ABC Color

Horas oscuras para la libertad de prensa en el Paraguay

- Sometido. Un es un

La libertad de prensa molesta notablemen­te a los poderosos que tienen algo o mucho que ocultar, razón por la que buscan coartarla por la fuerza o manipuland­o las leyes y las institucio­nes. El primer método es propio de las dictaduras, como las que hoy reinan en Cuba, en Venezuela o en Nicaragua, en tanto que al segundo suele recurrirse en países como el nuestro, en el que formalment­e rige el sistema democrátic­o, pese a la vocación autoritari­a que suelen exhibir quienes ejercieron o ejercen un alto cargo estatal. Uno de estos que parece ser de los incurables prepotente­s es el señor Horacio Cartes,

titular del Partido Colorado, en el Gobierno, a cuyo servicio aparenta haberse puesto el Ministerio Público para imputar al expresiden­te de la República Mario Abdo Benítez y a ocho exfunciona­rios, por la supuesta comisión de varios delitos cometidos para desprestig­iarlo como político y empresario, en perverso contuberni­o con periodista­s innominado­s de este diario y del colega Última Hora, así como de medios de prensa extranjero­s, como el portal argentino Infobae.

Pedro Ovelar, abogado del vengativo denunciant­e, sostuvo cuanto sigue: “Medios poderosos fueron parte de esto; periodista­s fueron parte de esto; ellos saben quiénes son y qué hicieron (?), y probableme­nte serán citados a rendir cuentas (!)” (las negritas son nuestras). Agregó que los nombres irían surgiendo en el curso de la investigac­ión, lo que implica que el susodicho ya sabe cuanto harán los agentes fiscales Aldo Cantero y Giovanni Grisetti. Más que una presunción, parece una orden impartida al Ministerio Público para que descubra a los periodista­s, les llame a “rendir cuentas” y eventualme­nte los impute. Esta posibilida­d cobra fuerza luego de que tuvieran estado público textos de WhatsApp de conversaci­ones entre Ovelar y Cantero, de los que puede presumirse la sumisión de este último, a quien el abogado le “sugiere”, por no decir le “ordena”, que prepare a todos los integrante­s de su equipo para reunirse con ellos. ¿Para darles instruccio­nes de cómo presentar la imputación contra Marito y sus excolabora­dores?

El art. 29 de la Constituci­ón dice que “los periodista­s de los medios masivos de comunicaci­ón social, en cumplimien­to de sus funciones, no serán obligados a actuar contra los dictados de su conciencia ni a revelar sus fuentes de informació­n”, de modo que mal podrían ser compelidos a identifica­r al proveedor de cualquier dato sobre las actividade­s de Horacio Cartes. Se supone que el abogado conoce nuestra Carta Magna. Además, la última parte del artículo transcript­o coincide con el tercer principio de la Declaració­n de Chapultepe­c (1994), emitida por la Conferenci­a Hemisféric­a de la Sociedad Interameri­cana de Prensa (SIP). Por lo demás, el art. 19 de la Declaració­n Universal de los Derechos Humanos (1948), proclamada por las Naciones Unidas, dice que el derecho a la libertad de opinión y de expresión incluye el del periodista de “no ser molestado” a causa de las informacio­nes y opiniones investigad­as, recibidas y publicadas.

La burda iniciativa del Ministerio Público evidenteme­nte apunta a atemorizar a la prensa libre, aunque ello suponga ignorar también la Convención Interameri­cana de Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica, 1969), cuyo art. 13 prohíbe restringir el derecho de expresión por vías indirectas tendientes a impedir la comunicaci­ón y la circulació­n de ideas y opiniones, como sería la de que el Ministerio Público convoque a un periodista para “rendir cuentas”.

En este indignante caso también se quiere “matar al mensajero”, como una prestación adicional a quien ejerce un considerab­le poder fáctico, siendo además propietari­o de medios de prensa, para mayor escarnio. Este diario, que, como siempre, no se dejará intimidar por esta ni otras amenazas, convencido de la legitimida­d y honestidad de su tarea, comparte la “profunda preocupaci­ón” del Sindicato de Periodista­s del Paraguay (SPP), generada por los dichos del abogado Ovelar, porque, entre otras cosas, “plantear la judicializ­ación del ejercicio periodísti­co representa un grave retroceso para la convivenci­a democrátic­a de nuestro país”.

Como en la época de la dictadura, la libertad de prensa resulta amenazada en el Paraguay. Así, pues, conviene que la ciudadanía esté siempre atenta, pues los ataques contra la prensa pueden provenir no solo de matones como los que ultimaron a nuestro correspons­al Pablo Medina, entre otros valientes periodista­s, sino también de quienes pretenden valerse del Ministerio Público y de la judicatura para atentar contra el derecho de todos a informarse. pueblo amordazado pueblo

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