Católicos celebran la Divina Misericordia
En el segundo domingo de Pascua, los católicos honran a Jesús de la Divina Misericordia. Por esta razón, se realizaron ayer misas en varios horarios, en diferentes parroquias asuncenas, para recordar que la muerte de Jesús es el perdón de todos nuestros pecados.
El padre Ángel Arévalo presidió ayer la misa de las 10:00 en la Parroquia Virgen del Rosario, del barrio Sajonia (Capitán Aranda y Ñuflo de Chávez, a pocas cuadras del estadio Defensores del Chaco), con una gran concurrencia de feligreses.
El religioso refirió en la celebración que quienes habían acudido a misa y estuvieran arrepentidos, tendrían el perdón de sus pecados y que podrían ir en paz a sus casas, ya que la sangre de Jesús fue derramada para el perdón de nuestros pecados. Asimismo, instó a todos a “ser diferentes” a partir de ese momento.
Durante la celebración, el padre procedió al bautismo de niños, que fue ampliamente celebrado y aplaudido
por los participantes.
Luego se hizo la bendición de los presentes, así como la bendición de velas, agua, rosarios, estampas y objetos de piedad. Finalmente, el sacerdote llevó a cabo la colocación del óleo santo en las palmas de los creyentes y afirmó que servirá de escudo protector contra los males que rondan a cada
miembro de la comunidad.
Tras la celebración, la comunidad participó en un almuerzo benéfico, cuyas ganancias serán destinadas al comedor de niños liderado por la propia parroquia.
En la parroquia Virgen del Rosario se hicieron misas desde el viernes hasta ayer, domingo. También en la Parroquia San Cristóbal fueron
celebradas seis misas en total, solo ayer.
Juan Pablo II
El Domingo de la Divina Misericordia era de gran relevancia para el papa Juan Pablo II, quien canonizó en el año 2000 a santa María Faustina Kowalska, religiosa polaca que vivió entre 1905 y 1938. Ella tuvo revelaciones
sobre Jesús y su Divina Misericordia.
El deseo de Jesús, según la religiosa, era que su fiesta se celebre con gran solemnidad el primer domingo después de Pascua de Resurrección porque “el alma que acuda a la confesión, y que reciba la sagrada comunión, obtendrá la remisión total de sus pecados”.
En 1988, el padre Rufino Orecki trajo al Paraguay el primer cuadro de Jesús Misericordioso y a partir de este acontecimiento empezó su difusión por la Arquidiócesis a diferentes lugares del país.
Uno de sus principales difusores actuales es justamente el padre Ángel Arévalo, de Virgen del Rosario.