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Casarse, para algunas mujeres, no fue la mayor suerte de sus vidas, afirman

El obispo de la diócesis de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela, dijo que “casarse, para algunas mujeres, no fue precisamen­te la mayor suerte de su vida, sino tal vez la mayor cruz”. Fue durante la misa de las 7:00 en la basílica.

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CAACUPÉ (Faustina Agüero, de nuestra redacción regional). Monseñor Ricardo Valenzuela resaltó la importanci­a de que cada uno acepte la cruz y la lleve con amor y paciencia. “Si uno no acepta la cruz y está apegado a su manera de vivir, de ser natural, está apegado a su egoísmo, a la soberbia, al orgullo y a la arrogancia”, expresó en su prédica durante la tradiciona­l misa dominical de las 7:00 en la Basílica de Caacupé.

Se refirió a las personas casadas y al respecto señaló que nadie puede estar seguro de que lo mejor para él o para ella es casarse. “Casarse para algunas mujeres no fue precisamen­te la mayor suerte de su vida, sino tal vez la mayor cruz. Hemos conocido personas que después del gesto de la aceptación, cuando tal vez no lo pensaban, ya más inesperada­mente pudieron realizar su sueño de ser felices, es por esto que hay que fortalecer siempre la fe y la oración”, expresó.

Recordó una ocasión en que un matrimonio acudió junto a él y les preguntó cuál era su mayor cruz. Cuando le tocó al marido responder dijo: “Para mí, mi mayor cruz es mi esposa”.

Estaba a su lado su esposa y ella respondió lo mismo. El obispo resaltó que por esto hay que tener aceptación, respeto y paciencia en las diferentes situacione­s que nos tocan vivir.

Señaló que hay veces en que una persona soltera no se siente realizada por el hecho de no encontrar pareja y recordó el caso de una docente.

“Una persona soltera se decía a sí misma: ‘Yo soy una docente y soltera, no he tenido nunca un novio y me pregunto cómo puedo actuar, porque yo tengo un carácter afectuoso y muy abierto hacia los demás. ¿Qué me pasó para que no se me acerque alguien?’, se preguntó la mujer”, mencionó.

Ante esto, el obispo dijo que hay que darse cuenta de que en la vida no está todo allí. La vida no es solo conseguir pareja; hay un mundo de posibilida­des y de potenciali­dades dentro de uno mismo. Solo hay que esperar

el momento oportuno, ser feliz con uno mismo y, cuando uno menos lo espere, la persona indicada llegará”, expresó.

Valorar los proyectos

Mons. Valenzuela añadió que cada uno de nosotros tiene un proyecto que valora y que hay que valorarlo siempre mucho más, ya que uno trabaja para llegar a la meta principal de su vida.

Mencionó que muchas veces nos encontrare­mos con pruebas que nos harán dudar, pero que nos harán más fuertes. “Resistan a la prueba, porque solo si resisten podrán salir con mejor sabiduría y el Señor nos ha enseñado que si el grano y el trigo mueren no dan fruto, pero si caen en tierra buena sí vamos a obtener buenos frutos”, expresó el obispo.

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Monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de la diócesis de Caacupé, reflexionó sobre la cruz que cada persona lleva en su vida.

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