Santiago de Cárdenas, el peruano que quería “navegar por los aires”

Marcelo y Luciano Stucchi visibilizan el aporte de un autodidacta que desde el siglo XVIII se proyectaba a volar, y cuyas teorías se exhiben hoy en el Museo Aeronáutico del Perú

Cuando volar por el cielo parecía imposible, porque ningún humano antes lo había intentado, existía un joven visionario que contemplaba a las aves en el litoral peruano y se inspiraba en el vuelo del cóndor para crear bocetos y hacer detallados dibujos de cómo él también podría “navegar por los aires”. La historia del inventor y autodidacta Santiago de Cárdenas renace como un ave fénix, pero en lugar de hacerlo entre las cenizas, lo hace entre plumas de cóndor. Plumas que lo inspiraron a esquematizar a detalle cómo crear un artefacto, el primero en el siglo XVIII, para volar. “A partir del hallazgo de la información de un investigador que en el siglo XVIII había reportado la presencia del cóndor en la costa, y luego al estudiar el manuscrito de la Fuerza Aérea del Perú, reconstruimos las imágenes con las descripciones de Santiago de Cárdenas”, detalla a Correo Luciano Stucchi.

Para continuar contin con la investigación los hermanos Marcelo y Luciano L Stucchi, biólogo y físico, fís respectivamente, buscaron busc la forma de reconstruir los dibujos de Cárdenas lo más fielmente a sus manuscritos. Para ello, contaron con el apoyo del artista plástico Marco Carpio (especializado en dibujos de la naturaleza), quién detalló a mano alzada esquemas que evidencian la estructura del ala del cóndor, el vuelo de las aves y otras descripciones de cómo un ave utilizaba su cuerpo para alzarse en vuelo.

“Con todo ese trabajo de casi 10 años de investigación y elaboración de los esquemas publicamos el libro Navegar por los aires”, detalla Luciano.

LA MUESTRA. Con la publicación de su libro “Navegar por los aires” bajo la editorial de la Universidad del Pacífico en el 2019, y con los dibujos reconstruidos, hoy se presenta una exposición en el Museo Aeronáutico del Perú, en el Castillo Rospigliosi, Cercado de Lima, donde se aprecian a través de láminas dibujadas a mano las ideas que tenía Santiago de Cárdenas y que en su momento no fueron escuchadas. Luciano Stucchi también comenta a Correo que Santiago de Cárdenas era una persona que no había tenido educación, trabajó como marinero en su juventud, pero abandonó el oficio porque en el terremoto de 1746 en el Callao se perdió todo.

“Se dice que de toda la población de ese entonces solo sobrevivieron 200 personas y una de ellas fue Santiago de Cárdenas. Allí pierde las posibilidades de trabajar de marinero, entonces viene a Lima a buscar un oficio para sobrevivir y se desarrolla como artesano, pero sobre todo como fabricante de sombreros. Sin embargo, fue un autodidacta”, explica. Posteriormente, en 1761 Cárdenas presentó un memorial al virrey Manuel de Amat y Junyent en el que le explicaba haber descubierto la forma de volar por medio de una máquina. El memorial es analizado por un tomógrafo de ese momento, un académico de la San Marcos y es rechazado. Cuando se le rechaza se le dan muchos argumentos, entre los cuales está el hecho de que él no se había educado, eso hace que se pase todo el siguiente año estudiando y en 1762 presenta un segundo memorial con sustento académico, pero también se lo rechazan.

“Se sabe que él escribe un tercer memorial dirigido al mismo rey de España, pero no sabemos si se le llegó a entregar o qué fue lo que sucedió”, relata Luciano Stucchi.

Santiago de Cárdenas fue conocido como “Santiago el volador”, cuando se estableció en Lima, después del terremoto se mudaba a los cerros y lomas en las afueras de la ciudad para observar el vuelo de las aves, cazarlas y estudiarlas con detenimiento. Estos estudios los realizó durante quince a veinte años, hasta que finalmente creyó entender el vuelo de las aves, el funcionamiento de las plumas y la forma de reproducirlas. “Debemos conocer al personaje de Santiago de Cárdenas porque se trata de alguien sobresaliente, que fue ignorado; y que lamentablemente es de misma forma como nos seguimos comportando como sociedad con otros ciudadanos de nuestro país”, reflexiona Stucchi.