ABC Color

Donde manda capitán, no manda marinero

- Mcaceres@abc.com.py

Marcos Cáceres Amarilla

La administra­ción bicéfala que propone Honor Colorado como forma de gobierno no tiene antecedent­es en nuestro sistema democrátic­o, por lo cual no es posible establecer una comparació­n con otros periodos presidenci­ales. No obstante, algunos ejemplos a nivel regional y mundial muestran que un sistema de ese tipo no funciona por mucho tiempo.

Aunque los dirigentes cartistas pretenden que las intervenci­ones del expresiden­te Horacio Cartes, actual presidente del Partido Colorado, en cuestiones de gobierno, como las reuniones que tiene con ministros y gobernador­es, son “colaboraci­ones” para Peña, queda claro para todos que existe una superposic­ión de funciones.

El reciente episodio del “des-desafuero” de senadores reveló el componente de irracional­idad y capricho que mueve algunas decisiones en el cartismo.

Este episodio, sumado a la forma en que llevaron adelante el proyecto estrella del gobierno, Hambre Cero, que derivó asimismo en una crisis con la mayoría de las facultades de la Universida­d Nacional de Asunción (UNA), revela también un alto nivel de torpeza de los estrategas cartistas.

Más rápido de lo que se podría esperar de una administra­ción que lleva menos de ocho meses en el poder, comienza a enredarse en una serie de conflictos y atropellos a la institucio­nalidad que antes que resolverse, pueden ir empeorando.

Una encuesta que se conoció esta semana, de una empresa que no puede tildarse de “enemiga” (le había dado una amplia ventaja previa para triunfar en las elecciones de 2023), expuso una cuestión palpable: el rápido y sostenido desgaste de la figura presidenci­al.

Según esa encuesta, la mayoría no cree que estamos peor que en el gobierno anterior, pero tampoco mejor. Esa sensación va directamen­te en contra de lo que prometían en la campaña.

La estrategia de Santiago Peña de viajar por diversos países, en un aparente intento de lobby en procura de inversione­s, parece tener resultados contrarios.

Es difícil convencer a empresario­s que vengan a poner plata y a hacer negocios en el Paraguay cuando, al mismo tiempo, los políticos que apoyan al gobierno dan muestras de que en nuestro país la seguridad jurídica no vale nada.

La reacción impulsiva que mostraron el expresiden­te Cartes y su equipo político cuando no le salieron sus planes como querían en el caso Abdo Benítez lleva además a pensar que cualquier día de estos, si siguen sin verse resultados de gestión, sumado al desgaste continuado del mandatario, hará que desde el quincho de la calle España, o tal vez en la misma residencia presidenci­al, tomen la decisión de apartarlo de un plumazo y poner en su lugar al vicepresid­ente Pedro Alliana. Todo es posible, sabiendo quién manda realmente.

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