ABC Color

Impunidad y “protección”

- Osvaldo Cáceres E. ■ ocaceres@abc.com.py

El corporativ­ismo es toda una institució­n en nuestro país, pero en el Poder Judicial y en la Policía, es más grave porque se traduce en complicida­d.

Si un juez es el involucrad­o, se entra en la burocracia de investigac­iones inacabable­s, no solo por parte de la Corte Suprema de Justicia, sino también por el Jurado de Enjuiciami­ento de Magistrado­s.

Si es un policía el protagonis­ta, la vieja confiable por parte de la Comandanci­a es el traslado a otra unidad policial (tal vez hasta mejor), como “castigo”.

Vamos a referirnos a dos ejemplos recientes: el primero de ellos es el asesinato del joyero Ever Antonio Castellani, ocurrido el pasado 28 de febrero en su casa de Ciudad del Este. El móvil fue el robo.

Dos fueron los presuntos autores del hecho. Uno de ellos fue identifica­do como Hernán Leguizamón Roa, quien cumplía una condena de 10 años de cárcel, por robo agravado.

Es decir, esta persona tenía que estar presa hasta el año 2027, pero ya contaba con libertad condiciona­l desde diciembre de 2023, dictada por el juez Aldo Moreira

Curtido, pese a la oposición de la fiscalía.

Al día siguiente del crimen, la Cámara de Apelacione­s revocó la decisión, empero ya era tarde.

La ciudadanía pegó el grito al cielo, la fiscalía reclamó que hizo su trabajo, la Policía se quejó de que un delincuent­e que ellos habían tomado estaba libre.

Pero, ¿qué hicieron la Corte Suprema y el Jurado de Enjuiciami­ento? Muy poco se sabe, solo que los miembros del JEM realizaron el pasado 15 de marzo una audiencia pública en el este para escuchar a los abogados. Nada más.

Este asesinato no debe terminar con la detención de los autores y el plagueo mediático.

Se debe también, en el ámbito correspond­iente, investigar la responsabi­lidad del juez que dictó la libertad condiciona­l, así como la de los funcionari­os carcelario­s que emitieron dictámenes favorables para el supuesto asesino.

El otro ejemplo es el caso del suboficial Diego Cáceres Benítez. El policía fue capturado en Caaguazú, el pasado 26 de febrero, con una camioneta blindada robada en un asalto en Brasil el 18 de ese mes.

Sin embargo, el policía fue beneficiad­o con el arresto domiciliar­io solicitado por la fiscala Sonia Estigarrib­ia, quien señaló que se trata de un caso de reducción, con un marco penal leve.

El juez Rafael Domínguez Burgos dispuso la medida al indicar que no se estaba ante un caso de una persona reincident­e en la comisión de hechos punibles.

Cáceres es un policía que entre otras cosas fue detenido en el año 2020 por coacción e intento de homicidio en el Alto Paraná. En ese momento cumplía funciones en la jefatura de Investigac­iones de ese departamen­to.

Lo procesaron porque junto a otros dos compañeros de investigac­iones supuestame­nte secuestrar­on a un comerciant­e y lo llevaron hasta la zona del río Monday para no involucrar­lo en diversos delitos.

Pero la víctima se lanzó al río y logró salvarse milagrosam­ente.

El agente fue recluido en la Agrupación Especializ­ada, pero para debilitar el caso denunció a la fiscala Estela Marys Ramírez ante el Jurado, por persecució­n de inocentes. Luego obtuvo el sobreseimi­ento y no solo eso, logró que la superiorid­ad policial lo traslade nuevamente al área de Investigac­iones, esta vez en Itapúa, pese a sus antecedent­es en las filas policiales.

El mensaje de estos ejemplos es simplement­e de impunidad y hasta de protección, elementos que favorecen la insegurida­d y la corrupción.

Felices Pascuas para todos.

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