Compren los radares
Puede que haya sido un avión Tucano de un “país amigo” pero es inconcebible que una aeronave, y más aun de combate, sobrevuele los cielos paraguayos sin los papeles en regla. Aunque el “incidente” se haya “subsanado”, el hecho nos trae a la reflexión lo que hace rato se viene hablando: la carencia de instrumentos de control aéreo militar apropiados.
El proyecto para la compra de radares cuenta con el código SNIP Nº 440 y data del 15 de julio de 2013 (actualizado al 2024) y tiene una decena de oferentes: Thales (Francia/Brasil), Leotaur (India), Embraer (Brasil), Invap (Argentina), Leonardo (Italia), Era (Rep. Checa), TSS Solutions (EE.UU.), Indra (España), Hendsolt (Alemania) y Anselsam (Turkiye). De estas empresas, las cuatro primeras parecen ser las más convenientes si se habla de la relación equipos-costo-contexto país y los costos oscilan entre los 220 millones de euros unos (Thales) y los 110 millones de dólares (Embraer).
Por otra parte, en términos legislativos, la ley Nº 7151/23 “Que implementa la obligatoriedad de adquisición y puesta en funcionamiento de un sistema de radares con alcance para cubrir y resguardar todo el espacio aéreo nacional” contempla la cobertura del territorio con 9 radares primarios de largo alcance (entre 370 km y 460 km), seis fijos y tres móviles. Ni siquiera puede discutirse la logística ante la eventual compra del sistema pues cae de maduro cuáles deben las instituciones insignia en la administración de estos medios de detección: La Fuerza Aérea Paraguaya (FAP) y la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (DINAC). Como se ve, en los papeles está todo. La gran pregunta es ¿hasta cuándo seguiremos esperando que Paraguay se calce los pantalones largos en materia de soberanía aérea? La respuesta no está en manos ni de los militares ni de los de la DINAC. Está en manos de técnicos y políticos que desoyen las normativas porque al parecer están cómodos con que Paraguay sea el centro de burlas por parte de pilotos de combate internacionales que vuelan sin papeles o, para peor, de pilotos de vuelos ilegales que transportan contrabando o estupefacientes.