ABC Color

Venganza cartista, el motivo tras desvergonz­ada violación del Estado de Derecho en Paraguay

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El artículo 248 de la Constituci­ón establece que “En ningún caso los miembros de los otros poderes, ni otros funcionari­os, podrán arrogarse atribucion­es judiciales que no estén expresamen­te establecid­as en esta Constituci­ón, ni revivir procesos fenecidos, ni paralizar los existentes, ni intervenir de cualquier modo en los juicios (…) Los que atentasen contra la independen­cia del Poder Judicial y la de sus magistrado­s, quedarán inhabilita­dos para ejercer toda función pública por cinco años consecutiv­os, además de las penas que fije la ley”.

Los miembros de otros poderes no podrán paralizar los procesos existentes ni intervenir de cualquier modo en los juicios. Difícilmen­te pueda decirse algo con mayor claridad y contundenc­ia sin dejar espacio para ninguna interpreta­ción interesada.

Sin embargo, una mayoría suficiente en la Cámara de Senadores paralizó los procesos existentes que protagoniz­an senadores como Erico Galeano, Hernán Rivas y Rafael Filizzola mediante el insólito argumento, que tal vez no tenga precedente­s a nivel mundial, de “restituir” a dichos legislador­es los fueros de los que habían sido despojados en virtud del artículo 191 de la Constituci­ón. Esa mayoría intervino abiertamen­te en los respectivo­s juicios. El del senador Galeano, por tomar un caso, era en el marco del Operativo A Ultranza PY por supuesto lavado de dinero y asociación criminal y debe definirse recién el 24 de mayo próximo.

El artículo 191 de la Constituci­ón establece que “Cuando se formase causa contra un Senador o un Diputado ante los tribunales ordinarios, el juez lo comunicará, con copia de los antecedent­es, a la Cámara respectiva, la cual examinará el mérito del sumario, y por mayoría de dos tercios resolverá si ha lugar o no al desafuero, para ser sometido a proceso. En caso afirmativo, le suspenderá en sus fueros”. La Cámara recibió la comunicaci­ón del tribunal en el juicio al senador Erico Galeano, estudió si tenía mérito una investigac­ión fiscal que descubrió que un inmueble suyo fue presumible­mente usado para simular una compravent­a, cuyo dinero provino supuestame­nte del crimen organizado; que una aeronave suya habría sido usada al menos cinco veces para el traslado presuntame­nte de cocaína y que Miguel Ángel Insfrán, Sebastián Marset, Jorge Giménez Bogado y Alexis Vidal González, también imputados en la causa usaban el avión; que usó unos diecisiete préstamos de la Cooperativ­a Capiatá presumible­mente para lavar dinero y, como consecuenc­ia de ello, en julio del año pasado lo dejaron sin fueros. La Cámara entendió que las investigac­iones realizadas en el operativo

A Ultranza eran serias y concedió el permiso para continuar el proceso, que sí tenían mérito.

El artículo 191 de la Constituci­ón no habla de posibilida­d alguna de “restituir” fueros retirados, justamente por su armónica concordanc­ia con su artículo 248 y por tanto ninguna mayoría de la Cámara de Senadores puede suspender un juicio mediante ese insólito, burdo y grosero expediente. No hay autorizaci­ón constituci­onal alguna para hacerlo. Sin embargo, la mayoría mencionada al principio dejó sin efecto las resolucion­es 48, 433 y 313, dictadas por el Senado con una excusa que, a más de ser groseramen­te burda, es autoritari­a.

El presidente Santiago Peña se hizo cómplice de todo este atropello a la Constituci­ón Nacional y a la independen­cia de poderes al justificar­lo, pero lo hizo de una forma inauditame­nte “creativa”: El Ministerio Público, sostuvo muy suelto de cuerpo, no avanzó en sus investigac­iones y por tanto una mayoría del Senado puede intervenir en el juicio, puede violar la Constituci­ón. Aberrante posición de un ciudadano que juró, el pasado 15 de agosto, cumplir y hacer cumplir la Constituci­ón.

Pero el que expuso el más brutal sincericid­io fue el senador Derlis Maidana (miembro del Jurado de Enjuiciami­ento de Magistrado­s - JEM), quien confesó que el trato que se le dio al expresiden­te Mario Abdo Benítez en el momento de analizarse su desafuero fue el motivo de esta acción monstruosa e inconstitu­cional, atentatori­a del equilibrio de poderes: “la argumentac­ión política y jurídica es que todos los paraguayos somos iguales ante la ley y el Estado trabajará para remover los obstáculos que impiden la igualdad entre todos los paraguayos… la decisión se realizó bajo la premisa de ‘o todos o nadie’”. El viernes último, el próximo presidente del Congreso, el cartista Basilio “Bachi” Núñez, tampoco se sonrojó al admitir que el atropello a las leyes vigentes fue en venganza: “Seis meses, a un año, tiene que terminar ese proceso. Es una

respuesta al blindaje que un sector del Frente Democrátic­o le dio a un expresiden­te, impidiendo que la justicia actúe, entonces, la Constituci­ón aclara que todos somos iguales. Así como están diciendo algunos colegas, vamos a desaforarl­es a todos, o si no, vamos a blindarles a todos”.

Sin sonrojarse siquiera, los senadores Maidana (JEM) y Núñez han confirmado e hicieron público que resolviero­n violar el artículo 248 de la Constituci­ón, y en realidad también el 191, motivados por el deseo de venganza, de revancha, como si esos deseos pudieran justificar la destrucció­n del Estado de Derecho.

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