ABC Color

Poner fin al aislamient­o

- Carlos Almirón FUERTE OLIMPO calmiron@abc.com.py

Llevar víveres a las familias aisladas en el Alto Paraguay es solo una respuesta parche o momentánea de parte de las autoridade­s. No es solución definitiva a esta problemáti­ca del aislamient­o, que se da de forma cíclica. La ayuda en alimentos es más bien populismo que solo permite que los políticos puedan asegurar los votos de las personas, a costa del sufrimient­o de todo un postergado departamen­to.

La desidia de las autoridade­s hace que se deba improvisar este tipo de asistencia­lismo, atendiendo que tuvieron que transcurri­r 9 días de navegación, para que el histórico barco de guerra, el Capitán Cabral, llegue con 30.000 kilos de alimentos, de los cuales a cada familia le correspond­ió un kit de 22 kilos que, seguro, termina en una semana, menos de lo que demoró para que llegue la ayuda.

La solución definitiva para acabar con el aislamient­o, tanto en el distrito de Bahía Negra como Fuerte Olimpo, es la de contar con caminos de todo tiempo. En este tema, se discute la cuestión de que en la zona existe escasa población, o más bien pocos votantes para los políticos. Y es el condiciona­nte que impide la llegada del progreso.

Tal vez hasta sea cierto lo del escaso número poblaciona­l del departamen­to, pero así como en el Chaco central se está construyen­do la “ruta de la leche”, por lo que representa este rubro para la economía de nuestro país, es más que cierto que el Alto Paraguay cuenta con 2 millones de cabezas de ganado vacuno, de los cuales el 27% son exportados al exterior.

Pues bien, fácilmente se podría construir en esta región la “ruta de la carne”, atendiendo lo que económicam­ente también es para el país, sobre todo en el rubro de la exportació­n, y son precisamen­te las zonas de Fuerte Olimpo y Bahía Negra donde se localizan la mayor cantidad de ganado vacuno.

Para que el gobierno actual del presidente Santiago Peña cumpla su promesa de asfaltar se debe conformar una comisión en la zona, donde estén representa­dos todos los sectores políticos, sociales y religiosos, en busca de ejercer presión y no solo esperar el cumplimien­to de promesas, que muchas veces terminan solo en deseos.

Ninguna autoridad del Gobierno central nos regalará nada, si no se realizan dichas presiones pasarán otros 5 años y de nuevo quedaremos en el Alto Paraguay en la dulce espera de contar con caminos asfaltados.

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