Comunidad Maskoy exige agua potable y arreglo de aulas
La comunidad educativa junto con pobladores de las localidades Riacho Mosquito y Boquerón, habitadas por familias aborígenes Maskoy, se manifestaron para exigir un sistema de agua potable y la reconstrucción de aulas de la escuela afectada por un incendio en el 2023. Caminan largas distancias para conseguir el vital líquido.
PUERTO CASADO (Carlos Almirón, corresponsal). Las comunidades Riacho Mosquito y Boquerón, habitadas por familias nativas Maskoy, se encuentran en este distrito a orillas del río Paraguay y a escasos kilómetros del casco urbano. Cuentan con una población aproximada de 500 familias, siendo la más numerosa de la zona.
Alumnos, maestros y padres de estudiantes de la escuela y colegio Santa Teresita del Niño Jesús, donde asisten más de 300 alumnos, entre niños y jóvenes, se movilizaron esta semana para exigir contar con agua potable. También la reconstrucción de aulas de la institución, ya que fueron dañadas por un incendio ocurrido en el año 2023.
“Hace más de dos años estamos sufriendo la falta de suministro de agua dentro de la institución”, mencionó la directora Marta Ramírez.
Agregó que la Gobernación de Alto Paraguay entregó un pequeño motor generador, pero que no puede funcionar.
Ante esta penosa realidad, los padres de familia a diario acarrean el vital líquido desde el río Paraguay en cualquier clase de recipiente para que no falte dentro de la escuela.
“En todo este tiempo las autoridades nos mintieron diciendo que está en proyecto la construcción de un sistema de distribución de agua, pero a pesar de nuestra insistencia, solo son promesas y mentiras”, dijo la mencionada docente.
El supervisor de la zona, profesor Rubén Encina, indicó que la institución cuenta con modernos sanitarios pero que por la falta del sistema de agua corriente los alumnos y maestros no pueden utilizarlos. Añadió que lastimosamente deben usar letrinas.
Aulas incendiadas
En el 2023 esta escuela sufrió un incendio y hasta la fecha se desconoce cómo se originó. El fuego destruyó todo un pabellón con varias aulas y hasta ahora siguen igual. Esta situación hace que los alumnos tengan que dar clases hacinados en otras salas o bajo la sombra de árboles de la institución.
Los alumnos tampoco tienen merienda escolar, mientras las raciones del almuerzo que reciben son muy pequeñas.