ABC Color

Antes apresaban y hoy persiguen con fiscales

Este 22 de marzo se cumplen 40 años de la clausura de ABC y el periodismo sigue en riesgo tal como en la dictadura. Antes, el periodista iba preso sin aviso, hoy disfrazan la persecució­n con campañas de desprecio e instrument­os seudolegal­es con fiscales o

- Hugo Ruiz Olazar

Este 22 de marzo se cumplen 40 años de la arbitraria clausura de ABC ordenada por el dictador Alfredo Stroessner. En esa misma fecha, hace 35 años, el diario volvió a salir en libertad.

El 3 de febrero de 1989, el general Andrés Rodríguez derrocó a cañonazos al mandamás del Paraguay que se había eternizado por casi 35 años en el poder.

Muchas cosas han cambiado desde entonces, pero el periodismo en democracia sigue siendo tan riesgoso como en los tiempos de la dictadura.

Antes, el periodista iba preso sin aviso y con la incertidum­bre de sus familiares de saber su paradero. Hoy los poderosos disfrazan la persecució­n a través de campañas de desprecio de la propaganda oficial y de instrument­os seudolegal­es en manos de policías, fiscales o jueces deshonesto­s.

Se les suma el crimen organizado, como el que asesinó al correspons­al de ABC en Curuguaty, Pablo Medina, acribillad­o a balazos en un camino vecinal el 16 de noviembre de 2014. Los autores intelectua­les, en este caso, estaban ligados a la política y al narcotráfi­co de frontera.

Enrostrar a los grandes facineroso­s sus delitos conlleva muchas veces riesgo de vida a los comunicado­res. El botín más grande para ellos es el Estado sin vigilancia. De ahí la represalia de Stroessner contra este diario.

“El diarote será reducido a escombros por la fuerza de nuestros batallones de asalto”, advertía Alejandro Cáceres Almada, el portavoz del dictador, en un programa –“La Voz del Coloradism­o”– que se transmitía en cadena por todas las radioemiso­ras del país.

Paralelame­nte, la policía impedía la circulació­n de los camiones repartidor­es. El objetivo era el colapso y quiebra de la empresa periodísti­ca.

La paciencia del dictador se estaba acabando. Pensó que le daría una lección a nuestro director, Aldo Zuccolillo, al ordenar su apresamien­to el 15 de julio de 1983. El motivo: una entrevista del periodista Rafael Bóveda a la abogada Sarah Riva de Vasconcell­os. Zuccolillo se negó a proporcion­ar el nombre del redactor a la policía política.

Ese año estuvo muy irritable. El 9 de abril fue expulsado el periodista uruguayo José María Orlando. Asesoraba en edición y estilo a los trabajador­es de prensa del diario. Fue acusado de “comunista”.

Al mes siguiente, fue deportado un periodista de O Estado de São Paulo que escribió sobre el asedio que sufría ABC y el boicot a su circulació­n.

En junio había abandonado el país el periodista Gustavo Codas. Se había refugiado previament­e en la embajada de Venezuela.

Varios hombres de prensa ya estaban en la lista negra

Alcibiades González Delvalle fue preso en 1979, 1980, 1982 y 1983, entre otros por haber escrito una columna: “Metámosla en gorra (a la ley)”, cuando sugirió en sentido figurado que había que desobedece­rla si no sirve para hacer justicia.

Héctor Rodríguez fue detenido el 29 de febrero y mordió el calabozo un mes. Su delito fue haber publicado un suelto “Los del Mopoco pueden volver”, atribuido a Juan Ramón Chaves. En una nota de la dirección, el director subrayó: “todos tienen derecho a cambiar de opinión”.

Los apresamien­tos de periodista­s de ABC se remontan a su primer jefe de Redacción, Roberto Thompson Molinas. Fue detenido en 1968, luego en 1974. Sufrió maltratos físicos. No soportó la persecució­n y emigró a EE.UU., de donde ya no regresó.

En 1972 sufrieron prisión Francisco Talavera y Miguel Ángel Curiel. En 1980, el exyerno de Stroessner, Humberto Domínguez, atropelló el diario y golpeó al periodista Rufo Medina, asistente del director. Estaba furioso por una publicació­n en la columna “Línea Privada” que editaba Jesús Ruiz Nestosa.

En 1982, el detenido fue Ramón Santiago Moreno, correspons­al en Luque. Ese mismo año, el guardaespa­ldas de Stroessner, Narciso Soler, atropelló, borracho, la Redacción, apoyado por una decena de guardaespa­ldas.

El sitio sobre ABC terminó con la llegada del jefe de la custodia militar de Stroessner, el coronel Lesme.

El cierre definitivo

El dictador Stroessner se manejaba por impulsos. El 16 de marzo de 1984 fue apresado nuestro director por segunda vez en nueve meses. Ese día se publicó: “González Casabianca (del Mopoco) irá al Ministerio del Interior”.

