ABC Color

Exportar la revolución

- Enrique Vargas Peña ■ evp@abc.com.py

La “exportació­n de la revolución”, llevar a otras sociedades las fórmulas que están modificand­o la propia, es una suerte de lugar común de todos los procesos revolucion­arios del mundo y de la historia, aunque en nuestra región lo populariza­ron Fidel Castro y Che Guevara, “exportando” la “Revolución Cubana” a varios países de América Latina y África.

La Revolución Francesa tenía esa misma compulsión por repetirse a sí misma en toda Europa; la Revolución Americana fue diligentem­ente “exportada” a nuestra América por los primeros presidente­s de EE.UU. y así muchos otros ejemplos.

Tal vez el origen de esta inclinació­n deba buscarse en el mesianismo, esa exacerbaci­ón de la solidarida­d que impulsa la pretensión de salvar a otros, lo cual es consistent­e con el ejemplo de la expansión del cristianis­mo, su “exportació­n” a sangre y fuego a todos los países a los que le fue posible atacar.

Algo como eso es lo que mueve a los dirigentes del Foro Económico Mundial (FEM), que se autoadjudi­caron la tarea de salvar a nuestro planeta (aunque no tanto a sus habitantes), a buscar afanosamen­te imponer sus recetas, cosa que está logrando con éxito en la Unión Europea, su hechura más completa.

En este mismo espacio, el pasado domingo 31 de marzo, resumí, en un material que titulé “Repetir a Stroessner”, las recetas del FEM y de la Unión Europea contra las libertades de expresión y prensa.

Esta semana que pasó, la Unión Europea confirmó, en un acto presidido por Javier García de Viedma y Mateo Sirtori, sus máximos exponentes en nuestro país, que están radicaliza­ndo la imposición de sus recetas totalitari­as contra las libertades de expresión y prensa en nuestro país a pasos agigantado­s.

Sirtori se atrevió a calificar el debate nacional sobre la ley de “Transforma­ción Educativa” como “una campaña de desinforma­ción” que, además, “sufrimos en carne propia” y, en consecuenc­ia, anunció que financiará­n un programa, entre muchos que ya tienen impronta parecida, denominado “Informadas y resiliente­s: Acciones contra la desinforma­ción y la violencia digital en Paraguay por la defensa de los derechos humanos”, presentado por Juliana Quintana (Memetic) y Pamela Peralta (Tedic) Diakonía.

Un nombre que usurpa el concepto de “derechos humanos” para justificar la supresión del disenso, de la crítica, del debate, de la diversidad y de la libertad con la falsa excusa de combatir la “violencia”, cuando lo cierto es que la violencia la ejercen quienes silencian al que piensa distinto.

García de Viedma, con cinismo sin igual, insinuó que intentar controlar las fuentes de financiami­ento de las empresas/sucursales del FEM autodenomi­nadas organizaci­ones no gubernamen­tales/sociedad civil es un acto dictatoria­l, como si el control público de agentes extranjero­s no fuera un elemento esencial para cualquier democracia.

La Unión Europea apretó el acelerador para exportar su revolución totalitari­a a Paraguay. Lo preocupant­e, lo grave, es que la ministra de la Mujer, Cynthia Figueredo, y Belén Morra, de Relaciones Exteriores, avalaron con su presencia este asalto extranjero contra nuestras libertades.

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