Se cumplen siete años del “golpe” y preludio de la “enmienda de sangre”
En ese entonces, Horacio Cartes ocupaba la Presidencia de la República (20132018) y, pese a sus falsas promesas, este buscaba desesperadamente la reelección presidencial mediante una enmienda de la Carta Magna. Dicho plan se logró mediante el soborno a parlamentarios, según revelarían informes de inteligencia de EE.UU.
La tensión comenzaba a vivirse desde la presentación de un “firmatón”, pero el 23 de marzo de 2017 se confirmaron los primeros 23 votos para atropellar la Constitución Nacional y el martes 28 de marzo todos se aprestaron para “golpe”.
Escaramuzas políticas
Esa mañana del 28 de marzo de 2017 chocaron en la Cámara de Senadores dos convocatorias y en la sala de sesiones los cartistas y sus aliados (liberales llanistas, del Frente Guasu y de Unace) protagonizaron escaramuzas con los colorados disidentes y opositores.
La Cámara Alta era presidida por Roberto Acevedo (PLRA, fallecido). En ese entonces, el disidente Silvio “Beto” Ovelar, hoy cartista y titular del Congreso, calificaba de “vendidos” a sus colegas proenmienda, mientras que Mirta Gusinky (ANR), que vinculaba a Fernando Lugo (FG) con secuestradores, finalmente apoyó la intención reeleccionista.
El disidente Oscar “Cachito” Salomón (ANR) fue el más ofuscado, lanzando todo tipo de improperios, mientras que Luis Alberto Wagner (PLRA) se enfrentó a golpes con los cartistas.
Hoy se cumplen siete años de la sesión “mau” del Senado, en la que 25 parlamentarios (colorados cartistas, liberales llanistas, del Frente Guasu y los dos de Unace) propiciaron un “golpe”, usurpando la presidencia de la Cámara Alta. Buscaban atropellar la Constitución para que sea reelegido Horacio Cartes. Se incendió el Parlamento y asesinaron a Rodrigo Quintana. Acciones armadas
En este ambiente, el comisario Enrique Isasi ingresó armado al recinto legislativo. Fuera del Congreso, militares fuertemente armados del Regimiento Escolta Presidencial rodearon la sede parlamentaria, pero se vieron forzados a retirarse a las 10:20 ante la indignación ciudadana.
No obstante, el comandante de las FF.AA., Braulio Piris, ordenó la movilización de un plan de operaciones en todo el país. Un día después, el entonces comandante de la Policía, Luis Carlos Rojas, pediría a la EBY la compra de 15.000 balines de goma para reprimir a los manifestantes que defendían la democracia.
Sesión “mau”
Posteriormente, esa mañana, los 25 senadores colorados cartistas, liberales llanistas, luguistas y oviedistas se reunieron a puertas cerradas en la oficina de la bancada del Frente Guasu. En este sitio, Julio César Velázquez (ANR) usurpó la presidencia de la Cámara Alta para modificar el reglamento interno y así allanar la aprobación de un llamado a enmienda. Esto se daría tres días después, el 31 de marzo, cuando en otra sesión “mau” aprobaron la enmienda y manifestantes quemaron parte del Senado. De estos 25 senadores siguen como legisladores: los colorados Carlos Núñez Agüero, Derlis Osorio y Lilian Samaniego junto a Esperanza Martínez (FG). Varios ya fallecieron, se alejaron de la política o fueron procesados.
Justicia cómplice
Solo el 6 de marzo de 2018, un año después de la crisis, la Corte Suprema dejó impune este golpe y el precedente de que una mayoría coyuntural en el Senado puede reunirse a escondidas, en cualquier lugar, para tomar decisiones que cambien el rumbo institucional del país. Los ministros de la Corte César Garay Zuccolillo y Sindulfo Blanco votaron en disidencia. Antonio Fretes, Raúl Torres K., Alicia Pucheta, Miryam Peña, Luis María Benítez Riera y Óscar Bajac, además del camarista Nery Villalba avalaron el atropello.