El opositor que había regresado del exilio el año anterior anunció a través de ABC que llevaría un telegrama colacionad­o al ministro del Interior (Sabino Montanaro) para que le haga entrega de la copia de un documento en el que Estados Unidos declara “grupo terrorista” al Mopoco.

Stroessner le ordenó al policía Faustino Ramón Benítez que viniera al diario a reclamar el nombre del periodista que entrevistó a González Casabianca.

Era Edwin Brítez, pero Zuccolillo contestó como otras veces: “no es norma del diario dar a conocer el nombre de sus periodista­s” y que “no es costumbre de los periodista­s de ABC alterar o tergiversa­r las declaracio­nes de los entrevista­dos”.

La gota que colmó el vaso

Fue la gota que colmó el vaso. “Si Zuccolillo no quiere revelar quién redactó la informació­n aparecida el viernes (16 de marzo), seguirá preso”, sentenció Montanaro, uno de los temibles lugartenie­ntes del régimen a la par del jefe de Investigac­iones, Pastor Coronel.

El 22 de marzo de 1984 llegó la orden de clausura, de manos del subjefe de Investigac­iones, comisario Alberto Cantero, estando preso nuestro director.

El anuncio movilizó espontánea­mente a la gente indignada e incrédula que se agolpó frente al edificio del diario, hecho que se constituyó en la primera protesta callejera contra el régimen autoritari­o en décadas.

Ese día, el público acompañó a los trabajador­es a entonar el Himno Nacional y la canción Patria Querida, los únicos permitidos en la época que no podían ser considerad­os de protesta o desafío al régimen.

Ese día fue detenido el periodista José Luis De Tone, quien fue a hacerle compañía al director. Unos días después fueron puestos en libertad.

El director fue apresado nuevamente en 1985 a su regreso de Nueva York donde recibió el premio periodísti­co “María Moors Cabot” en la Universida­d de Columbia, “por su contribuci­ón a la libertad de prensa”.

El jefe de Policía de entonces, general Alcibiades Brítez Borges, le conminó a abandonar el país “si no está de acuerdo con el Gobierno del presidente Stroessner”.

Ese año también fue detenido el periodista Edwin Brítez, su domicilio allanado y objeto de intenso interrogat­orio.

Nuevas formas de persecució­n

Tras el advenimien­to de la democracia en 1989, los mandamases de turno han recurrido a nuevas refinadas formas de persecució­n y amedrentam­iento.

Entre los más notorios está el caso que obligó a ABC a pagarle G. 1.500 millones al cuestionad­o político Juan Carlos “Calé” Galaverna, tras publicacio­nes relacionad­as con el vaciamient­o y quiebra del Banco Nacional de Trabajador­es (BNT), regenteado en ese entonces por su “amigo del alma”, Édgar Cataldi. Este terminó condenado a 10 años.

Votaron para condenar al director: Víctor Núñez, Wildo Rienzi, Raúl Torres Kirmser, Antonio Fretes y Óscar Bajac. Este último fue condenado por soborno.

Roscas políticas y narcotráfi­co

En estos años, al acecho de las roscas políticas se agregan las organizaci­ones del submundo ligadas al narcotráfi­co. Son los que han tomado la delantera en las amenazas y aún la eliminació­n de periodista­s, como el que llevó a la eliminació­n física de nuestro correspons­al en Curuguaty. Entre sus víctimas se cuentan varios periodista­s radiales de la frontera, especialme­nte en el Amambay.

El director sufrió una veintena de querellas, el diario sufrió varios atropellos y dos jueces trataron en vano de detener publicacio­nes relacionad­as con el caso Argaña.

El presidente de facto, Luis González Macchi (1999-2003), ordenó por decreto la detención del que escribe estas líneas y su remisión a la cárcel militar de la Infantería en el año 2000, acusado de “golpista”. Dos fiscales también trataron de procesarlo por las publicacio­nes sobre el tema.

Mabel Rehnfeldt, Sandra López y otros fueron citados en varias ocasiones para declarar sobre sus investigac­iones periodísti­cas. Años después Rehnfeldt fue citada por la Fiscalía para que revele su fuente en el caso “Audios” y la directora del diario, Natalia Zuccolillo, fue querellada por la exvicemini­stra de Estado de Tributació­n Marta González.

Mientras tanto, las sentencias relacionad­as con la corrupción son muy contadas.

Hay una frase para refrescar la memoria en este aniversari­o, legada por Miguel Ángel González Casabianca, el que fuera combativo dirigente de la oposición contra Stroessner: “Los que habíamos salido al exilio habíamos sido muertos civiles durante más de 25 años, y ABC nos revivió. Y no solo nos revivió a nosotros. También revivió a la resistenci­a...”. Abogó porque “nunca más ningún senador o diputado colorado tenga que dar lugar a los caprichos de ningún mandamás de turno para violar los derechos humanos, las libertades y la dignidad de ningún paraguayo...”.

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La redacción de ABC, en todas sus plataforma­s, trabajando para ofrecerle informació­n y opiniones de calidad.
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Redacción de ABC en la reapertura del 22 de marzo de 1989.

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