ABC Color

Gran retroceso en los esfuerzos por mejorar la imagen del país

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Hay una cuestión de suma importanci­a que no se está teniendo en cuenta en relación con los últimos acontecimi­entos en el ámbito político-institucio­nal. En 2022 Paraguay se salvó por muy poco de entrar en la “lista gris” de países no cooperante­s con la lucha internacio­nal contra el lavado de activos y financiami­ento al terrorismo, pero quedó oficialmen­te “bajo vigilancia” del Grupo de Acción Financiera Internacio­nal Latinoamer­icana (Gafilat). Los hechos que han venido sucediendo guardan relación directa con los aspectos en observació­n y dejan al país en una posición muy comprometi­da en el marco del “seguimient­o intensific­ado” al que está sometido, con potenciale­s graves consecuenc­ias.

Entre esos hechos, hay tres particular­mente relevantes.

El primero es la alta prepondera­ncia que tiene Horacio Cartes en el actual gobierno. Al margen de cualquier otra considerac­ión, el punto es que quien detenta el verdadero poder en este momento en el país, quien es, además, presidente del Partido Colorado, a quien le responden sin cuestionam­ientos no solamente una mayoría de los principale­s exponentes de la política y de altos funcionari­os de órganos institucio­nales, sino hasta el propio Presidente de la República, es una persona nada menos que “designada” por Estados Unidos, que lo considera “significat­ivamente corrupto”, vinculado con actividade­s transnacio­nales ilícitas, y que establece sanciones a los que mantengan tratos con él.

El segundo hecho es que el detonante de la actual crisis es una venganza confesa por dos informes justamente sobre Horacio Cartes y precisamen­te vía Gafilat, remitidos por el Gobierno paraguayo durante la gestión de Mario Abdo Benítez. Uno es un pedido de antecedent­es de HC solicitado por la Fiscalía de Panamá y canalizado a través de la red de recuperaci­ón de activos de la citada organizaci­ón internacio­nal y el otro es un reporte de inteligenc­ia compartido, también a través de Gafilat, con la FinCEN, que es la Red de Control de Delitos Financiero­s del Departamen­to del Tesoro de Estados Unidos. Curiosamen­te, el cartismo no ha cuestionad­o la veracidad de los mismos, sino el hecho de que se hayan filtrado, por lo cual movió sus hilos en el Ministerio Público y consiguió que dos fiscales les abrieran un proceso a Abdo Benítez y a otros funcionari­os de su administra­ción.

El tercer hecho es que el oficialism­o, como burdo corolario de lo anterior, en una decisión sin precedente­s no prevista en la Constituci­ón, acaba de restituir inmunidad parlamenta­ria, entre otros, a Erico Galeno, un senador cartista procesado por lavado de dinero y asociación criminal en relación con el llamado operativo A Ultranza, que fue un megaproced­imiento antidrogas, el mayor realizado en Paraguay, en el que participar­on agencias de seguridad e inteligenc­ia de varios países, incluyendo la Drug Enforcemen­t Administra­tion (DEA), de Estados Unidos; la Europol, de la Unión Europea, y la Dirección General de Represión del Tráfico Ilícito de Drogas, del Uruguay.

Cuando se realizó la evaluación-país en 2022 Paraguay había cumplido las exigencias en materia legislativ­a para no ser incluido en la “lista gris”, pero el problema era la implementa­ción, que fue el motivo por el cual se le otorgó tiempo para demostrar en la práctica su compromiso de adecuación con las normas internacio­nales. El que el propio Congreso otorgue protección y obstruya el proceso penal a un imputado por lavado de dinero en un caso de semejante repercusió­n, y que ello sea impulsado y justificad­o desde las más altas instancias del poder, implica un retroceso enorme en los esfuerzos del país por ser tenido como miembro responsabl­e y respetable de la comunidad de naciones.

Gafilat es el ala regional del Grupo de Acción Financiera Internacio­nal (GAFI), organismo interguber­namental con sede en París establecid­o en 1989 con el fin de fijar estándares y promover acciones, tanto regulatori­as como operativas, para perseguir el crimen, el terrorismo y, últimament­e, la proliferac­ión de armas de destrucció­n masiva, a través del combate al lavado de dinero provenient­e o destinado a financiar tales actividade­s.

Las evaluacion­es conjuntas se realizan habitualme­nte cada diez años, por lo que no hay un riesgo inminente de volver a la lista gris por el momento, pero Paraguay es objeto de un examen anual en el que todas estas tendencias se verán reflejadas. Ser señalado por Gafilat no supone simplement­e una mancha en la imagen del país, sino que puede tener serios efectos sobre la economía, con impacto en el sector privado, especialme­nte en el campo financiero, por la renuencia de bancos internacio­nales de actuar como correspons­ales de sus pares paraguayos, con las consecuent­es complicaci­ones en materia de comercio exterior, transferen­cias, remesas y cambio de divisas.

Además, todo esto definitiva­mente aleja al Paraguay de la posibilida­d de elevar su calificaci­ón de riesgo y acceder al “grado de inversión”, no solamente para obtener mejores condicione­s de financiami­ento, sino para atraer capitales que contribuya­n con el desarrollo nacional.

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