ACUÑA Y SU GENTE
Si hay alguien al que le queda muy mal el dárselas de conmovido e indignado por la tragedia que vive el norte del país por las lluvias y desbordes de ríos, y en especial la región La Libertad y la ciudad de Trujillo, ese es sin duda el actual gobernador liberteño, César Acuña. En todos estos años el hombre ha sido autoridad junto con su hijo, sus hermanos y sus partidarios, y todos pudieron hacer mucho para impedir la situación que hoy se vive.
Acuña ha sido alcalde de Trujillo por ocho años, este es su segundo periodo como gobernador de La Libertad, su hijo Richard ha sido legislador en dos oportunidades, sus hermanos han sido y son congresistas tanto por La Libertad como por Lambayeque –otro de ellos también fue gobernador–, y su partido Alianza para el Progreso (APP) ha manejado por años las principales alcaldías de gran parte de la costa norte, así que no venga lamentarse ahora. ¿Qué se hizo en todo este tiempo? La respuesta es evidente. Pero el problema no es Acuña, su familia o su partido, sino la gente que los elige a pesar del gran fiasco que son en la mayoría de casos. Hasta diciembre último, el alcalde provincial de Trujillo se la pasó más tiempo en calidad de prófugo de la justicia que trabajando por sus vecinos. El gobernador liberteño en ese mismo periodo, Manuel Llempén, pasó sin pena ni gloria por el cargo. Ambos son de APP.
Se entiende que un gobernador o un alcalde que lleva menos de tres meses en el cargo y que recién se está empapando del manejo de su jurisdicción, se sienta indignado al igual que los afectados, pero no quienes llevan años entrando y saliendo de administraciones regionales o ediles. Recordemos que en el devastador Niño Costero de 2017, la región La Libertad estaba en manos de Luis Valdez, hasta hoy delfín y escudero incondicional de Acuña.
Los electores deberían tomar nota con mucho detalle de quién es quién, especialmente cuando, ante cada proceso electoral, salgan a pedir el voto de la gente. A esos que dicen que van a trabajar, pero que al final se la pasan haciendo cualquier otra cosa y buscando trampolines para cargos más apetecibles como el de congresista, gobernador o presidente, deberían tenerlos muy bien identificados.
No se dejen engañar otra vez.
HASTA DICIEMBRE ÚLTIMO, EL ALCALDE PROVINCIAL DE TRUJILLO SE LA PASÓ MÁS TIEMPO EN CALIDAD DE PRÓFUGO