el nepotismo, el padrinazgo político, la ausencia de concursos para el ingreso, la permanencia y la promoción del funcionario y irregularidad e inequidad de la matriz salarial. El servicio civil debe ser meritocrático e independiente de la influencia partidaria. No existen señales de la reforma de la administración pública para eliminar superposición de funciones de ministerios, secretarías de Estado de la administración central como de los entes autónomos y autárquicos. Estamos lejos de la eficiencia y eficacia del Estado.