ABC Color

La atmósfera del Quincho que lo embriaga todo

- Bernardo Neri Farina nerifarina@gmail.com

El jueves 4 fue un día chispeante en el Senado. Se desató la furia del Quincho porque “los inútiles bien pagados” senadores de HC (Cartesius dixit) no lograron desaforar a Abdo y tuvieron que montar una venganza contra ello. Recurriero­n entonces a un guion que pareciera escrito por el Loco de la Colina, cuya realizació­n estableció un símil entre el cartismo y el mozo borracho de la película La fiesta inolvidabl­e, que tomaba tanto y armaba estropicio­s.

El movimiento Honor Colorado sacó patente de estrafalar­io al inventar una figura parlamenta­ria que solo pudo haber sido parida por un cerebro escaso en materia gris: el des-desafuero. Nos quedaríamo­s con lo hilarante del asunto si no viéramos detrás un peligro extremo.

Ya advertía Juan Carlos Galaverna que cuando Cartes copara los poderes dejaría al stronismo como “un agradable chiste a recordar”.

Y el cartismo, extravagan­te y todo, no es chiste. Es un movimiento autoritari­o que perdió todo escrúpulo institucio­nal. Es casi tan temible como aquel tenebroso movimiento Guion Rojo que en 1948 llevó a Natalicio González a la presidenci­a de la República (A balazo o a sablazo, Natalicio al Palacio). HC convirtió la sed de venganza de su amo contra Abdo en cuestión de Estado, por encima de planes de gobierno.

Para ello utiliza el Ministerio Público, que sigue siendo, como en los buenos tiempos de doña Sandra, casi parte del grupo empresaria­l del señor, y al Congreso, convertido hoy, a efectos prácticos, en una franquicia del Quincho.

El jueves, HC actuó como un mitã’i pichado. Pero es un tigre herido de cólera incontenib­le. Su copamiento de todos los poderes y la disponibil­idad de ilimitados recursos económicos hacen que hoy esté convertido en la ley de esta República sin ley. No se ha visto nunca por estos lares eso de des-desaforar parlamenta­rios imputados como un acto de desquite porque no se obtuvo (hasta ahora) el desafuero de un rival político que hoy tiene la categoría de enemigo.

Según el abogado Ricardo Preda, lo ocurrido el jueves 4 en el Senado no está contemplad­o en la Constituci­ón Nacional ni en el Código Procesal Penal, y eso “debería preocupar a la ciudadanía”.

Las reglas legislativ­as se dictan hoy desde el Quincho. En el Congreso solo se cumplen órdenes, ya ni siquiera se permiten los debates, algo que sulfura a don Horacio. Nadie debe abrir la boca. A no ser para cometer la Gran Dionisio el Ario, que abre la bocaza para engullir la empanada del plato del senador vecino. Es que su bodega no se llena tan fácilmente.

Santiago Peña, que cada vez gobierna menos, tiene permitido abrir la boca. Pero ya sabemos qué sucede cuando lo hace. Para justificar los des-desafueros largó una de las suyas: “La Justicia ha actuado y no encontró ningún hecho”. ¿Actuó la justicia? ¿Cuál, don Santiago?

Pero se entiende: del Quincho viene una atmósfera que lo embriaga todo y embriaga a todos. Falta un proyecto: Embriaguez Cero.

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