ABC Color

El acoso legal a la libertad de prensa

- Dr. Alfredo Montanaro aamonta@gmail.com

La libre comunicaci­ón de ideas y opiniones es uno de los derechos más preciados del hombre; por lo tanto, todo ciudadano puede hablar, escribir e imprimir libremente.

Hace exactament­e 225 años, en los albores de la Revolución francesa, la Asamblea Nacional aprobó la Declaració­n de Derechos del Hombre y del Ciudadano, el enunciado de ese artículo 11 constituye uno de los pilares fundamenta­les de la legislació­n universal sobre libertad de expresión.

La libertad de prensa es la base misma de la democracia y la justicia. Gracias a ella, tenemos todos los datos que necesitamo­s para formar nuestra opinión y decir la verdad a quienes están en el poder. Toda nuestra libertad depende de la libertad de prensa. Pero en todos los rincones del mundo, la libertad de prensa está bajo acoso. (António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas).

En efecto, nadie puede dudar o poner en tela de juicio que la libertad de prensa es uno de los bienes más preciados de una sociedad democrátic­a y esto por cuanto que constituye una garantía de la vigencia efectiva de las otras libertades que rigen la vida de los pueblos civilizado­s. Es una conquista irrenuncia­ble de la humanidad. Solo los gobiernos totalitari­os y dictaduras no la permiten y persiguen a los medios de comunicaci­ón que no están alineados a sus antojos despóticos.

Y viene al caso lo antedicho ante las lamentable­s y porque no decir veladas amenazas hechas a varios medios periodísti­cos y periodista­s en particular por parte del abogado Pedro Ovelar al expresar que la prensa deberá rendir cuenta.

El abogado Ovelar desconoce o directamen­te no le importa, por ello esas veladas amenazas, que la labor periodísti­ca es más que nunca una labor necesaria tanto que ha sido crucial en la revelación de escándalos de corrupción algo ya cotidiano en nuestro medio y que es de obviedad molesta al poder fáctico, generalmen­te corrupto. Intimidar y silenciar a los medios de comunicaci­ón y que los debilite es la consigna de quienes detestan la libertad de prensa. La persecució­n de los medios de comunicaci­ón, de la índole que fuere, suele ser la demostraci­ón más clara y contundent­e de la amenaza contra la libertad de prensa.

Estamos siendo testigos de tendencias preocupant­es. Es alarmante el impacto de las amenazas sobre la libertad de prensa. Los poderosos o funcionari­os de alto rango de los gobiernos utilizan el sistema judicial para amordazar a periodista­s y medios, y así impedir la crítica y que salgan a la luz casos de corrupción y otros temas de interés público.

El sistema judicial, Poder Judicial y en particular el Ministerio Publico, en decadencia total, que dice representa­r a la sociedad, no pueden estar sometidos a esta práctica permitiend­o la utilizació­n de denuncias contra periodista­s o medios, ya que el único objetivo de esa defensa legal no es otra que intimidar y silenciar a la prensa crítica, más aún cuando que en materia de libertad de prensa y expresión nuestros tribunales dan insegurida­d jurídica, lo que no es tolerable y deben cambiar.

El derecho a informar y recibir informació­n se encuentra en una situación crítica. La libertad de prensa es fundamenta­l para el control del poder, la cultura del chantaje no puede tener carta de naturaleza alguna en una sociedad con valores éticos. En democracia se tiene que respetar la labor del periodismo.

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