ABC Color

Los aplazos en la Justicia

- Osvaldo Cáceres ■ ocaceres@abc.com.py

Un aplazo del 95 % en un examen de conocimien­tos generales y específico­s, del cual participar­on jueces y fiscales interesado­s en ascender, además de abogados que tienen la intención de ingresar al Poder Judicial, llamó la atención en todo sentido.

Es que el porcentaje se basa en el hecho de que solo 19 de los 439 examinados por temas relacionad­os a multifuero­s pasó la prueba.

A primera vista, el hecho se presenta muy grave por que estamos hablando de que los protagonis­tas no solo son componente­s activos del Poder Judicial que pueden estar en la misión de acusar, garantizar el proceso o dictar sentencia, sino que también están aquellos que se convierten en auxiliar de la Justicia y son los que reciben la confianza de quiénes tienen algún tipo de problema en ese ámbito.

En cualquiera de los casos se requiere de preparació­n, formación y especializ­ación

Si tomamos como parámetro estos exámenes, solo podemos concluir que la instrucció­n judicial y el conocimien­to de los abogados, por lo mínimo, pueden ser calificado­s de pobre.

Pero a juzgar por la reacción de los ministros de la Corte Suprema de Justicia y de los miembros del Consejo de la Magistratu­ra no hay seguridad de lo ocurrido, por lo que ahora hablan de la revisión del sistema de examen.

A partir de lo que sucedido podemos establecer cinco puntos posibles de las causas del masivo aplazo:

1-) Efectivame­nte, las preguntas que fueron colocadas en el test no estuvieron correctame­nte formuladas.

2- ) Las preguntas fueron formuladas de tal manera a inducir al examinado a caer en una trampa.

3-) La formación profesiona­l de los abogados es pésima.

4- ) Los examinados no se prepararon para este examen y directamen­te atropellar­on la mesa examinador­a.

5- ) La realidad de las facultades de derecho es diametralm­ente opuesta a la que se está requiriend­o en la práctica para el sistema judicial.

Cualquiera de estos cinco motivos involucran directamen­te al Consejo de la Magistratu­ra y a la Corte Suprema de Justicia.

Constituci­onalmente es el Consejo el que conforma las ternas para los cargos judiciales, fiscales y de Defensoría. La Corte es la que elige de esas ternas a jueces, fiscales o defensores públicos.

A partir de allí se organiza una estructura judicial al servicio de la ciudadanía.

Entonces la preocupaci­ón de lo que está ocurriendo debe ser primordial­mente del Consejo de la Magistratu­ra y de la Corte Suprema de Justicia.

El adagio romano de que la mujer del César no solo debe serlo, sino también parecerlo, se aplica perfectame­nte para el sistema judicial.

No puede haber ninguna duda sobre el magistrado. Esto es a partir de que el operador de justicia debe mostrar una conducta intachable, desde el mismo momento de su preparació­n.

Una pobre imagen dejó el Ministerio Público con el chat de un fiscal con una de las partes; así como también el Poder Judicial, con un juez que fue suspendido por llegar tarde a su oficina y luego imputado por supuestame­nte formar parte de un esquema de estafa a compradore­s de vehículos.

El Consejo y la Corte están en la obligación de demostrar que el sistema de elección no solo es transparen­te, sino que es incontrast­able. Lo de los aplazos no deben ser una cuestión anecdótica. Tiene que ser el punto de partida para que los operadores sean los mejores y de esa forma el sistema judicial y fiscal recuperen la confianza que hace rato perdió de la ciudadanía.

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